Muere Rubem Fonseca, el cuentista por excelencia de la realidad brasile?a
Autor de ¡®Feliz a?o nuevo¡¯, el escritor sufri¨® un infarto a los 94 a?os en su casa de R¨ªo de Janeiro
Rubem Fonseca, un gigante de la literatura brasile?a y cuentista por excelencia, falleci¨® este mi¨¦rcoles por la tarde en R¨ªo de Janeiro, a solo unas semanas de cumplir 95 a?os. El escritor sufri¨® un infarto en su casa, en R¨ªo de Janeiro y fue llevado al Hospital Samaritano, pero no resisti¨®.Fonseca fue uno de los nombres m¨¢s importantes de las letras brasile?as de la segunda mitad del siglo XX. Algunas de sus obras m¨¢s aclamadas son Agosto (1990), Feliz a?o nuevo (1976), El collar del perro (1963) y El cobrador (1979). Siempre l¨²cido y creativo, public¨® hace dos a?os Carne crua (Carne cruda, todav¨ªa no traducido al castellano), su ¨²ltimo libro de cuentos.
Nacido en Juiz de Fora, en el Estado de Minas Gerais, el 11 de mayo de 1925, Jos¨¦ Rubem Fonseca se mud¨® a R¨ªo a la edad de ocho a?os, donde inaugur¨® una corriente en la literatura brasile?a contempor¨¢nea que el cr¨ªtico literario Alfredo Bosi, en 1975, denomin¨® brutalista. La democratizaci¨®n de la violencia era casi un personaje m¨¢s de sus historias, en las que los protagonistas eran, a la vez, los narradores de sus desgracias y misterios. Sus novelas tienen la estructura de narrativas polic¨ªacas, muy marcadas por la oralidad, quiz¨¢s porque Fonseca trabaj¨® como abogado y comisario de polic¨ªa en los suburbios cariocas en los cincuenta. No es de extra?ar que muchos de sus protagonistas sean comisarios, inspectores, detectives privados, abogados penalistas. O escritores.
Ese tono policiaco, con cr¨ªmenes o misterios por descubrir, le valieron comparaciones con nombres como Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes. Sin embargo, su obra tambi¨¦n puede leerse como una parodia del g¨¦nero negro, ya que los cr¨ªmenes son el tel¨®n de fondo para una cr¨ªtica social elaborada. Fonseca era un nihilista, en el sentido de que ve¨ªa a la sociedad como opresora del individuo: narraba la violenta vida cotidiana en las grandes ciudades y los dramas humanos que esta desata. Sus delincuentes son amorales, reacios a cualquier sentimiento de culpa, sean ricos o pobres. Fonseca dominaba con maestr¨ªa el juego entre los arquetipos del bueno y del malo, pero sin caer en lugares comunes. A menudo era dif¨ªcil saber qui¨¦n era uno u otro en sus textos. Un ejemplo es la novela El gran arte, en la que tanto el lector como uno de los personajes, Wexler, llegan a sospechar que el gran criminal de la historia es el bueno, Mandrake. ¡°Podr¨ªa haber sido cualquiera. Podr¨ªas haber sido t¨², Mandrake¡±, dice.
El dominio de los muchos matices del alma humana le permiti¨® escribir con la misma verosimilitud sobre levantadores de pesas y ejecutivos, criminales y financieros, comisarios de polic¨ªa y asesinos profesionales, prostitutas y pobres diablos que deambulan sin rumbo por las calles de R¨ªo de Janeiro. Si los extremos de la sociedad no lo intimidaban, mucho menos las palabras. ¡°Escrib¨ª 30 libros. Todos llenos de palabras obscenas. Los escritores no podemos discriminar palabras. No tiene sentido que un escritor diga: ¡®No puedo poner esto¡¯. A menos que escribas libros infantiles. Todas las palabras tienen que utilizarse¡±, dijo en 2015 al recibir el Premio Machado de Assis, otorgado por la Academia Brasile?a de Letras. Celoso de su intimidad, fue uno de los pocos eventos p¨²blicos a los que agraci¨® con su presencia; otro fue en 2003, cuando recibi¨® de manos de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, en Guadalajara, M¨¦xico, el prestigioso Premio Juan Rulfo.Para Antonio S¨¢ez Delgado, cr¨ªtico literario de EL PA?S, Fonseca fue un ¡°verdadero maestro en escudri?ar los laberintos de la violencia psicol¨®gica¡± a trav¨¦s de sus personajes, que viven en los l¨ªmites del mundo y de s¨ª mismos. ¡°Su universo es, por ello, asocial y obsesivo, perturbador, con un estilo directo y penetrante que se maneja a la perfecci¨®n en el arte de, al mismo tiempo, decir y ocultar¡±.
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