El enigm¨¢tico complejo romano del agua encaramado a una sierra de C¨¢diz
Historiadores de la universidad estudian un singular yacimiento que canalizaba un manantial en una ladera con posibles fines cultuales
Espont¨¢neo, el agua brotaba libre del manantial que coronaba la monta?a. Pasaba por una enorme piscina de dos millones de litros y se desparramaba canalizada por una exuberante red de cisternas, decantadores y fuentes. Diez terrazas y 300 metros de ca¨ªda con juegos acu¨¢ticos, en un paisaje natural antropizado de 20 hect¨¢reas. ?Para qu¨¦ necesitaban los romanos del siglo I antes de Cristo tal oda al agua en un complejo hidr¨¢ulico enclavado en plena serran¨ªa gaditana? Es justo la duda que, desde hace d¨ªas, un equipo de historiadores y arque¨®logos de la Universidad de C¨¢diz intenta despejar en una de sus investigaciones m¨¢s enigm¨¢ticas.
¡°Deb¨ªa ser un lugar espectacular. Jugaba con lo cultual y el agua. Da la impresi¨®n de que trabajaron con el entorno para recrear un ambiente con lo natural, como ocurre en los ninfeos¡±, avanza el profesor de Historia Antigua, L¨¢zaro Lag¨®stena. El tambi¨¦n coordinador de la Unidad de Geodetecci¨®n de la universidad es la primera hip¨®tesis que se plantea para el conocido como yacimiento romano de Sierra Aznar, un emplazamiento arqueol¨®gico ubicado a las afueras de Arcos de la Frontera en el que todo est¨¢ a¨²n por hacer. Aunque est¨¢ parcialmente excavado, cuenta con cerramientos, caminos de acceso y carteler¨ªa desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas; los restos ¨Choy cerrados salvo visitas concertadas¨C est¨¢n envueltos en una inc¨®gnita que Lag¨®stena y los suyos se han propuesto desvelar.
El gran complejo hidr¨¢ulico arcense est¨¢ ubicado en las inmediaciones de una zona que el ge¨®grafo Claudio Ptolomeo (siglo I o II d.C.) identific¨® como el municipio romano de Calduba. Eso ha hecho que, durante a?os, el yacimiento se haya asimilado como una ciudad o poblaci¨®n sin mayor base cient¨ªfica. Pero a Lag¨®stena no le encaja. Acostumbrado a analizar otras obras hidr¨¢ulicas de localidades romanas que fueron mucho m¨¢s extensas, como Baelo Claudia (Tarifa), lo de Sierra Aznar es diferente. ¡°No creo que fuese una ciudad, aunque viviese gente. En la ¨¦poca altoimperial (siglo I a.C.) se llama municipios tambi¨¦n a lugares que podr¨ªa ser centros administrativos, puntos de encuentro c¨ªvico en n¨²cleos rurales¡±, reflexiona el arque¨®logo.
¡°No creo que fuese una ciudad, aunque viviese gente. En la ¨¦poca altoimperial (siglo I a.C.) se llama municipios tambi¨¦n a lugares que podr¨ªa ser centros administrativos, puntos de encuentro c¨ªvico en n¨²cleos rurales¡±, reflexiona el arque¨®logo L¨¢zaro Lag¨®stena
Pero la hipot¨¦tica Calduba parec¨ªa ir m¨¢s all¨¢ de lo administrativo para introducirse en el culto a las divinidades. El lugar aprovechaba un manantial ubicado a 400 metros de altitud en la sierra para canalizar a lo largo de toda una ladera multitud de estanques y cisternas repartidas por m¨¢s de diez niveles en un aterrazado que se conserva parcialmente. ¡°Tampoco hacen falta tantos juegos florales para meter el agua en una tuber¨ªa¡±, a?ade tajante Lag¨®stena. La simbiosis entre naturaleza y paisaje antropizado le recuerda al profesor a un ninfeo, santuarios o monumentos romanos vinculados a grutas naturales que se decoraban para servir como lugar de culto y como suministro de agua.
