La Feria de Guadalajara se rinde ante la literatura transgresora de Rubem Fonseca
El escritor brasile?o despierta pasiones con su mundo cargado de sexo y violencia
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez lleg¨®, acompa?¨® al flaco Fonseca durante la entrega del Premio Juan Rulfo y luego sali¨® disparado hacia Los ?ngeles. Se qued¨® el escritor brasile?o, que, pese a su fama de inaccesible, no deja de producir admiraci¨®n all¨ª por donde pasa. El s¨¢bado por la noche, la editorial Fondo de Cultura Econ¨®mica ofreci¨® una cena en su honor; ayer, una serie de escritores hablaron sobre su literatura transgresora, y hoy ser¨¢ el propio Fonseca quien tendr¨¢ un encuentro con gente joven. Adem¨¢s, la Universidad develar¨¢ un busto suyo.
Si las cosas pueden torcerse, se tuercen. "En la tragedia griega, los personajes tambi¨¦n act¨²an as¨ª, sienten que est¨¢n entrando en una vor¨¢gine y contin¨²an actuando de la misma manera". As¨ª se expresa el narrador del cuento El agujero en la pared, Rubem Fonseca, que ha empezado su historia con estas palabras: "Nunca pens¨¦ que un d¨ªa me pedir¨ªan que matara a una persona, pero eso me pas¨® ayer".
Una frase s¨®lo, y estamos ya dentro del mundo inquietante del escritor brasile?o. De ese mundo del que hablaron ayer en una mesa redonda ?lmer Mendoza, Francisco Hinojosa, Romeo Tello, Aub¨ªn Arroyo, Nar¨ªa Baranda, Rafael P¨¦rez Gay y Mar?al Aquino, y que analizar¨¢n hoy Paco Ignacio Taibo II, Bella Jozef, Emmanuel Carballo y de nuevo Aquino. En Fonseca, como en ese cuento, hay una muerte anunciada, y enseguida cuatro trazos dibujan una existencia solitaria y miserable; luego viene la tentaci¨®n er¨®tica, y, m¨¢s adelante, la extra?a fuerza que gobierna el destino se desencadena y va empujando a las criaturas hacia lo peor, sin salida posible.
Dec¨ªa el escritor estadounidense Thomas Pynchon, y lo recoge Jos¨¦ Miguel Oviedo en uno de sus textos sobre Fonseca, que "lo mejor de la obra de Rubem Fonseca es no saber ad¨®nde nos va a llevar. Siempre que comienzo un libro suyo es como si sonara el tel¨¦fono a medianoche: 'Hola, soy yo. No vas a creer lo que est¨¢ sucediendo'. Su escritura hace milagros, es misteriosa. Cada libro suyo es un viaje que vale la pena: es un viaje de alg¨²n modo necesario". Un viaje hacia las zonas m¨¢s oscuras, pero narrado con una extrema naturalidad.
Rubem Fonseca lleva ahora la cabeza afeitada y su rostro delgado est¨¢ todo hecho de l¨ªneas rectas para que destaque as¨ª la hermosura de su cabeza y su profunda mirada, que parece haberse posado con detenimiento en cuanto afecta a la naturaleza humana. Luego, en sus libros, y como escribe Oviedo, que moderar¨¢ hoy el encuentro del escritor con los j¨®venes, "todo es letal, implacable, desalmado".
Nacido de padres portugueses en Juiz de Fora, en el Estado de Minas Gerais, en 1925, Rubem Fonseca se traslad¨® de ni?o a R¨ªo de Janeiro, donde ha vivido desde entonces. Estudi¨® Derecho en esta ciudad y Administraci¨®n de Empresas en Boston y Nueva York. Ha desempe?ado multitud de trabajos. El 31 de diciembre de 1952 entr¨® a trabajar en el 16? distrito policial, el de S?o Cristov?o, en R¨ªo. All¨ª, se dice, conoci¨® de cerca el mundo del crimen y la corrupci¨®n, y todo el reguero de tragedias humanas que luego iba a reflejar en su obra. En 1963 public¨® su primer libro de relatos, Los prisioneros. Ten¨ªa 38 a?os. Diez a?os despu¨¦s, y tras editar otros dos t¨ªtulos de cuentos, apareci¨® El caso Morel, su primera novela. Desde entonces no ha dejado de escribir y su bibliograf¨ªa supera los veinte t¨ªtulos. Los m¨¢s recientes: Secreciones, excreciones y desatinos (2001), que Seix Barral ha publicado en Espa?a hace poco, y Primeros autores (2002), traducido al espa?ol en la mexicana Cal y Arena. Fonseca ha escrito guiones para los directores Flavio Tambelini, Miguel Faria y Walter Salles Jr. Ganador de m¨²ltiples premios, en 2003 ha recibido el Juan Rulfo y el Camoens por el conjunto de su obra.
