Daniel Innerarity: ¡°Algunos pol¨ªticos son aut¨¦nticos ¡®cu?ados¡±
El fil¨®sofo describe su ensayo ¡®Pandemocracia¡¯, escrito en el confinamiento, como su ¡°aplauso de las ocho¡±, su forma de contribuir a la salida de la crisis del coronavirus: ¡°Comprender es un alivio¡±
En su foto de WhatsApp se le ve bajando, equipad¨ªsimo, el volc¨¢n Cotopaxi (Ecuador, casi 6.000 metros) despu¨¦s de subirlo para celebrar su sexag¨¦simo cumplea?os el pasado verano. El jueves, antes de nuestra videollamada, acababa de bajar de su caminata por el monte Erreniega, cerca de su casa en Navarra. El fil¨®sofo andar¨ªn me hab¨ªa puesto deberes. Escuchar a Izaro, ¡°la Rosal¨ªa vasca¡±, cantar en euskera acompa?ada de una banda sinf¨®nica sobre c¨®mo ser¨¢ la vuelta a los abrazos. La canci¨®n, bell¨ªsima, fue creada antes del coronavirus, como los cuadros de Juan Genov¨¦s, el pintor de los abrazos y el caos ordenado que ilustra sus dos pen¨²ltimos libros. Ambos artistas le representan, dice: ¡°H¨ªbrido que es uno¡±. A ver por d¨®nde le entro.
Dice que se preocup¨® de veras cuando empezaron a consultarle periodistas sobre el coronavirus ?Es el fil¨®sofo el ¨²ltimo recurso?
Algo as¨ª. La gente importante en esta crisis son los gestores sanitarios, los que est¨¢n al mando de las organizaciones, los expertos. Entonces, cuando me llamaron, pens¨¦, esto va en serio. Los fil¨®sofos no somos imprescindibles, pero hay cosas que sabemos hacer y que si hacemos bien, son un consuelo: fabricar conceptos. Yo hago conceptos. Por eso escrib¨ª Pandemocracia (Galaxia Gutenberg). En mi pueblo, si sal¨ªa aplaudir a las ocho no me o¨ªa nadie. Este libro es mi aplauso y mi ofrenda. Pens¨¦ ofrecer a mis conciudadanos un marco conceptual que ayudara a entender qu¨¦ nos pasa. Comprender es un alivio.
?De esta salimos m¨¢s fuertes, que dice el Gobierno?
Lo ¨²nico que tengo claro es que de esta salimos menos. Que salgamos mejores y m¨¢s fuertes depender¨¢ de c¨®mo ejercitemos la inteligencia y la voluntad, y eso es completamente imprevisible.
?El virus nos ha puesto en nuestro sitio?
Nos ha dado un golpe brutal, pero nuestro sitio no lo decide la naturaleza ni el destino, sino nosotros. Ser¨ªa est¨²pido no tomar ense?anzas. Cabe m¨¢s que ponerse de rodillas, suspender el pluralismo democr¨¢tico y decir am¨¦n. Habr¨¢ que iniciar un debate democr¨¢tico sobre cu¨¢l es nuestro sitio.
Los fil¨®sofos no somos imprescindibles, pero hay cosas que sabemos hacer y que si hacemos bien, son un consuelo: fabricar conceptos
El espect¨¢culo del Congreso no es muy edificante al respecto.
El espect¨¢culo del Congreso tiene que ver con factores estructurales de nuestro sistema que generan en los actores una gran desconfianza mutua y una gran ansiedad, porque la pol¨ªtica se ha acelerado de tal forma que pide resultados inmediatos. Exigimos gratificaci¨®n inmediata como si fu¨¦ramos consumidores. Esto hace que todo se vea en t¨¦rminos puramente electorales, de mercado. El elemento de colaboraci¨®n, de diagn¨®stico compartido, de debate, es muy d¨¦bil en nuestro sistema.
Fue candidato de Geroa Bai, pero nunca toc¨® poder. ?Resentido?
