El v¨¦rtigo del c¨®mico fusilado por su p¨²blico

De todas las formas de soledad, una de las m¨¢s conscientes e inconsolables es la del artista frente a su p¨²blico. El escritor con su libro nuevo, por supuesto, pero tambi¨¦n el pianista que pulsa la primera nota de un concierto, el actor que recita su texto en un teatro, el arquitecto que inaugura un edificio o el pintor que recibe a los visitantes de su nueva exposici¨®n en una galer¨ªa. Han podido estar acompa?ados antes de ese momento, pero a partir de ah¨ª comparecen solos ante el juicio ajeno. O ante su indiferencia, que es peor.

El quinto cap¨ªtulo de la nueva temporada de La maravillosa se?ora Maisel (Amazon Prime Video), elegido por Natalia Marcos como uno de los mejores episodios de 2019, habla de esta soledad con una delicadeza ins¨®lita. La protagonista, que est¨¢ empezando a triunfar como c¨®mica, pasa una noche con su amigo Lenny Bruce, que es su maestro. Por supuesto, hay algo rom¨¢ntico y sexual en el aire, porque son dos solitarios que se comprenden, y el amor est¨¢ hecho de esas chispas de conciencia, pero el v¨¦rtigo del que tratan va m¨¢s all¨¢.

Es f¨¢cil entenderlo mediante una c¨®mica de mon¨®logos porque su oficio consiste en escenificar la soledad. Un solo actor, sin decorado detr¨¢s, enfrentado al p¨²blico en lo que m¨¢s parece un fusilamiento que una funci¨®n. Hay algo suicida e irracional en esa forma de someterse al juicio tumultuoso del p¨²blico, que hace de su espect¨¢culo una tragedia.

Mi amigo Edu Gal¨¢n escribi¨® un libro sobre el stand-up que titul¨® precisamente Morir de pie. En ¨¦l exploraba el significado de la figura del c¨®mico en la cultura americana, y lo emparentaba con los predicadores, los medicine man y los charlatanes del viejo oeste. La se?ora Maisel se inmola cada noche como una vestal, y nadie puede socorrerla en esa muerte diaria.