Santiago Garc¨ªa, adi¨®s al guardi¨¢n del universo teatral colombiano
El dramaturgo y referente del teatro latinoamericano ha fallecido este lunes a los 91 a?os a causa de un infarto
Muri¨® el maestro Santiago Garc¨ªa y muy pocos podr¨¢n despedirlo. En medio de la pandemia, el mundo est¨¢ confinado, hay fronteras cerradas y al referente del teatro colombiano, la leyenda, el fundador de la compa?¨ªa La Candelaria, le tocar¨¢ una despedida teatral, solitaria.
A lo mejor, fiel a su humor sarc¨¢stico, ¨¦l har¨ªa una broma. O lanzar¨ªa uno de sus juegos de c¨¢bala, que tanto le gustaban. Cuando el Teatro La Candelaria cumpli¨® 45 a?os, rodeado de sus actores, dijo: ¡°el trece en la c¨¢bala puede ser de mala o de buena suerte. Funciona en el grupo de una manera extra?a, porque somos trece miembros y tenemos una mata en la entrada del patio que todos los semestres florece y da trece rosas". Ellos hubieran querido verlo por ¨²ltima vez en la sala del Teatro que fund¨® con Patricia Ariza, en 1966, abrazarse y ¡°sentir su cuerpo despidi¨¦ndose¡±, como escribe C¨¦sar Badillo, uno de sus actores. "Nosotros los candelarios, y me atrevo a decir, que muchos teatreros del pa¨ªs y del mundo, sabemos que el mejor reconocimiento que le podemos hacer es, a pesar del dolor que nos estrecha la garganta, fortalecer este barco de la creaci¨®n, que como ¨¦l mismo dijo, ¡°el ¨²nico lugar donde no se naufraga¡±, dijo Badillo en una sentida carta.
Garc¨ªa, fallecido a los 91 a?os tras sufrir un infarto, tambi¨¦n dec¨ªa que ¡°la imagen que uno tiene de s¨ª es al rev¨¦s porque, frente al espejo, lo que est¨¢ a la izquierda uno lo ve a la derecha¡±. A trav¨¦s de su teatro, ¨¦l puso a Colombia frente al espejo de la realidad. Obras como Guadalupe a?os sin cuenta, De Caos y de Cacaos o El Paso, obligaban a mirarse en la historia violenta de Colombia, aunque doliera.
Su gran obra fue la creaci¨®n del teatro independiente y contestatario La Candelaria, una instituci¨®n que se ha mantenido a pesar de las angustias econ¨®micas y pol¨ªticas. Como las amenazas que recib¨ªan o aquella vez en 1987 cuando la Polic¨ªa allan¨® el escenario para llevarse los fusiles de palo y cascos de utiler¨ªa de una obra; o cuando, acorralados por las deudas para pagar el alquiler de la sede,- una casa de 1630-, cav¨® huecos junto a los actores buscando posibles tesoros enterrados.
Representaba, como ha dicho el tambi¨¦n dramaturgo, Miguel Torres, el big bang del teatro colombiano. Alrededor de su energ¨ªa y sus ideas filosas, enmarcadas en la corriente de creaci¨®n colectiva, orbitaron intelectuales y artistas de Latinoam¨¦rica como el poeta nicarag¨¹ense Ernesto Cardenal, el nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y los pintores Fernando Botero o Alejandro Obreg¨®n y su hermano teatral, Eugenio Barba, del Odin Teatret.
Santiago Garc¨ªa comenz¨® su carrera actoral en 1957 con el director japon¨¦s SekiSano, pasando por la Universidad de Praga, el Actor¡¯s Studio de Nueva York y la Universidad de Teatro de las Naciones en Vincennes (Francia). En 2012, la Unesco le nombr¨® Embajador Mundial del Teatro y un tiempo despu¨¦s se retir¨® de las tablas por enfermedad. Hasta esa ¨¦poca era com¨²n verlo caminando por el centro hist¨®rico de Bogot¨¢ y responder un saludo, muy a su estilo. ¡°Maestro, c¨®mo le va¡±. ?l levantaba la mano desde la otra acera: "Bien, gracias¡± y acto seguido le preguntaba fuerte a su acompa?ante: ¡°?Y esta qui¨¦n es?¡±. Su escenario era el barrio.
Decenas de los mejores actores de Colombia trabajaron junto a ¨¦l e hicieron creaci¨®n colectiva, el estilo de construcci¨®n de las obras, que consist¨ªa en tomar un momento social de la realidad colombiana y, a partir de este discutir, improvisar y amasar hasta llevar al escenario. Muchos de ellos lo despedir¨¢n a la distancia, recordar¨¢n la frase con la que sol¨ªa saludar en alem¨¢n: ¡°soy el guardi¨¢n de las puertas del universo, pero se me perdi¨® la llavecita¡±. Y se reir¨¢n.
"Parti¨® como un ni?o inocente. Y a¨²n sufriendo una enfermedad que normalmente ensombrece, nunca perdi¨® el don del payaso. Se fue sin decirnos d¨®nde estaba ¡°la llavecita del cagado esp¨ªritu de este mundo¡±, escribi¨® C¨¦sar Badillo.
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