La relaci¨®n homosexual que caus¨® el primer muerto en la ruta de Magallanes
Pese a estar penado, el llamado en aquellos a?os "pecado nefando" era tan com¨²n en los buques, que jalona procesos judiciales durante siglos
El maestre Ant¨®n Salom¨®n pag¨® con su vida el ¡°pecado contra natura¡± que cometi¨® durante la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano. Un 20 de diciembre de hace justo 500 a?os, un verdugo le convirti¨® en el primer muerto oficial del viaje. Apenas cuatro meses despu¨¦s, su amante, el grumete Antonio Ginov¨¦s, se arroj¨® al mar asediado por la culpa y se sum¨® a la misma lista negra. Su ¡°pecado nefando¡± en el mar ¡ªcomo era conocido en aquellos a?os¡ª no fue original ni, mucho menos, el ¨²ltimo. Pese a estar penadas, las relaciones homosexuales a bordo de buques fueron tan comunes que jalonaron multitud de procesos judiciales durante siglos.?
Juan Fern¨¢ndez, Antonio de Fuentes, Juan Molle o Gaspar Caravallo; la lista de hombres acusados del delito de sodom¨ªa en el mar durante los siglos XVI y XVII supera, al menos, los 30 nombres en los legajos que el Archivo General de Indias de Sevilla, depositario de la documentaci¨®n de la Casa de la Contrataci¨®n. Sus condenas hablan de la dura vida de los marineros a bordo ¡°donde intimidad, sexualidad y poder iban a confluir en un ambiente promiscuo y, por momentos, s¨®rdido¡±, tal y como asegura la historiadora Fernanda Molina en su art¨ªculo La sodom¨ªa a bordo. Sexualidad y poder en la Carrera de Indias.
Poco se sabe de lo que llev¨® a Salom¨®n y a Ginov¨¦s a tan fatales destinos durante la primera circunnavegaci¨®n al mundo, pero s¨ª de que su caso sirvi¨® para que el capit¨¢n general Fernando de Magallanes ajustase cuentas con Juan de Cartagena, veedor de la expedici¨®n. Los acusados eran de origen italiano y desempe?aban sus tareas en la nao Victoria, cuando fueron descubiertos en su pecado, en la traves¨ªa que iba de Tenerife a la bah¨ªa de Santa Luc¨ªa (en R¨ªo de Janeiro, Brasil), tras partir de Sanl¨²car de Barrameda en septiembre de 1519.
Salom¨®n fue ajusticiado por estrangulamiento el 20 de diciembre de ese a?o, nada m¨¢s llegar a Am¨¦rica, aunque esa no iba a ser su pena. Cartagena quer¨ªa castigar a los italianos a unos latigazos, pero Magallanes, competente en administrar la justicia en el mar, le enmienda la plana y castiga al maestre a la m¨¢xima pena y perdona al grumete. Eso provoc¨® la queja airada del veedor, que acab¨® arrestado por insubordinarse al capit¨¢n. El proceso qued¨® narrado por el propio capit¨¢n Juan Sebasti¨¢n Elcano al regreso del viaje y en la relaci¨®n de fallecidos, donde tambi¨¦n se cuenta sucintamente que el 27 de abril de 1520, Ginov¨¦s se suicida tras ser acusado de ¡°som¨¦tico¡±.
Tan imp¨ªas eran las relaciones homosexuales en Espa?a y ultramar que eran pecados nefandos, que no pod¨ªan ni nombrarse, juzgados en tribunales civiles y castigados con la muerte. Sin embargo, ¡°pocas veces¡± los capitanes aplicaban la pena capital en el mar, seg¨²n asegura Luis Molla, capit¨¢n de nav¨ªo y autor de la obra sobre la circunnavegaci¨®n La Flota de las Especias. No es la ¨²nica excepci¨®n del caso. La sodom¨ªa de Salom¨®n y Ginov¨¦s apenas queda narrada, cuando, en estos delitos, los procedimientos judiciales est¨¢n cuajados de detalles muy descriptivos.
