El a?o que el Nobel Peter Handke recorri¨® los caminos de Soria
Tres d¨¦cadas antes de recibir el premio de la Academia Sueca, el escritor austriaco se sumergi¨® durante semanas en el paisaje castellano para pasear y crear en soledad
Juan Largo Lagunas recuerda que un d¨ªa de finales de diciembre de 1989 vio caminar por la calle principal de Soria, El Collado, a un individuo delgado con gafas, ¡°mirada de extranjero y aspecto hippy¡± que le llam¨® la atenci¨®n. Lo mir¨®. Lo volvi¨® a mirar.
¡ª?Peter Handke!
Lleg¨® a casa y llam¨® a su amigo Antonio Ruiz.
¡ª?Antonio, que he visto por El Collado a Peter Handke!
¡ªPero qu¨¦ dices, anda¡
Ruiz y Largo Lagunas rememoran en su ciudad el encuentro con el Nobel de Literatura 2019. Cuando descubrieron que estaba all¨ª, Ruiz lo conoc¨ªa pero no hab¨ªa le¨ªdo nada suyo. Largo Lagunas, escritor principiante, s¨ª lo segu¨ªa. ¡°En Soria, en aquellos tiempos, hab¨ªa m¨¢s vida cultural que ahora y est¨¢bamos al tanto de lo que se hac¨ªa en Europa¡±, dice.
Llamaron al hotel del novelista austriaco y le pidieron cita. ?l se excus¨®. Estaba ocupado. En realidad, en aquellas semanas que pas¨® en Soria no frecuent¨® a nadie. Prefiri¨® dedicarse a sus paseos en solitario, con su aguda mirada, y a visitar las tascas. ¡°Iba por la calle tomando notas, a lo suyo, y pasaba desapercibido¡±, dice Largo. ¡°No querr¨ªa que le dieran la paliza¡±, bromea Ruiz, que lo trat¨® en la librer¨ªa de su padre, por la que Handke pas¨® alguna vez. ¡°Me pareci¨® que era una persona llana y directa, con curiosidad genuina por lo de aqu¨ª. Y que hu¨ªa de lo t¨®pico. Se negaba a entrar al casino. Le parec¨ªa rancio¡±.
En la librer¨ªa Las Heras, C¨¦sar Mill¨¢n sostiene que no pasaba tan desapercibido: ¡°Era raro ver a alguien como ¨¦l en aquella Soria provinciana. Para los paisanos era ¡®el alem¨¢n ese tan desali?ado¡±. Hoy, en Las Heras, aquel extra?o es exhibido en posici¨®n de m¨¢ximo honor en la estanter¨ªa dedicada a ¡°autores sorianos¡±.
Handke estuvo alrededor de un mes en Soria. Largo cuenta que a?os despu¨¦s, en 2001, el escritor regres¨® unos d¨ªas y se lo volvi¨® a encontrar, como si tuviese un radar para localizarlo. Esa vez, dice, se tomaron un vino. Estuvo parco ¡ª¡°yo creo que es un hombre retra¨ªdo¡±¡ª, pero amable: ¡°Se preocup¨® por m¨ª. Yo estaba empezando y me anim¨® a publicar alg¨²n libro fuera de Soria para que se me leyese¡±.
En 2013, el Nobel public¨® La noche del Morava e incluy¨® un personaje llamado Lagunas al que describe como ¡°un poeta, apenas adulto, con un paquete de cuadernillos bajo el brazo, impresos y editados por ¨¦l¡±. A Largo Lagunas no le incomoda haberse vuelto un recurso literario de Handke. Est¨¢ contento por su coronaci¨®n. El jueves recibi¨® la noticia en el centro de salud mental en el que reside. Sali¨® a comprar una bandeja de pastas e invit¨® al resto de pacientes. ¡°Un amigo m¨ªo ha ganado el Nobel¡±, anunci¨®.
En Soria, Handke dio forma a Ensayo sobre el jukebox (1990), en el que rastrea por Espa?a un tocadiscos autom¨¢tico. En el libro cont¨® que en una revista hab¨ªa descubierto ¡°esta ciudad de la meseta castellana, apartada del mundo¡±. ¡°Soria¡±, se le¨ªa, ¡°por su emplazamiento, lejos de las v¨ªas de comunicaci¨®n, casi fuera de la historia desde hac¨ªa pr¨¢cticamente un milenio, es el lugar m¨¢s tranquilo y m¨¢s callado de toda la pen¨ªnsula¡±. La Soria de Machado, continuaba, con ¡°largos caminos que llevan a lo virginal e inviolado del paisaje¡±. Una Espa?a perif¨¦rica para un paseante de los m¨¢rgenes. El apego fue inmediato.
¡°Buscaba nuevas tierras para explorar y pasear, y solo en Espa?a podr¨ªa encontrar paisajes tan extensos e impactantes. La meseta le fascin¨®¡±, explica Cecilia Dreym¨¹ller, editora de Peter Handke y Espa?a (Alianza), donde comentan su figura autores como Ray Loriga, Enrique Vila-Matas y F¨¦lix Romeo (1968-2011), que en su cr¨®nica Desesperadamente buscando a Peter Handke, publicada por la revista Letras Libres, termina mostrando una fotograf¨ªa del escritor en un restaurante chino de Soria para saber si lo han visto.