Las estructuras de Sierra Aznar recuerdan al arque¨®logo de la Universidad de C¨¢diz a restos similares existentes en la ciudad romana de Mulva, en Villanueva del R¨ªo y Minas (C¨®rdoba) o a las estructuras en terrazas de Praeneste, en Palestrina (Italia). ¡°Conecta bien con la idea de ¡®Locus amoenus¡¯ ¨Ct¨®pico literario que hace referencia a un lugar idealizado por su tranquilidad y belleza¨C. No son espacios muy comunes en el mundo romano, se conservan en un porcentaje muy bajo¡±, sentencia el investigador.
El posible ninfeo de Sierra Aznar sobrecoge en una de sus terrazas m¨¢s altas. All¨ª se conserva una gran piscina casi cuadrada 25 metros de lado y unos seis metros de profundidad a la que hoy se puede acceder por la ¨²nica grieta de su vetusto hormig¨®n. ¡°Es la m¨¢s grande conservada en la B¨¦tica romana¡±, asegura Lag¨®stena. El gran estanque beb¨ªa de una gruta y de una estructura circular superior antropizada que corona la sierra y que es conocida por los lugare?os como el ¡®cucurucho¡¯. De ah¨ª se bifurcaba por un juego de cisternas y fuentes que bajaban por la ladera y que posiblemente estar¨ªan recubiertas de m¨¢rmol, entre las que destaca un decantador o piscina limaria que se conserva en la mitad de la bajada.
Juegos de agua
En toda esa sucesi¨®n de juegos del agua creados para resolver un descenso de 300 metros llevan d¨ªas trabajando Lag¨®stena y su equipo. En esta primera etapa, los investigadores han realizado vuelos de dron para conseguir una fotogrametr¨ªa completa de los restos que calculan dispersos en unas 20 hect¨¢reas de extensi¨®n. ¡°La idea es conseguir una delimitaci¨®n y definici¨®n del yacimiento¡±, explica Mar¨ªa Mac¨ªas, delegada de Cultura en el Ayuntamiento de Arcos e impulsora de esta primera gran investigaci¨®n sobre el lugar. ¡°Me encontr¨¦ mucha documentaci¨®n dispersa. Antes de seguir dando palos de ciego era necesaria esta investigaci¨®n¡±, razona la edil. Tras ella, el Ayuntamiento quiere desarrollar nuevas fases que, a medio plazo, culminen con la reapertura del yacimiento ya con una interpretaci¨®n adecuada.
Al no contar ni con delimitaci¨®n exacta hasta ahora, el complejo de Sierra Aznar ni siquiera goza de la protecci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural que es habitual en los yacimientos arqueol¨®gicos. La tramitaci¨®n comenz¨® en 1997, pero ¡°se qued¨® en un caj¨®n¡±, seg¨²n asegura Mac¨ªas. La delegaci¨®n provincial de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa confirma la ausencia de declaraci¨®n, aunque segura que, entre 2018 y 2019, han comenzado a redactar ¡°de oficio¡± la documentaci¨®n para su incoaci¨®n. La medida se antoja urgente, debido a la existencia de una cantera cercana en la otra cara de la sierra que contin¨²a con su extracci¨®n, pese a tener los terrenos ¡°pr¨¢cticamente agotados en extensi¨®n¡±, seg¨²n asegura la propia delegaci¨®n de la Junta.
Demasiada tarea pendiente para una sierra que ni siquiera se sabe por qu¨¦ qued¨® deshabitada. Lag¨®stena y los suyos han localizado otra piscina elevada, alejada de la zona principal, pero conectada a ella que sugiere que el sistema debi¨® quedarse sin agua: ¡°Eso habla de un esfuerzo, quiz¨¢s en clave de religi¨®n, por volver a re-emanar todo. Al final se debi¨® acabar abandonando¡±. Dos mil a?os despu¨¦s de aquello, Calduba ha encontrado por fin alguien que quiera arrojar luz a tanta inc¨®gnita. ¡°Es de los espacios m¨¢s enigm¨¢ticos que me encontrado¡±, zanja L¨¢zaro Lag¨®stena entusiasmado.
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