Sorteo de Navidad: el d¨ªa en que la Espa?a negra resucita
El 22 de diciembre es el ¨²nico d¨ªa en que reniego de mi espa?olidad y me gustar¨ªa ser cualquier otra cosa
Soy de los que piensan que esta pen¨ªnsula no es el peor sitio del mundo para vivir, y no lo digo por la paella, el pesca¨ªto frito ni el bacalao al pil-pil. Tampoco por las ca?as bien tiradas de Chamber¨ª ni por las jaranas en las cuevas del Sacromonte. Ni siquiera por lo bien que rompe el mar en la desembocadura del Urumea en San Sebasti¨¢n ni por las meigas que se esconden en las fragas gallegas.
Me admira de este pa¨ªs c¨®mo pas¨® sin esfuerzo aparente de dos siglos de guerras, dictaduras, ruina, atraso y hambre, a una democracia avanzada con ampl¨ªsimos derechos y una gran protecci¨®n social. Me gusta vivir aqu¨ª porque s¨¦ c¨®mo las siguen gastando en otros sitios donde no han sabido obrar el milagro de levantar una sociedad plural, libre, segura y compleja como esta. Y s¨¦ que decir esto hoy, sin Gobierno a la vista y con unas instituciones temblorosas, suena idiota, pero mi idiotez tiene un fondo democr¨¢tico m¨¢s profundo que la inteligencia de otros: aunque nos empe?emos con terquedad en destruir el pa¨ªs libre que hemos hecho, sus cimientos son tan s¨®lidos que las grietas a¨²n no afectan a su integridad.
Todo este patriotismo constitucional e ingenuo, que puedo defender el resto del a?o, se me desmorona cada 22 de diciembre, el ¨²nico d¨ªa en que reniego de mi espa?olidad y me gustar¨ªa ser cualquier otra cosa, incluso franc¨¦s. Con la Loter¨ªa de Navidad emerge de qui¨¦n sabe qu¨¦ catacumbas toda esa negrura que pint¨® Goya, esa Espa?a que cre¨ªamos pret¨¦rita y enterrada bajo siete capas. Por unas horas, entre ni?os cantores y r¨ªos de cava de oferta, este pa¨ªs deja de ser lo que es para volver a ser lo que muchos creen que sigue siendo. Y ni apagando la tele escapo de ese tufo a fritanga y superstici¨®n.
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