Feliz a?o nuevo, el relato que da t¨ªtulo a otra reuni¨®n de piezas cortas de Rubem Fonseca, se public¨® en 1975 y termin¨® por adquirir gran celebridad. La censura intervino y se guillotinaron 36.000 ejemplares. Se dijo que atentaba contra la moral y las buenas costumbres. Fonseca decidi¨® que no pod¨ªa callarse y recurri¨® la sentencia y se embarc¨® en el laberinto de los juicios y el papeleo burocr¨¢tico. Un tiempo despu¨¦s se tom¨® su caso en serio, pero si las cosas pueden torcerse, se tuercen, y se mantuvo la censura sobre el libro, s¨®lo que esta vez se le tach¨® de incitar a la violencia y de hacer apolog¨ªa del crimen. El c¨®nsul mexicano en R¨ªo de Janeiro, Jorge S¨¢nchez, cont¨® en la ceremonia de entrega del Premio Juan Rulfo que Rubem Fonseca no tir¨® la toalla. Es como si condenaran a Richter por la intensidad de los terremotos, dijo que coment¨® el escritor brasile?o. Y es que era eso, precisamente, lo que la literatura de Fonseca hac¨ªa, convertirse en una suerte de escala Richter que med¨ªa la intensidad del crimen en Brasil.
Su lucha en los juzgados termin¨® por dar sus frutos muchos a?os despu¨¦s, Feliz a?o nuevo se convirti¨® en un best seller y de ese modo se reconoci¨® el derecho a que la literatura pudiera expresarse con libertad, m¨¢s all¨¢ de los convencionalismos morales y de la pacater¨ªa de los bienpensantes. Si el sexo funciona fuera de los cauces del amor, si la violencia estalla y la gente se mata, la culpa no es del escritor que lo cuenta y lo escribe.
Sus historias tienen a veces esa consistencia que las podr¨ªa hacer dif¨ªciles de creer. Pero el arte de Fonseca consigue que cuanto narra sea verdadero. Es tal el poder de convicci¨®n del escritor brasile?o que lo que muchas veces parece un disparate termina por ser perfectamente cre¨ªble. Y es que, m¨¢s all¨¢ de las an¨¦cdotas, lo que Fonseca transmite es el fr¨¢gil andamiaje de la criatura humana. La escala Fonseca mide de verdad la intensidad de los conflictos humanos.
Francisco Porr¨²a, el arte de un editor
Otro de los grandes premios que entrega la FIL es el Reconocimiento al M¨¦rito Editorial. Este a?o ha ido a parar a manos de Francisco Porr¨²a (A Coru?a, 1922). El domingo le entregaron la distinci¨®n, y de su tarea y de su figura hablaron el director de cine Arturo Ripstein y los escritores Sealtiel Alatriste y Rodrigo Fres¨¢n. Este ¨²ltimo ley¨® un texto de Jorge Herralde, de Anagrama, que no pudo acompa?ar a su colega.
Porr¨²a quiso definir en qu¨¦ consist¨ªa ser editor y habl¨® de alguien que est¨¢ sentado y lee manuscritos, "en un cuarto no muy luminoso". Luego dijo que tanta quietud al final se traduce en movimiento: el que estaba sentado se ve atravesado por una corriente muy poderosa, que llega de un lado y va hacia otro, terminando por inundar el mundo.
En realidad, eso es lo que ha hecho Porr¨²a, y la corriente que ha pasado por sus manos ha sido tan poderosa que muchos lo tienen por el padre del boom de la literatura latinoamericana. Cien a?os de soledad, de Garc¨ªa M¨¢rquez, pas¨® por ese su cuarto "no muy luminoso" antes de ser publicado, y tambi¨¦n fue el editor de Julio Cort¨¢zar y de Juan Carlos Onetti. Una de sus grandes creaciones fue la editorial Minotauro, que llev¨® al mundo hisp¨¢nico la obra de Tolkien y consigui¨® que se normalizara la publicaci¨®n de t¨ªtulos de ciencia ficci¨®n. El primer libro que Porr¨²a edit¨® en este sello fueron las Cr¨®nicas marcianas, de Ray Bradbury, con pr¨®logo de Borges.
Porr¨²a ha reconocido que el ¨²nico secreto que existe para que un libro tenga futuro es que sea bueno. Los criterios de rentabilidad, en ese sentido, no sirven mucho. Un libro bueno: ¨¦se que se lee hoy y que se leer¨¢ ma?ana. Y son muchos los que han salido de sus manos.
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