La l¨ªrica de los artr¨®podos
La escritora ecuatoriana Natalia Garc¨ªa Freire demuestra una madurez sobresaliente en su primera novela
Natalia Garc¨ªa Freire es una escritora ecuatoriana nacida en 1991. Nuestra piel muerta demuestra una madurez sobresaliente como escritora y lectora sensible y aplicada. Una lectora a quien lo que ha le¨ªdo se le ha hecho piel. Y no precisamente muerta.
Pese a que a veces dar con un nombre, encontrarlo, es una reducci¨®n, creo poder decir, siempre con temor a equivocarme, que este libro no es un texto novelesco, sino un poema narrativo. Cuando lo leo no estoy muy segura de lo que quiere decir ¡ªo s¨ª lo estoy, pero no me atrevo a formularlo¡ª y me empino para salvar mi incertidumbre. Me hundo en sus palabras y all¨ª me quedo: tierra, insectos, licuefacciones, materia, infancia, orfandad, usurpaci¨®n, regreso, enajenaci¨®n¡ Garc¨ªa Freire act¨²a a trav¨¦s de resortes narrativos, pero sobre todo define una atm¨®sfera por medio de isotop¨ªas, campos sem¨¢nticos recurrentes, que van forjando un espacio y un tiempo. En su interior se gesta el conflicto universal. Pero lo que m¨¢s me gusta de estas p¨¢ginas es que me puedo hundir en ellas como carne para escuchar las voces muertas de las que perdemos la memoria. El recuerdo y el amor y el odio por los que se fueron reside en la capacidad de ver, palpar, o¨ªr. Ese es el significado de ¡°formar parte¡±. Sintonizo completamente con la falta de espiritualidad y con la antiliteratura que caracteriza este proyecto, por otra parte tan profundamente literario, y me interesa la posible resignificaci¨®n del lenguaje con la que trabaja: tal vez el lirismo m¨¢s profundo haya que buscarlo en las clasificaciones de los artr¨®podos.
Reconozco aqu¨ª algo local, intraducible y fascinante que conecta con las novelas de la tierra y, a la vez, algo universal que se relaciona con grandes conceptos ¡ªenajenaci¨®n, orfandad, muerte¡ª y con escritores y escritoras que reh¨²yen los top¨®nimos de una geograf¨ªa real e inventan otros para circundar con sus met¨¢foras lugares absolutos. Estas p¨¢ginas se mueven dentro de esa paradoja entre lo contextual y concreto y lo difuso y general. A m¨ª, como lectora materialista, me resit¨²a sobre la coordenada de las cosas palpables: la diferencia entre ser insecto y par¨¢sito, la mano gallin¨¢cea de Sarai, un ni?o narrador ¡ªen realidad los ni?os narradores nunca hablan desde su infancia, sino de su infancia¡ª que se dirige a su padre para contarle, entre otras cosas, que una ara?a llamada Nancy le ha picado en el centro del pecho y esa picadura es amor y compa?¨ªa, mientras que hay otros amores, sacralizados familiarmente, que son aguijonazo mortal. La escritora consigue hacernos sudar con sus personajes. Que nos piquen sus habones.
Nuestra piel muerta es una compilaci¨®n de conocimiento literario y asunci¨®n de riesgos. Poco m¨¢s hay que pedirle a un primer libro. La escritora tiene un jard¨ªn y habla de lo que ve. Domina el territorio sentimental y las palabras para delimitarlo. De dentro hacia fuera y al rev¨¦s. Marcando el movimiento de la literatura m¨¢s prometedora.
Nuestra piel muerta. Natalia Garc¨ªa Freire. La Navaja Suiza, 2019. 151 p¨¢ginas. 15,90 euros.
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