Peter Handke: ¡°La risa despectiva proviene de la ignorancia¡±
El escritor pronuncia en Estocolmo un discurso con un tono entre lo afor¨ªstico y lo filos¨®fico
![Carles Geli](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fa9b22405-2109-4118-ae48-4425d7e9347c.jpg?auth=e66ff8a8789b201bc53443e4032a94c14f0b0a3ebb67ab75853a065c687a63ea&width=100&height=100&smart=true)
![Peter Handke en Estocolmo tras pronunciar su discurso en la Academia Sueca.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KN6IMMJUJK43QSGCUGKHY2PR4U.jpg?auth=27d1076afd29c049a01d97be116ffae3d7e01ab577587f0eb0b0e394e8f267f1&width=414)
Jugaba el joven Peter Handke de los a?os 60, el de Insultos al p¨²blico o Autodifamaci¨®n, a mantener radicales enfrentamientos contra las convenciones literarias y hasta contra la sociedad, un esp¨ªritu que a¨²n coleaba la tarde del pasado viernes cuando se revolvi¨® contra la prensa que le pregunt¨® sobre su posici¨®n proserbia a mediados de los 90. Pero el discurso que un Premio Nobel de Literatura pronuncia pocos d¨ªas antes de la entrega del galard¨®n es de los que quedan para la historia universal de las letras y Handke, laureado en 2019, era ayer en Estocolmo muy consciente de ello. Por eso, en la Academia Sueca, aunque m¨¢s formal, no pudo sustraerse del todo a aquellos or¨ªgenes, que aun marcan hoy su car¨¢cter, personal y literario. Las historias de su madre, mayormente reales, lo explican, seg¨²n confes¨®, casi todo.
Con chaqueta, pero sin corbata (que, en realidad, no hubiera encajado con la camisa estampada), Handke fue relativamente breve en su discurso de aceptaci¨®n del Nobel, de trasunto casi filos¨®fico, de aforismo espiritual, gracias a sus frases cortas. ¡°Jugar el juego. Busca desaf¨ªos; participa y al diablo con ganar; muestra tus ojos, invita a otros a mirar profundamente; d¨¦jate fracasar; no tomes decisiones por las que no te sientas emocionado; sum¨¦rgete en lugares desiertos¡¡±. As¨ª arranc¨®. Parac¨ªa un autorretrato, pero eran fragmentos de su largo poema dram¨¢tico Por los pueblos.
En pocos minutos, como buen narrador, hab¨ªa creado un clima ante el p¨²blico entre el que, por vez primera vez no hab¨ªa periodistas. Si esos versos eran la planta que hab¨ªa brotado, generoso mostr¨® la semilla: los peque?os retazos? ¡°que mi madre me contaba, una y otra vez, acerca de la gente de su aldea, narraciones cortas, que sonaban como ¡®los acontecimientos ¨²nicos¡¯, para usar la frase de Goethe¡±, dijo citando al alem¨¢n, a quien el jurado del Nobel mencion¨® al anunciar el fallo del jurado en octubre.
Handke, hijo de una mujer eslovena y de un soldado alem¨¢n ¡ªa quien no conoci¨® hasta ser adulto¡ª, cit¨® dos episodios "decisivos" en su vocaci¨®n de escritor. El primero, el del hermano menor de su madre, Hans, que escap¨® una noche del seminario y lleg¨® a casa de madrugada, pero a la que no entr¨® hasta bien entrado el d¨ªa, barriendo sin descanso el patio porque era s¨¢bado; ¡°y esa era la regla del s¨¢bado: barrer¡±. Hans no regres¨® al seminario, y esa escapada dice Handke que recorre toda su obra: ¡°Son mis excursiones narrativas o expediciones de un solo hombre¡±.
El segundo episodio lo protagoniz¨® su t¨ªo mayor durante la Segunda Guerra Mundial. Al regresar a casa tras un permiso del frente ruso, sabe de la muerte del hermano menor, ero no lo cont¨® a nadie? hasta el d¨ªa en el que march¨® de nuevo al frente, donde falleci¨® poco despu¨¦s tambi¨¦n ¨¦l.
En su ejercicio de viaje a los or¨ªgenes literarios, Handke rescat¨® tambi¨¦n las obras de arte, que le proporcionaron ¡°las formas esenciales, los mitos, las oscilaciones y el impulso que me permitieron encontrar el ¨ªmpetu para mi carrera de escritor¡±. Y ah¨ª cit¨® pel¨ªculas, ¡°sobre todo los westerns de John Ford y easterns de Yasujiro Ozu¡±, y hasta canciones, ¡°eventualmente, por ejemplo, las de Johnny Cash y Leonard Cohen¡±. Y a¨²n antes, de ni?o, le influy¨® ¡°la letan¨ªa religiosa eslovena-eslava que escuch¨¦ bajo los arcos rom¨¢nicos de la iglesia cercana a la aldea¡±. Cont¨® que a¨²n hoy, le "conmueven y animan" a los 77 a?os.
Como si fuera dando puntadas, fue descubriendo jirones t¨¢citos de su ideario en una letan¨ªa de aforismos, f¨¢cilmente identificables con su producci¨®n literaria y su biograf¨ªa: "La paz y la tranquilidad no duran"; "la naturaleza es la ¨²nica promesa en la que se puede confiar, sin embargo, no puede ser refugio ni escape"; "?No ha dejado atr¨¢s su guerra? Bueno, refuerce el presente pac¨ªfico y muestre la serenidad de los sobrevivientes"; "No le muestre a sus descendientes el perfil del diablo"; "Mant¨¦n tu distancia del poder que se presenta como poder"; "?Nuestro arte debe aspirar a clamar los cielos!"; "La risa despectiva que recibes proviene de la ignorancia: es el sonajero de los cad¨¢veres de almas". El p¨²blico pon¨ªa o quitaba metasignificados relacionados con la pol¨¦mica que ha suscitado su postura sobre la Guerra de los Balcanes.
Handke acab¨® recordando dos acontecimientos que vivi¨® hace poco en Noruega: el primero, con uno de sus guardaespaldas en Oslo recitando tiernos poemas de amor; el otro, ver a un joven frente al escaparate de una librer¨ªa desde donde contemplaba, feliz en la solitaria y oscura medianoche, su primer libro publicado. Un final puro Handke.
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