El impulso de lo inconveniente

?Por qu¨¦ una hermosa pel¨ªcula de 2018 con buenas cr¨ªticas y excelente acogida en el Festival de Cannes, magn¨ªficos y famosos int¨¦rpretes, basada en una novela de un autor prestigioso, le¨ªdo y reconocido en Espa?a, ganador del Princesa de Asturias de las Letras, ha tenido que esperar dos a?os para su estreno en nuestro pa¨ªs, v¨ªa plataforma, sin pasar por los cines y en medio de una pandemia? Queda esta reflexi¨®n inicial para todos: distribuidores, exhibidores, prensa, cr¨ªtica y, claro, el consabido mercado. Carguemos cada uno con nuestra parte de culpa, mayor o menor.

Incendios es una novela maravillosa de Richard Ford del a?o 1990. Tranquila, tenue, sencilla y mesurada en su narraci¨®n; volc¨¢nica y complej¨ªsima en su interior, en lo que se desprende de las actitudes de los personajes. Lo que arde con el fuego, adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de la pareja sentimental y art¨ªstica formada por los habituales int¨¦rpretes Paul Dano y Zoe Kazan, guion de ambos, direcci¨®n del primero, capta a la perfecci¨®n las dos esencias del texto de Ford: la sencilla complejidad de un breve periodo en la vida de una familia americana. Unos d¨ªas donde sus criaturas deben lidiar con los incendios, los f¨ªsicos, en la naturaleza que rodea al peque?o pueblo donde se ambienta, y los interiores, del esp¨ªritu, all¨ª donde no hay una explicaci¨®n clara para cada actitud. El modo de mirar a lo desconocido de la vida, a las crisis personales, y la forma de encararlas. Esa b¨²squeda de la soledad que no implica necesariamente que hayas perdido el juicio.

Kazan, que ya hab¨ªa escrito la estupenda Ruby Sparks, y Dano, debutante, trasladan a prosa cinematogr¨¢fica la prosa literaria de Ford por el mejor de los caminos; tambi¨¦n por el m¨¢s dif¨ªcil. La narraci¨®n en primera persona del personaje del hijo de la familia, expuesta desde la conciencia de un futuro adulto, desaparece. Aqu¨ª no hay voz en off ni exposici¨®n de los sentimientos. Solo su mirada, y esa es la palabra clave: c¨¢lida, inteligente y muy formada a pesar de su edad. Todo sucede a su alrededor, desde el punto de vista del soberbio chaval protagonista, Ed Oxenbould. Y en el relato solo hay ligeros cambios, no imprescindibles pero en modo alguno gratuitos: una amistad femenina en el instituto para el chico, y la sustituci¨®n del ep¨ªlogo aclaratorio de Ford por uno m¨¢s sutil y menos explicativo, metaf¨®rico en su plano final.

Por ¨¦poca, vivencias y conflictos, Lo que arte con el fuego entronca desde la reflexi¨®n actual con algunas de las obras maestras del melodrama de los a?os cincuenta, las de Douglas Sirk, las de Richard Quine. Pero no por estilo, plenamente contempor¨¢neo, m¨¢s dram¨¢tico que melodram¨¢tico. Con un matiz impl¨ªcito que domina el conjunto, una frase de la novela que aqu¨ª, con buen criterio, no se verbaliza: ¡°Las personas a veces se ven impulsadas a hacer cosas que no les convienen¡±. Y que quiz¨¢ sean necesarias para sentirse vivos, para apagar los incendios del alma.