Fiona Apple: es complicado hacer un disco mejor
La neoyorquina regresa despu¨¦s de ocho a?os con una obra rotunda, ¡®Fetch the Bolt Cutters¡¯, que recibe un nueve sobre diez

En 1997, Fiona Apple gan¨® el premio al mejor nuevo artista en los MTV Video Music Awards. Ten¨ªa 20 a?os. Subi¨® al escenario, anunci¨® que no se hab¨ªa preparado nada, que no iba a dar las gracias a quienes se supon¨ªa que deb¨ªa y anunci¨® que este mundo es una mierda. Luego le agradeci¨® a su madre la posibilidad que le hab¨ªa dado recientemente de poder ser amigas. Y se fue. Casi 25 a?os despu¨¦s, ese discurso sigue explicando tantas cosas sobre esta artista nacida en Nueva York en 1977 como del mundo en el que vivimos, uno en el que te invitan a ser t¨² mismo, siempre y cuando eso encaje con la idea que el sistema ha formulado de lo que debes ser.
Desde aquel d¨ªa, Apple estuvo entrando y saliendo del sistema. Convivi¨® con el cineasta Paul Thomas Anderson, mientras ella escrib¨ªa un disco cuyo t¨ªtulo finalmente contendr¨ªa 89 palabras (When the pawn¡) y ¨¦l rodaba Magnolia; aquella casa deb¨ªa ser algo digno de verse. Le dej¨®. Decidi¨® mudarse a Venice Beach y solo salir de vez en cuando para dar un paseo por la playa (no tiene carnet de conducir) con su perro.
Tom Waits, Kate Bush, John y Yoko, pero tambi¨¦n Dorothy Parker o Joan Didion se asoman aqu¨ª, echan un vistazo y se van, convencidos de que su ayuda no es necesaria
Y en esa casa, con el acompa?amiento de tres m¨²sicos y usando cualquier artilugio que hubiera a mano, incluidos los restos de su perro recientemente muerto como percusi¨®n -se acreditan hasta cinco canes en el disco-, no parando la grabaci¨®n cuando empezaba a centrifugar la lavadora o invitando a su hermana mayor a que cantara en un tema mientas sosten¨ªa a su hija de un a?o en brazos, se escribi¨® y grab¨® este Fetch the Bolt Cutters (que se puede traducir por ¡®Trae los cortadores de pernos¡¯), su primer disco en ocho a?os. Y, bueno, es complicado hacer un disco mejor. Tom Waits, Kate Bush, John y Yoko, pero tambi¨¦n Dorothy Parker o Joan Didion se asoman aqu¨ª, echan un vistazo y se van, convencidos de que su ayuda no es necesaria.
Con un desprecio total por la limpieza y la estructura, este ¨¢lbum transita tropezando sobre s¨ª mismo y sobre todo lo que encuentra por el camino. Cuando algo le molesta, no la aparta, lo patea y luego graba el ruido que hace al romperse. Hay vodevil, hay pop, hay percusiones de toda forma y color y hay, sobre todo, palabras. Muchas palabras, tantas que a veces se pisan unas a las otras creando un flujo mel¨®dico fascinante.
Las canciones hacen siempre lo que creen que deben hacer, no lo que se supone que deben, o lo que uno puede esperar de ellas, una vez empieza a conocerlas. Por ejemplo, For her, acaso el corte m¨¢s r¨ªtmico del largo, desaparece en su ¨²ltimo minuto y pr¨¢cticamente se despide con este verso: ¡°Me violaste en la cama en la que naci¨® tu hija¡±. ¡°?Quer¨ªais algo que cantar? Probad de cantar esto, listos¡±, parece decirnos.

A veces se ha acusado a Fiona Apple de hacer una m¨²sica demasiado solipsista, una suerte de dramatizaci¨®n de sus avatares. Como a muchas, a ella no la creyeron, y siguieron cantando y encendiendo mecheros. Hemos venido a bailar y, si tenemos resaca, a sentir. Pero no a pensar y mucho menos a empatizar. Esa era la escena. Ahora, en el mundo del #Metoo, Apple ha decidido servirse de lo personal como medio, no como fin.
Lo hace de forma directa en Ladies, indirecta en Fetch the bold cutters -tal vez la mejor del disco y en la que los ladridos de los perros merecen un Grammy- y de forma divertid¨ªsima en la adictiva Under the table, cabaretesca narraci¨®n de una cena a la que ella que no quer¨ªa ir y, bueno, ya que est¨¢, no se va a callar por mucho que su pareja le pegue patadas por debajo de la mesa. Incluso cuando habla de soledad, lo hace sin resentimiento ni confinamiento, como en esa suerte de misa en el pantano que es Heavy balloon, otra de la muchas cimas que tiene este disco, que m¨¢s que un ¨¢lbum es el Himalaya. Pr¨¢cticamente solo hay ochomiles.
En 1997 nos dijo que el mundo era una mierda. Y nos re¨ªmos. En 2020 nos ha explicado por qu¨¦. Y nos re¨ªmos otra vez. Pero de otra forma.
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