Javier Camarena: ¡°Como dir¨ªa El Chavo del 8, mis bises son sin querer queriendo¡±
El mexicano repiti¨® en el Teatro Real hace 15 d¨ªas tras el aria 'Una furtiva lacrima¡¯
Cuando a Javier Camarena le preguntan cu¨¢ntos bises ha hecho en su carrera responde: ¡°No lo s¨¦¡¡±. Y empieza a contar con la mano. ¡°M¨¢s de 30, o as¨ª¡± le salen. A estas alturas, salvo el peruano Juan Diego Fl¨®rez, pocos pueden sumar tanto a su edad: 43 a?os. Este mexicano de Xalapa necesita que alguien le empiece a narrar su incipiente leyenda. ?l no se ha preocupado mucho por ello. ¡°Cuando empiezan a hablar de recordman, a m¨ª no¡¡±. Siente cierto apuro, lo contrario de otros tenores que suman haza?as y estad¨ªsticas rodeados de palmeros que lo cacarean como si fueran plusmarquistas mundiales. Camarena, en cambio, ni prepara el protocolo de los bises. En su filosof¨ªa echa mano de un ¨ªdolo de su infancia, El Chavo del 8: ¡°Fue sin querer queriendo¡¡±, repite.
As¨ª le ocurri¨® la ¨²ltima vez que dio uno, el pasado d¨ªa 10 en el Teatro Real. Fue la famosa Una furtiva lacrima, de L¡¯elisir d¡¯amore (Donizetti). Supo que ten¨ªa que hacerlo cuando al acabar de entonarla recibi¨® cuatro minutos de aplausos en mitad de la representaci¨®n, ¡°casi lo que dura el aria¡±, dice. Un clamor. ¡°Nos miramos el maestro y yo, y repetimos, pero no lo hab¨ªamos previsto. Ni siquiera platicamos de la posibilidad. Surgi¨®. Nos cruzamos los gestos y nos preguntamos: ?qu¨¦ hacemos? Si no es por exigencia del p¨²blico, no nos arrancamos¡±, comenta Camarena.
Como ocurre en el Metropolitan, en el Covent Garden, en la Scala, el Liceu, el Bellas Artes de M¨¦xico¡ Templos donde Camarena va y triunfa, incluso en a?os como este: ¡°Ha sido dif¨ªcil, por unas alergias¡±, confiesa. ¡°Aun as¨ª, siento que falta tanto¡ Tanto por aprender, por seguir creciendo, madurando¡±. La senda la tiene clara: el camino de Alfredo Kraus. ¡°Ahora mismo me estoy adentrando tambi¨¦n en el repertorio franc¨¦s, como l¨ªnea coherente junto al belcantismo de Donizetti o Bellini. Pero de ¨¦l, aparte de eso, me une una manera de hacer, de decir, de expresar¡±.
En algo se piensa diferenciar del maestro: ¡°Quiero ahondar un poco m¨¢s en Mozart. Por el mero hecho de disfrutar de su m¨²sica. Se me antoja. Si no lo canto es porque no me lo ofrecen mucho. Es el m¨¢s t¨¦cnico de todos los compositores que pueda haber. Trata al cantante como un instrumento m¨¢s de la orquesta¡±, comenta Camarena.
Ser¨¢ un repertorio que incorporar¨¢ a su voz con esa extra?a naturalidad que desprende el mexicano hasta para soltar agudos: ¡°Es una facilidad que da sus frutos ahora, pero ha venido despu¨¦s de un duro trabajo previo, desde la base¡±. Se refiere a los d¨ªas en que llegaba muy pronto de ma?ana a su escuela en Guanajuato y se iba al borde de la madrugada. ¡°Cant¨¦, descant¨¦, hice y deshice. Prepararme para perfeccionar los agudos fue como jugar a los dardos y dar en el ojo del buey¡±.
Demasiadas horas de pr¨¢ctica para sentirse seguro y dar el do de La hija del regimiento, como lo lograba Kraus. Su obsesi¨®n: ¡°Hasta quedar sin voz:,exhausto. Iba a casa a cenar y regresaba a la escuela. Cantaba solo en un sal¨®n entero para m¨ª, sent¨ªa la reverberaci¨®n, probaba la ac¨²stica. Era el reto: hacer bien cada do de pecho de Donizetti. Deb¨ªa lograr esa parte org¨¢nica, buscar ese punto preciso en la escala de la voz. Por eso se llama escala, porque debes encontrar los rellanos donde descansar mientras subes e intentas acertar en el lugar justo. La cabeza, el cuerpo, la forma en que me apoyo en el piso, c¨®mo abro o cierro la boca¡ A eso s¨²male 15 a?os de carrera¡±.
Tanto trabajo no queda atr¨¢s. Algo que demostrar¨¢ tambi¨¦n a partir del d¨ªa 30, cuando estrene Il pirata (Bellini), en el Real, junto a otra grande, Sonia Yoncheva. Con ellos, llega por fin el turno de las grandes voces esta temporada en una ¨®pera representada con nueva producci¨®n de Emilio Sagi. Ser¨¢ una etapa m¨¢s dentro del invierno espa?ol de Camarena. Justo despu¨¦s de su mes en Madrid emprende una gira por varias ciudades entre enero y febrero.
Vivir¨¢ muchas noches triunfantes. Sin embargo, en cada una de ellas le volver¨¢n a la memoria con fuerza sus or¨ªgenes. Ocurre justo cuando siente la energ¨ªa conjurada en cada teatro que le piden volver a repetir un aria: ¡°Cada noche que ha ocurrido, lo que me maravilla, de verdad, es ver la reacci¨®n del p¨²blico. En el caso de La hija del regimiento veo el aria como un himno a la felicidad. Cuando lo logras es que has contagiado esa misma felicidad en una comuni¨®n con el teatro. Celebran las notas, desde luego, pero sienten m¨¢s all¨¢. Viv¨ªan la misma emoci¨®n del personaje. Sonr¨ªen¡¡±, comenta el tenor. ¡°Pero lo mismo debes hacer en la Furtiva lagrima, que representa, de alguna forma, lo contrario: alegr¨ªa sobre el sufrimiento del amor, el que ha dolido pero encuentra una luz al final del camino porque ha visto a su amada llorar por ¨¦l. Todas esas emociones son las que debes transmitir. Lograr esa comuni¨®n es muy notorio¡±.
A veces, ni ¨¦l mismo se resiste a llorar: ¡°Me ocurri¨® en mi debut en el Metropolitan. Llegar y lograr eso fue impresionante. En mis primeros bises aqu¨ª en Madrid, tambi¨¦n. Soy una persona de fe, no religiosa, pero s¨ª de fe. Cuando salgo al escenario me encomiendo y digo: 'Esto es lo que tengo y esto es lo que ofrezco, ojal¨¢ la gente lo reciba'. Cuando surge obtengo la respuesta a la plegaria. Mi voz se hace la voz de quien escucha. Por eso la ¨®pera es un arte tan sublime y al sentir todas estas respuestas la veo con un optimismo b¨¢rbaro para el futuro. Eso es lo que me va quedando a m¨ª de la parte de los bises y creo que por eso no los cuento. ?Y mira que me lo han propuesto!¡±.
Babelia
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