Matar al padre
Estos seriales son al¨¦rgicos al riesgo porque, en definitiva, la intenci¨®n es que la platea se sienta en territorio conocido tambi¨¦n en cuanto al estilo
En una saga donde la expresi¨®n matar al padre ha sido una constante en su sentido m¨¢s literal y dram¨¢tico a lo largo de sus nueve pel¨ªculas, la segunda y la tercera trilog¨ªa la han ido cumpliendo tambi¨¦n en su vertiente m¨¢s metaf¨®rica y psicol¨®gica. Culminada Star Wars: el ascenso de Skywalker, entrega final de la tercera trilog¨ªa creada por George Lucas, se puede afirmar que cada uno de los segmentos, vividos como ni?os por generaciones distintas de espectadores, ha ido matando al precedente, a su progenitor, encontrando su propia autonom¨ªa y madurez por medio de un desarrollo dram¨¢tico coherente.
STAR WARS: EL ASCENSO DE SKYWALKER
Direcci¨®n: J. J. Abrams.
Int¨¦rpretes: Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Oscar Isaac.
G¨¦nero: ciencia ficci¨®n. EE UU, 2019.
Duraci¨®n: 141 minutos.
Star Wars no se ha conformado con la nostalgia y con los homenajes. A pesar de la presencia de Leia, Chewbacca, Luke y otras cuantas sorpresas procedentes de las anteriores entregas, esta tercera trilog¨ªa es la de Rey y Kylo Ren, dos personajes fant¨¢sticos en su carisma y en sus misterios, en sus secretos y en sus dudas, aupados por dos int¨¦rpretes formidables, que son los que han entregado los mejores momentos de El despertar de la Fuerza, Los ¨²ltimos Jedi y El ascenso de Skywalker, desprendi¨¦ndose as¨ª de la sombra del gran fen¨®meno de la cultura popular que supusieron las producciones de los a?os setenta y ochenta, y en una l¨ªnea semejante a lo que tambi¨¦n consiguieron, quiz¨¢ con un poco m¨¢s de esfuerzo, Padm¨¦ Amidala y Anakin Skywalker en el tr¨ªptico central.
Asimismo, los secundarios, Poe, Finn, el general Hux, han ido encontrando su sitio a lo largo de los tres ¨²ltimos relatos pese a compartir aventuras con C-3PO, R2-D2 y algunos mitos m¨¢s, dejando en un segundo plano a estos y configur¨¢ndose como un retrato de grupo que seguramente ser¨¢ el de los cr¨ªos de hoy. Cada generaci¨®n sentir¨¢ como suya la trilog¨ªa que le corresponde, y eso es perfecto. No solo eso: incluso los que ¨¦ramos ni?os en el estreno de Una nueva esperanza, El imperio contraataca y El retorno del Jedi, sentimos que cada aparici¨®n estelar de una figura de aquella trilog¨ªa no supera la emoci¨®n s¨²bita y efervescente, carente de melancol¨ªa, de los grandes instantes de esta tercera pel¨ªcula relacionados con los roles que la definen.
J. J. Abrams, al mando de la direcci¨®n y el guion, este junto a Chris Terrio, que debuta en el universo Lucas, ha armado un relato que no comete el principal error de Los ¨²ltimos Jedi: separar en dos grupos a los personajes principales y a los secundarios en el n¨²cleo central de la aventura, lo que conllevaba una penosa sensaci¨®n de continuos tiempos muertos o de menor intensidad. En una saga tan cerrada y planificada, que incluso viene atravesada por una ¨²nica m¨²sica, parece imposible sorprender en lo narrativo o en lo formal, y El ascenso de Skywalker no lo hace. Estos seriales son al¨¦rgicos al riesgo porque, en definitiva, la intenci¨®n es que la platea se sienta en territorio conocido tambi¨¦n en cuanto al estilo.
Pero, como tambi¨¦n le ocurri¨® a la segunda trilog¨ªa con la magn¨ªfica La venganza de los Sith, esta tercera acaba en todo lo alto. Cada uno de los tr¨ªpticos ha tenido sus momentos discretos y mortecinos (los cargantes Ewoks de El retorno del Jedi; los plastas montajes paralelos en la acci¨®n de El ataque de los clones¡), pero tambi¨¦n cada uno de ellos ha ido logrando sus im¨¢genes ic¨®nicas al margen de lo anteriormente creado (el ni?o de la escoba l¨¢ser, en una de las cimas). Y esta entrega final, mejor narrada y con menos ¨ªnfulas pol¨ªticas, siempre ser¨¢ la de las luchas internas de Kylo y Rey. La de la energ¨ªa femenina de Daisy Ridley, fabuloso arqueo de cejas en tensi¨®n dram¨¢tica, br¨ªo hasta en los hoyuelos. Y la del miedo a uno mismo y el poder de la gente, los dos grandes subtextos de una notable pel¨ªcula final, en la que se vuelve a matar al padre.
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