Vengarse de una misma en vi?etas
La ilustradora Luci Guti¨¦rrez dirige un ataque frontal contra las peque?as miserias cotidianas en el combativo y mordaz 'Manual de autodefensa'
Es una de las ilustradoras catalanas m¨¢s internacionales del momento. Lo lleva siendo, en realidad, desde que hace 11 a?os hizo las maletas y se larg¨® a Nueva York. Publica regularmente en sitios como el New Yorker, Newsweek y el Wall Street Journal. Ilustraciones que son peque?as historias visuales que completan, narrativamente, el art¨ªculo al que acompa?an. En su estudio hogar en el coraz¨®n del barrio barcelon¨¦s de Gr¨¤cia, Luci Guti¨¦rrez (El Masnou, 1977), recuerda que pidi¨® un pr¨¦stamo, meti¨® todos sus dibujos en una carpeta, y se fue. ¡°Pas¨¦ seis meses en Manhattan y me reun¨ª con un mont¨®n de agentes de ilustradores¡±, dice. Empez¨® a recibir los primeros encargos. Para cuando volvi¨® a casa, su particular estilo, de trazo redondeado y l¨ªnea gruesa, su ampliada l¨ªnea clara de inspiraci¨®n europea, empezaba a abrirse camino en el mundo de la publicaci¨®n peri¨®dica norteamericana, ¡°mucho m¨¢s respetuoso con el ilustrador¡± que el europeo.
Por m¨¢s que el trabajo por encargo para Estados Unidos no pueda ser otra cosa que creativo, el hecho de tener que someter esa creatividad a un tema en concreto, hace que, a veces, todo lo que le da vueltas en la cabeza, quede hu¨¦rfano de papel. ¡°Llevo siempre encima un cuaderno para dibujar. Dibujo cuando necesito explicarme algo o cuando me apetece¡±, dice. En esos cuadernos se gest¨® el curios¨ªsimo h¨ªbrido entre un manual para aprender ingl¨¦s nada al uso y la vi?eta de humor mordaz al respecto English Is Not Easy (Blackie Books), un peque?o fen¨®meno de ventas que anim¨® a Guti¨¦rrez a seguir no ya recopilando todo eso que quedaba fuera de la que se hab¨ªa convertido en su profesi¨®n sino a intentar darle forma pasado un tiempo. Manual de autodefensa (Blackie Books), un veh¨ªculo de autocr¨ªtica feroz, una apuesta por hacer del sufrimiento, coraza, y de todos nuestros defectos, dardos decididos a obligarnos a despertar.
¡°Empez¨® siendo un intento de hacer mi propio manual de autoayuda, siempre, evidentemente, tratando de darle la vuelta a todos los t¨®picos, y ha acabado siendo una especie de recopilaci¨®n de defectos y miserias hacia los que dirijo una actitud de venganza, no s¨¦, es como si les dijera: 'No me enga?¨¦is que s¨¦ que est¨¢is ah¨ª'¡±, relata. Es decir, un ataque frontal contra el verdadero culpable de todas tus desgracias: t¨² mismo. ¡°Nos pasamos la vida tratando de esconder ciertas cosas, nuestras verg¨¹enzas, pero sabemos que est¨¢n ah¨ª, aunque intentemos olvidarlas¡±, a?ade. En ese deseo de no verlas nace el complejo contra el que luchan, siempre ri¨¦ndose, de una forma a menudo cruel y salvaje, sus dibujos, y aqu¨ª tambi¨¦n, por primera vez, sus textos. ¡°Me siento torpe escribiendo, quiz¨¢ por eso he utilizado el estilo que m¨¢s se r¨ªe de s¨ª mismo para escribir esos peque?os cuentos: el de la rima infantil¡±, dice.
As¨ª, por ejemplo, hay vi?etas mudas que muestran a una familia atravesada por la rama de un ¨¢rbol, aparentemente feliz ah¨ª arriba pero inevitablemente esclava del dolor de pertenecer, y lo que parecen tablas de ejercicios de pasos de baile o movimientos de lucha, en la que uno o dos personajes, se confiesan su amor mientras se golpean o se autoanalizan mientras bailan. Hay, tambi¨¦n, arqueras que dirigen la flecha contra s¨ª mismas y diminutos tipos que se ba?an en piscinas instaladas en una mano abierta, y un antes titulado ¡°con problemas¡± en el que lo que una domadora tiene la cabeza en la boca de un tigre, y un despu¨¦s, ¡°sin problemas¡±, en el que la cabeza ha desaparecido y el resto del cuerpo lo celebra. ¡°Cuando era ni?a cre¨ªa que la madurez era algo que simplemente ten¨ªas por el mero hecho de crecer, ?los mayores parec¨ªan tan seguros! Todo el mundo parec¨ªa tenerlo todo bajo control, cuando, en realidad, no era as¨ª, y este libro tambi¨¦n tiene algo de eso, parte de la decepci¨®n de que nada sea tan f¨¢cil¡±, a?ade.
Aunque pr¨¢cticamente toda su producci¨®n se disfruta fuera, pues ¡°un 95% de mi trabajo se publica en Estados Unidos¡±, Guti¨¦rrez quiere, no solo preservar sino llevar cada vez m¨¢s lejos sus vi?etas autorreflexivas. Tan lejos como le permita su falta de tiempo y su deseo de indagar en lo que vive y siente. ¡°Yo sufro y dibujo¡±, confiesa en el pr¨®logo Manual de autodefensa. Y, al publicarlo, su sufrimiento, su coraza, se convierte en coraza para todo aquel que la lea. Algo que jam¨¢s podr¨¢ ocurrir en Estados Unidos. ¡°Es curioso. Aqu¨ª no se toma tan en serio a los ilustradores, pero sin embargo, uno es infinitamente m¨¢s libre. All¨ª no podr¨ªa publicar estas vi?etas. No ser¨ªan pol¨ªticamente correctas¡±, dice. Hojea sus cuadernos, esa especie de cerebro externo que se pone en marcha en cuanto sale de casa. ¡°Soy muy de dibujar en la calle, me encanta observar a la gente¡±, a?ade. Su condici¨®n de voyeur hace de esos cuadernos origen de todo una mezcla de diario, laboratorio y ¨¢lbum de fotos. Una mezcla que no deja de crecer.
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