El marqu¨¦s de Sade, las marquesas y los terroristas

Que el marqu¨¦s de Sade dejara un legado literario de envergadura no significa que sus hijos heredaran su capacidad creativa en una obra clasificada como Tesoro Nacional en Francia, sino el t¨ªtulo nobiliario y acaso una fortuna. Nadie, por decirlo claramente, tendr¨ªa derecho a reprochar a esos hijos la calidad estil¨ªstica de su padre, su visi¨®n del vicio y la virtud, ni su tem¨¢tica escandalosa. Ni aunque el l¨ªder podemita se llamara Pablo Bin Laden y no Iglesias, por ejemplo, tendr¨ªa tampoco nadie derecho a reprocharle el 11-S. Que ni de cerca ni de lejos es el caso.

Pero ya que nos han puesto en tesituras tan simplonas, seguimos.

Una de las diferencias entre un terrorista y un arist¨®crata es que el primero elige (un camino criminal) mientras que el segundo, en general, hereda (un privilegio). La ¨²nica diferencia entre un hijo de terrorista y un hijo de arist¨®crata, sin embargo, es que el primero es un ciudadano limpio de polvo y paja y el segundo tambi¨¦n, salvo que ya ha heredado un privilegio.

Ducados los ha habido de quita y pon en Espa?a a ra¨ªz del caso Urdangarin o m¨¢s bien de pon y quita, porque tal como se cre¨® el de Palma se le confisc¨® despu¨¦s al agraciado. De ¡°pon¡± sin quitar tambi¨¦n ha habido muchos para quienes prestaron favores a la causa, pero no es ahora el caso.

Nos obliga a esta peculiar reflexi¨®n el crujido dial¨¦ctico al que asistimos el mi¨¦rcoles en el Congreso, cuando a la alusi¨®n a su condici¨®n de marquesa por parte de Iglesias respondi¨® ?lvarez de Toledo sacando la ametralladora y descargando copiosa munici¨®n en segundos: hijo de terrorista, arist¨®crata del crimen pol¨ªtico, burro de Troya, embajador de ETA, impostor, mentiroso, prohijado de los ayatol¨¢s, de Venezuela y tantas cosas que no parece haber tiempo en una vida joven para amasar tal curr¨ªculum. Como balas trazadoras, los insultos y acusaciones salieron contra el enemigo en la diana como si no hubiera coronavirus, crisis, cierre de Nissan, qu¨¦ tal si arrimamos el hombro, toca remar juntos, qu¨¦ cosas digo.

Natalia Ginzburg cuenta en Las peque?as virtudes (Acantilado) que, cuando era ni?a y empez¨® a escribir poes¨ªas, cre¨ªa que eran tan buenas que no entendi¨® por qu¨¦ se re¨ªan de ella los dem¨¢s. ¡°Escribir poemas era f¨¢cil. Mis poemas me gustaban mucho, me parec¨ªan casi perfectos. No entend¨ªa qu¨¦ diferencia hab¨ªa entre ellos y los poemas verdaderos, ya publicados, los de los verdaderos poetas¡±.

M¨¢s tarde entendi¨® eso y muchas otras cosas y, gracias a ello, la literatura creci¨®. Ojal¨¢ la portavoz del PP entendiera tambi¨¦n la diferencia entre jugar a hacer pol¨ªtica y hacerla. Sin olvidar que la diferencia entre un acusado de marqu¨¦s y un acusado de hijo de terrorista es que el primero no tiene gran argumento para ir a los tribunales, pero el segundo s¨ª.