Tumba silenciada en Berl¨ªn
Un grupo de trabajadores que buscaba municiones sin estallar de la Segunda Guerra Mundial, se top¨® en el a?o 2000 con el b¨²nker donde Hitler acab¨® con su vida
Las estad¨ªsticas que maneja la oficina de turismo de Berl¨ªn revelan que uno de cada dos turistas que llega a la capital alemana pregunta si a¨²n se puede visitar la m¨¢s famosa de todas las ruinas de la ciudad: el b¨²nker donde Hitler se suicid¨®.
Hasta 2006, los gu¨ªas no ten¨ªan una respuesta porque el famoso b¨²nker, por deseo de las autoridades comunistas de la antigua RDA y, desde octubre de 2000, por las autoridades de Berl¨ªn, nadie pod¨ªa indicar el lugar exacto donde se encontraba. Una interesada y c¨®mplice capa de silencio cubre la tumba para evitar que los nost¨¢lgicos herederos del dictador la conviertan en un lugar de peregrinaci¨®n.
Una fr¨ªa ma?ana de octubre de 2000 un grupo de trabajadores, que buscaba municiones sin estallar de la Segunda Guerra Mundial, se top¨® con una formidable y sospechosa placa de hormig¨®n. ¡°Aqu¨ª es¡±, admiti¨® el Gobierno. ¡°Tenemos dos opciones: llenar con tierra la excavaci¨®n y seguir con la construcci¨®n o detener las obras para llevar a cabo un trabajo arqueol¨®gico¡±. Al final, regresaron las gr¨²as y se tap¨® el lugar con tierra.
Seis a?os despu¨¦s, los gu¨ªas ya pod¨ªan dar una respuesta a las preguntas de los turistas. Gracias a una iniciativa privada, se inaugur¨® en junio de 2006 una peque?a placa que recuerda la existencia del b¨²nker, en el mismo lugar donde yace sepultado a varios metros de profundidad.
Al igual que el b¨²nker, el aniversario del suicidio del dictador siempre ha sido ignorado por las autoridades nacionales y municipales. Solo la prensa le dedica cierta atenci¨®n. La televisi¨®n tiene, de hecho, programados algunos reportajes sobre los ¨²ltimos d¨ªas del Tercer Reich.
Sin embargo, los alemanes prefieren recordar otra fecha hist¨®rica: el 8 de mayo de 1945, el d¨ªa de la capitulaci¨®n, el d¨ªa de la ¡°derrota¡± hasta que, en 1985, el entonces presidente de Alemania, Richard von Weizs?cker, cambi¨® el discurso: no era el d¨ªa de la derrota, sino ¡°el de la liberaci¨®n¡±.
Ahora, debido a la pandemia, no habr¨¢ grandes eventos en la Puerta de Brandeburgo ni en otros lugares hist¨®ricos de Berl¨ªn.
La ciudad recordar¨¢ el fin de la guerra con una gran exposici¨®n digital y una campa?a para advertir contra el auge de los extremismos y nacionalismos. ¡°Todo empez¨® con las elecciones¡±, dice un cartel preparado para la ocasi¨®n.
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