Ante el muro de Humpty Dumpty
Nunca como ahora los pol¨ªticos han sido merecedores de menos credibilidad: aqu¨ª casi nadie dice nada cuya virtualidad se mantenga m¨¢s de unas horas
1. Lenguaje
Nadie ha sabido reflejar mejor el encuentro de Alicia con Humpty Dumpty, el vanidoso huevo antropom¨®rfico sentado en equilibrio sobre el muro, que el estupendo dibujante John Tenniel (1820-1914). La escena tiene lugar en el cap¨ªtulo VI de A trav¨¦s del espejo (Lewis Carroll, 1872), la secuela de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, y en ella su protagonista, de pie ante la tapia, tiene que mirar al ovoide desde abajo, lo que, por alguna extra?a raz¨®n, siempre me trae a la memoria la posici¨®n de Josef K. ante sus acusadores (El proceso, Kafka, 1925, p¨®stuma). Solo que en el libro de Carroll no se discute acerca de ignotas culpas reales o imaginarias, sino del alcance y las limitaciones de la lengua. En realidad la conversaci¨®n entre Alicia y Humpty Dumpty (HD) incluye, entre otras sabidur¨ªas, una profunda lecci¨®n de filosof¨ªa del lenguaje que, sin duda, interes¨® a Ludwig Witt?genstein y, desde luego, a todos los semi¨®logos que siguieron a Saussure. Se la transcribo: ¡°¡ªCuando yo uso una palabra ¡ªinsisti¨® Humpty Dumpty con un tono m¨¢s bien desde?oso¡ª quiere decir lo que yo quiero que diga, ni m¨¢s ni menos. ¡ªLa cuesti¨®n ¡ªinsisti¨® Alicia¡ª es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. ¡ªLa cuesti¨®n ¡ªcort¨® Humpty Dumpty¡ª es saber qui¨¦n es el que manda, eso es todo¡±.
El di¨¢logo ha tenido, por supuesto, interpretaciones muy diferentes. Paul Auster ¡ªo su heter¨®nimo Daniel Quinn¡ª afirma en ¡®Ciudad de cristal¡¯ (1985), primera parte de su imprescindible La trilog¨ªa de Nueva York (nueva edici¨®n en Seix Barral), que HD es un profeta, alguien que dice verdades para las que el mundo no est¨¢ preparado. Por mi parte, pienso que el huev¨®n (as¨ª lo llama Ram¨®n Buckley en la traducci¨®n que hizo para Anaya) zanja el di¨¢logo como lo hacen constantemente nuestros mediocres pol¨ªticos: con el t¨ªpico donde-dije-digo-digo-Diego o, en su m¨¢s agr¨ªcola versi¨®n catalana, ara diu blat (trigo), ara diu ordi (cebada).
Y es que nunca como ahora los pol¨ªticos han sido merecedores de menos credibilidad: aqu¨ª casi nadie dice nada cuya virtualidad se mantenga m¨¢s de unas horas. Ya no se trata de despotricar en general de los pol¨ªticos o de su oficio, como hacen los fascistas (l¨¦ase el absolutamente recomendable Fascismo, de Roger Griffin, una muy actual introducci¨®n que acaba de publicar Alianza) cuando pretenden enfangar el principio democr¨¢tico, sino de restaurar la dignidad de la pol¨ªtica ejerciendo el deber de criticar constantemente a los huevones que pretenden imponernos sus t¨®xicas, oportunistas y desquiciantes sem¨¢nticas.
2. Apocalipsis
Leo que la actual concentraci¨®n de CO2 en la atm¨®sfera es la mayor de los ¨²ltimos tres millones de a?os. Bien: siguen acumul¨¢ndose las se?ales. A este paso quiz¨¢ podamos asistir m¨¢s pront¨ªsimo que tarde al apocalipsis: siempre quise presenciar el prometido Armaged¨®n, y la espectacular derrota de la ramera de Babilonia (Apocalipsis 16-18), ¡°con la que han fornicado los reyes de la tierra, y sus moradores se han embriagado con el vino de su fornicaci¨®n¡±. Para qu¨¦ necesitamos pel¨ªculas de tontos zombis de campus si el futuro que hemos ido preparando se presenta mucho m¨¢s espectacular que cualquier escena c¨®smica imaginada por William Blake.
Y, encima, con m¨¢s espacio urbanizable, gracias a la desaparici¨®n de las molestas especies animales y vegetales que hemos ido felizmente eliminando (incluyendo el divertido juego perfeccionado por Bolsonaro, otro posfascista rampante, de arrasar la selva amaz¨®nica). Cr¨ªtica acaba de publicar la cuarta edici¨®n de La sexta extinci¨®n, de Elizabeth Kolbert, un ensayo fundamental, publicado originalmente en 2014, que aclara casi todo lo que uno puede preguntar(se) acerca de la irreparable p¨¦rdida que estamos viviendo mientras no cesamos de arrojar piedras a nuestro tejado.
3. Novelas
Tres novelas, dos le¨ªdas y una repasada. El Planeta de Cercas (Terra alta) es un thriller que se abre con un asesinato violent¨ªsimo cuyos or¨ªgenes se entierran en la Guerra Civil y en el que el investigador es un mosso d¡¯esquadra le¨ªdo (el libro dialoga constantemente con Los miserables, de Hugo) que ha participado en acontecimientos recientes de Catalu?a. La novela, que se lee bien ¡ªquiz¨¢s, incluso, demasiado bien en su primera parte, orientada a lo que se supone que debe premiar un galard¨®n como el Planeta¡ª, se eleva considerablemente a medida que se desarrolla su peripecia, devolvi¨¦ndonos al Cercas m¨¢s reflexivo y grave al que sus lectores est¨¢n acostumbrados.
Tambi¨¦n le¨ª en un pisp¨¢s Noche sagrada (2018), un thriller m¨¢s de Michael Connelly. Tras veintitantas novelas protagonizadas por el detective Harry (Hieronymus) Bosch, su creador ha ca¨ªdo en la cuenta de que sus lectores lo conocemos demasiado bien. Quiz¨¢ por ello decidi¨® introducir en sus aventuras una contrafigura femenina, la tambi¨¦n detective Ren¨¦e Ballard, lo que, de paso, le sirve para hacer notar que est¨¢ a la altura del MeToo. Esta es la primera novela de Connelly en la que ambos (hay otra posterior) colaboran en la resoluci¨®n de sus respectivos casos.
Tengo que decir ¡ªa riesgo de que me odien sus fans¡ª que la combinaci¨®n no me resulta atractiva, la trama se hace confusa, los elementos secundarios (burocracia policial, por ejemplo) son demasiado prolijos y las relaciones entre los dos protas son demasiado previsibles, aunque a ratos haya destellos del mejor Connelly, por lo que no me atrevo a prometer que de esa agua no beber¨¦ m¨¢s. Por ¨²ltimo, la novela ¡°repasada¡± son, en realidad, tres. C¨¢tedra acaba de publicar en su colecci¨®n Letras Hisp¨¢nicas, y en un solo volumen de 1.300 p¨¢ginas que incluyen una introducci¨®n de 365 de Francisco Caudet, uno de los monumentos de la narrativa espa?ola del siglo XX: la trilog¨ªa La forja de un rebelde (1940-1946), de Arturo Barea. A estas alturas solo puedo recomend¨¢rsela, una vez m¨¢s, a quienes no la hayan le¨ªdo o la tengan olvidada.
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