La chilena Cecilia Vicu?a, premio Vel¨¢zquez de artes pl¨¢sticas
El galard¨®n, concedido por el Ministerio de Cultura, reconoce su "obra como poeta, artista visual y activista"
Cecilia Vicu?a Ram¨ªrez (Santiago de Chile, 71 a?os) explicaba, en una entrevista en 2018, que ser una artista en el Chile de los sesenta conllevaba todo menos imaginar que el producto de su imaginaci¨®n acabar¨ªa alg¨²n d¨ªa en una galer¨ªa, aunque su impresi¨®n podr¨ªa ser extrapolable a cualquier otro lugar o cualquier otro artista de aquel momento: todos cre¨ªan que vivir¨ªan hasta los 20 a?os o hasta la eternidad, lo que llegara antes. La creadora fue distinguida ayer con el prestigioso Premio Vel¨¢zquez que, dotado con 100.000 euros, concede el Ministerio de Cultura a la carrera de un artista iberoamericano. El jurado destac¨® su ¡°arte multidimensional, en el que interact¨²a con la tierra, el lenguaje y los tejidos¡±.
La peque?a Cecilia, inspirada por los numerosos libros que llenaban su casa, empez¨® muy pronto, seg¨²n continuaba en la mencionada entrevista, a pensar en poemas. Y se enfrent¨® muy pronto tambi¨¦n con la experiencia del exilio, cuando su familia decidi¨® dejar el campo, instalarse en la ciudad y meterla en una escuela inglesa donde se sent¨ªa extranjera. Aquel ser¨ªa el primer exilio interior de los muchos a los que se ha visto empujada a lo largo de su vida.
Su primera decisi¨®n fue asumir el disfraz de ¡°india¡± como el papel esencial que iba a gobernar desde entonces ese trabajo fr¨¢gil y perecedero ¡ªpalos, telas, ramas¡¡ª. Autora de esculturas a punto siempre de desaparecer, que llamaba ¡°basuritas¡± para enfatizar la naturaleza vulnerable de las cosas, su obra aspira a reunirse con el cosmos, a formar parte del todo a la manera ind¨ªgena, una comuni¨®n con la naturaleza que, sin que ella supiera siquiera su nombre, la situar¨ªa, mucho despu¨¦s, entre los ¡°ecofeministas¡±.
La naturaleza
All¨ª en Santiago, los Andes vigilaban el tiempo y el sue?o con su poder y omnipresencia; monta?as y oc¨¦ano constituyen la esencia misma de Chile, as¨ª como la naturaleza de ese ¡°arte precario¡±, que disputaba a cada rato el paso de las estaciones. No en vano, su primera muestra en el museo de la ciudad abierto a los j¨®venes tras la llegada de Salvador Allende fue una instalaci¨®n que llenaba la sala de hojas secas. Llam¨® a la propuesta Oto?o. Fueron a?os creativos, acuciados por la necesidad de colmar el mundo de nuevas propuestas. La artista, que ha desarrollado su trabajo en numerosos medios ¡ªperformance, instalaciones, pintura, poes¨ªa, cine, objetos¡¡ª cre¨® un colectivo, Tribu No, que comparti¨® poemas, manifiestos y acciones.
Era una especie de b¨²squeda de preguntas m¨¢s que de respuestas lo que mov¨ªa a la joven Vicu?a. La misma que al llegar a Nueva York en 1969, tras la traducci¨®n de sus poemas y viendo el arte abstracto que gobernaba la ciudad, decidi¨® abandonar su propio lenguaje y volver los ojos hacia el tipo de pintura que ha cultivado desde entonces, cierto arte vern¨¢culo avant la lettre ¡ªahora muy a la moda¡ª que, bajo la apariencia de simplicidad, escond¨ªa el complejo juego del ¡°arte colonial¡± mismo: romper las reglas espaciales europeas era una forma sofisticada de subversi¨®n. Los lienzos se llenaban de personajes descarados que tomaban el lugar de los santos y v¨ªrgenes de la pintura cusque?a. Era su forma de restaurar la revoluci¨®n.
Luego la dictadura militar lleg¨® a Chile y las cosas se sucedieron r¨¢pidas y tremendas. Empezar¨ªa para Vicu?a un exilio menos metaf¨®rico que le sorprend¨ªa en Londres y la llevar¨ªa m¨¢s tarde hasta Nueva York, en 1980, donde particip¨® del colectivo Heresies junto a la escritora y activista Lucy Lippard. A su manera una poeta visual, Vicu?a ha sabido como nadie monumentalizar las fragilidades de los quipus (nudos) de la tradici¨®n ind¨ªgena y enfrentar esa monumentalidad con lo perecedero, lo que, precario, debe volver al cosmos, como en la tradici¨®n ind¨ªgena y desaparece para dar la vida. Algunos lo llaman ahora ¡°ecofeminismo¡±.
Anteriores premiados
Los anteriores galardonados han sido: Ram¨®n Gaya (2002), Antonio Tapies (2003), Pablo Palazuelo (2004), Juan Soriano (2005), Antonio L¨®pez (2006), Luis Gordillo (2007), Cildo Meireles (2008), Antoni Muntadas (2009), Doris Salcedo (2010), Artur Barrio (2011); en 2012 no se fall¨®. En 2013 fue para Jaume Plensa, Esther Ferrer (2014), Isidoro Valc¨¢rcel Medina (2015), Marta Minuj¨ªn (2016), Concha Jerez (2017) y Antoni Miralda i Bou (2018).
Babelia
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