Matrimonio
Encuentro 'Historia de un matrimonio' insoportable, falsa y pretenciosamente realista
En los dos ¨²ltimos a?os he disfrutado en grado sumo con cuatro pel¨ªculas. Son Cold War, Un d¨ªa de lluvia en Nueva York, Roma y El irland¨¦s. Las dos ¨²ltimas se han podido realizar gracias a Netflix. Ese supermercado digital, abarrotado de cosas prescindibles o fatigosas, con la labor de entretener a una clientela tan grande como heterodoxa, sabe lo que es la calidad y que la inversi¨®n en ella puede salir muy cara. Pero tambi¨¦n otorga prestigio, embelesa a una parte, ?minoritaria?, de su clientela, recibe consecuentes premios, otorga cierta distinci¨®n a su negocio. Ignoro las cifras de audiencia de una serie tan lujosa y perfecta como The Crown o cu¨¢ntos espectadores han sentido embeleso ante las ¨²ltimas entregas de Alfonso Cuar¨®n (aunque sospecho que Roma, consumida en casa, tambi¨¦n habr¨¢ provocado algunas somnolencias en paladares prosaicos) y de Martin Scorsese, pero tambi¨¦n debemos de ser bastantes los cin¨¦filos a los que nos compensa pagar la cuota a cambio de disponer una y otra vez, a domicilio, de maravillas como esas.
Aunque no est¨¦ muy pendiente de las opiniones ajenas sobre cine en los medios de comunicaci¨®n y solo me f¨ªe de mis propios gustos, los de siempre me hab¨ªan puesto la cabeza como un sonajero vendiendo las inacabables excelencias, la torrencial sensibilidad, el realismo y la complejidad de la pel¨ªcula Historia de un matrimonio, una de las ¨²ltimas producciones de Netflix. Por alguna raz¨®n no me entra ninguna prisa por deleitarla al estrenarse en las salas y me invento mil pretextos, incluido algo tan divertido e intelectual como mirar las paredes o el techo de mi casa, cuando semanas m¨¢s tarde la programa Netflix.
Y mi instinto no se equivocaba. La encuentro insoportable, falsa, pretenciosamente realista, habitada por personajes, di¨¢logos y situaciones que me resultan cargantes. Y el arranque es esperanzador. Un hombre y una mujer escriben las razones por las que se enamoraron del otro. A partir de ah¨ª, todo me resulta tan agotador como irritante: el proceso de divorcio entre el director de teatro y la actriz, la custodia del hijo, los abogados, la familia, los amigos, los reproches. Me importa una mierda su tragedia. El director consigue algo tan improbable como que Scarlett Johansson me parezca fea y repelente. Qu¨¦ tortura.
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