El traductor al espa?ol de Handke, Eustaquio Barjau, cree que hall¨® en Castilla ¡°un paisaje vac¨ªo que invitaba a la experiencia m¨ªstica¡± y un espacio natural id¨®neo para desarrollar su creatividad: ¡°Para ¨¦l, la meseta era un desierto, y un desierto es una oportunidad para concebir todo lo que uno quiera concebir¡±. Barjau se?ala un doble factor de atracci¨®n de Handke hacia Espa?a: su geograf¨ªa evocadora y su tradici¨®n literaria: ¡°Imag¨ªnese que hizo el esfuerzo de leer el Quijote en original con un diccionario, lentamente. Y Machado tambi¨¦n fue uno de sus grandes amores, por esa sencillez, esa cercan¨ªa liviana al ser humano corriente¡±.
En los toros
La relaci¨®n de Handke con Espa?a, con continuas visitas desde que en 1972 asisti¨® en Valencia a una corrida de toros que lo deslumbr¨®, y con su idioma (¡°?cu¨¢l jungla maravillosa!¡±, dijo del castellano), le recuerda al cineasta Felipe Vega ¡°a la del cl¨¢sico trotamundos rom¨¢ntico que se embelesa con lugares ajenos¡±. Vega trab¨® amistad con ¨¦l en los noventa y Handke tambi¨¦n lo convirti¨® en un personaje en su obra teatral Preparativos para la inmortalidad. El cineasta admira al Nobel ¡ª¡°su potencia literaria es impresionante; a veces en ¨¦l leo a Goethe¡±¡ª y aporta una peculiar observaci¨®n fison¨®mica: ¡°Anda raro, como si le dolieran los pies. Y creo que por eso se para. Y porque se para, observa y escribe¡±.
En la breve vida soriana de Handke, adem¨¢s de los garbeos por la ciudad y sus caminatas metaf¨ªsicas por el campo con l¨¢piz, destac¨® su gust¨® por dos elementos. Uno, la iglesia rom¨¢nica de Santo Domingo. En una entrevista con EL PA?S en 2011 dijo: ¡°Para m¨ª, la fachada era m¨²sica. Cuando la miras, escuchas m¨²sica. Era como un jukebox diferente¡±. El otro es menos intelectual: el C. D. Numancia. Handke acudi¨® a ver partidos del modesto club local y desde entonces se declar¨® fan¨¢tico suyo. Tiene m¨¦rito, porque lo vio a finales de los ochenta, cuando all¨ª se practicaba lo que el jefe de prensa del equipo, Luis Mart¨ªnez, define con elegancia como ¡°f¨²tbol de naturaleza norte?a¡±. El Numancia se limitaba a sobrevivir en la Segunda B en su congelado campo de Los Pajaritos. Era un equipo, por seguir con las delicadezas, m¨¢s acostumbrado a la derrota que a la victoria.
Ning¨²n problema para el autor de El miedo del portero ante el penalty (1970), un hombre que el mi¨¦rcoles, tras obtener el Nobel, reivindicaba a sus 76 a?os la tan denostada experiencia de la derrota: ¡°Yo no soy un ganador¡±. Nada raro su gusto por Los Pajaritos en la mente excepcionalmente singular de este novelista, poeta, ensayista que en 2017, al ser investido doctor honoris causa en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, cuando cabr¨ªa esperar una digresi¨®n de ontol¨®gico calado centroeuropeo, ley¨® en espa?ol: ¡°Me acuerdo de un comentario de un reportero durante un partido en Espa?a hace 30 o 40 a?os. Tres palabras que me acompa?an hasta hoy, sin motivo ni raz¨®n: ¡®Falta de Cruyff¡±.
Casi siempre bastan tres palabras.
Falta de Cruyff.
Gol del Numancia.
Nobel para Handke.
Un periplo por toda Espa?a
La curiosidad ha llevado al Nobel por buena parte de la pen¨ªnsula y esta ha sido escenario, entre real e imaginado, de otras obras literarias suyas como La p¨¦rdida de la imagen o Por la sierra de Gredos (2002), Ensayo sobre el cansancio (1989), escrita en Linares, o ha sido referida, por ejemplo, en su obra teatral Los hermosos d¨ªas de Aranjuez, adaptada al cine por Wim Wenders: una pel¨ªcula francesa en la que el actor lee en espa?ol unos de los versos de Machado favoritos de Handke: "Desnuda est¨¢ la tierra, y el alma a¨²lla al horizonte p¨¢lida como loba fam¨¦lica". En Toro, "a orillas del Duero", dijo, escribi¨® un cap¨ªtulo de El a?o que pas¨¦ en la bah¨ªa de nadie (1994) y en Cuenca ¨C"?oh, vientos de las noches oto?ales!"¨C parte del cuento En una noche oscura sal¨ª de mi casa sosegada (1997), titulado con palabras de San Juan de la Cruz, su referente de la poes¨ªa m¨ªstica espa?ola junto a Santa Teresa de Jes¨²s, a la que eleva como "una psicoanalista de las alturas del alma", y a fray Luis de Le¨®n. Otro aliento espiritual que ha sido clave para ¨¦l es de los Claros del bosque de la fil¨®sofa Mar¨ªa Zambrano.
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