¡°En los casos de adulterio o amancebamiento se dice solo que compart¨ªan cama y mesa. Aqu¨ª el lenguaje es expl¨ªcito en un mundo de hombres. Jam¨¢s me hab¨ªa encontrado con algo as¨ª¡±, explica la historiadora mexicana ?rsula Camba, autora del art¨ªculo El pecado nefando en los barcos de la carrera de Indias en el siglo XVI. ¡°Le lleg¨® a apretar por el ojo del culo y este lo sinti¨® porque quiso tener con ¨¦l acceso carnal por el sieso¡±, llega a detallar el proceso criminal contra el lombardero Ant¨®n de Fuertes por intentar abusar de un paje de 13 a?os en 1562, cuando el barco en el que viajaban a¨²n se encontraba en C¨¢diz.?
Los procesos hablan mucho de las formas de vida que se daban en unas naos en las que se replicaban las jerarqu¨ªas sociales de tierra y en las que 70 hombres malviv¨ªan hacinados en 150 metros durante meses. ¡°Era muy duro. El marinero no ten¨ªa ocio y cuando ten¨ªa tiempo, todo estaba prohibido¡±, explica Molla. En ese contexto, muchas relaciones de sodom¨ªa repiten el patr¨®n de hombres mayores en puestos superiores en la cadena de mando que intentan someter a pajes o grumetes ¡ªlos escalones m¨¢s bajos¡ª que coaccionados o convencidos con favores acaban accediendo a tener sexo.
Que se lo digan al lascivo Juan Fern¨¢ndez, contramaestre del nav¨ªo San Juan Bautista?que acab¨® condenado a la tortura de la garrucha en 1566, tras tener sexo con nueve subordinados. Uno de ellos lleg¨® a confesar que yaci¨® con ¨¦l hasta en 30 ocasiones. Los procesos no escatimaban en dibujar dos perfiles en su narraci¨®n de unos hechos bajo el cristal de una visi¨®n patriarcal: el individuo activo que perpetraba el acto y el paciente, que era asociado con el penetrado. ¡°Reflejaba los estereotipos sexuales de g¨¦nero (¡). Sodomizar a los cong¨¦neres constitu¨ªa un elemento b¨¢sico para el reforzamiento de la identidad masculina¡±, llega a explicar Molina en su estudio.
Los procesos judiciales no son tan detallistas en narrar las relaciones de afecto que podr¨ªan existir entre los implicados. ¡°Quiero pensar que en tantos meses de convivencia se tejer¨ªan v¨ªnculos afectivos amorosos, de sometimiento o de complicidad que dif¨ªcilmente se habr¨ªan dado en tierra¡±, apunta Camba. Es lo que parece leerse entre l¨ªneas en el caso de Gaspar Portugu¨¦s y Crist¨®bal Gris, grumete y paje, en 1560 en la capitana Nuestra Se?ora de Clarines. Sin diferencias sociales, eran dos j¨®venes que ¡°despertaban a su sexualidad¡±, como narra Molina, ¡°como pacientes y, en otras oportunidades, como agentes¡±. Pero de poco les sirvi¨® el afecto. Tras acusarse mutuamente, Gris tuvo la suerte de acabar desterrado; Portugu¨¦s acab¨® condenado a muerte por garrote y su cad¨¢ver fue quemado en el mar.
Gaspar se sum¨® a una cruel y probablemente incompleta relaci¨®n de ejecutados solo por mantener relaciones homosexuales a bordo. Los investigadores desconocen si esa lista, que abarca los siglos XVI y XVII, puede ser mayor o por qu¨¦ en el XVIII no han encontrado referencias a nuevos casos. Lo ¨²nico claro es que, ya en el XIX, la sodom¨ªa desapareci¨® como delito en las reformas del C¨®digo Penal espa?ol, seg¨²n explica el catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Francisco V¨¢zquez. Ni siquiera eso signific¨® que la homosexualidad en el mar dejase de estar legalmente perseguida, solo mut¨® a castigos por ¡°esc¨¢ndalo p¨²blico u otro concepto en la pr¨¢ctica, pero en Espa?a a¨²n no se ha estudiado¡±, remacha el experto.
Babelia
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