Es que a m¨ª me gusta la pol¨ªtica, pero no la vida pol¨ªtica. Y son dos cosas diferentes. Desde chaval, al final del franquismo, militaba en esta causa y sigo comprometido con unos ideales, pero vivir de esto me parece tremendamente sacrificado. Mi tipo de experiencia tiene que ver m¨¢s con echar una mano, con ayudar, que con ser protagonista.
?O sea que va de bulto en las listas?
Bueno, el bulto es una cosa muy digna y democr¨¢tica. No lo despreciemos. El ir a un mitin a que te cuenten es muy democr¨¢tico, no solo estar en el estrado.
Habr¨¢ que iniciar un debate democr¨¢tico sobre cu¨¢l es nuestro sitio
En su libro augura el fin del cu?adismo ante esta debacle. Optimista le veo.
Ya no estoy tan seguro. El cu?adismo tiene menos que ver con la constataci¨®n de objetividades que con la configuraci¨®n de una emoci¨®n, de un sentimiento de seguridad propia. En ese sentido el fil¨®sofo ser¨ªa el anticu?ado. El fil¨®sofo lleva con bastante dignidad ser continuamente desmentido en sus prejuicios. En el resto de profesiones la gente demuestra su competencia, nosotros demostramos continuamente nuestra incompetencia porque nos ponemos continuamente problemas que no podemos resolver. El cu?ado no sabe lo gratificante que es que la realidad te contradiga y te haga replante¨¢rtelo todo.
Pues las redes est¨¢n llenas.
No solo: hay l¨ªderes pol¨ªticos que son aut¨¦nticos cu?ados. La revitalizaci¨®n que la crisis ha hecho del saber experto, de la ciencia, es un argumento muy poderoso frente a esa banalizaci¨®n de la opini¨®n, pero va a ser moment¨¢nea. Por eso ahora quiero escribir un elogio del tertuliano.
Me deja loca.
Cuando uno oye la palabra tertuliano se echa la mano a la pistola porque piensa en los peores, que los hay. Pero el tertuliano como figura democr¨¢tica merece ser reconocido. La persona que es capaz de contribuir en tiempo real, con una cierta rapidez y un m¨ªnimo de rigor, a que nos configuremos una opini¨®n propia. Esa figura rompe el esquema elitista de una sociedad regida por los expertos o por un poder pol¨ªtico en el que supuestamente est¨¢n los que m¨¢s saben, que no es verdad.
En el resto de profesiones la gente demuestra su competencia, nosotros demostramos continuamente nuestra incompetencia porque nos ponemos continuamente problemas que no podemos resolver
?No se le cayeron los birretes por ir a filosofar a ¡®S¨¢lvame¡¯?
Jam¨¢s los he llevado. Si me piden que hable de algo que puede servir a la gente, voy. Creo que hay que ganar nuevos espacios y lectores para la reflexi¨®n que ofrece la filosof¨ªa, sin perder el rigor. Frente a la visi¨®n elitista, hay una visi¨®n popular y democr¨¢tica de la conversaci¨®n filos¨®fica. Lo que pasa es que en esta profesi¨®n, uno tiene m¨¢s prestigio cuanto m¨¢s cenizo, oscuro y pesimista, y yo lo combato como puedo.
En su libro le pega un buen repaso a algunos colegas. A Zizek y a Agamben les pitan los o¨ªdos.
Simplemente me parece que esos que menciono son unos bocazas, y a veces te hacen avergonzarte de formar parte de un grupo profesional, pero la mayor parte de mis colegas son extraordinarios, y yo aprendo much¨ªsimo.
P: ?Son fil¨®sofos cu?ados?
Digamos que han tenido la mala suerte de encontrar una met¨¢fora afortunada muy j¨®venes y explotarla al extremo. El fin del capitalismo, el estado de excepci¨®n.... Es dif¨ªcil resistir la tentaci¨®n de aplicar tu met¨¢fora exitosa en un momento y unas circunstancias determinadas, para otras en las que realmente no sirve. Un fil¨®sofo debe o¨ªr much¨ªsimas voces y no rodearse de un coro de abuelas que le digan continuamente y contra toda evidencia que eres el m¨¢s guapo, el m¨¢s listo y el mejor. Instalarse en un espacio de incomodidad habitual.
El cu?ado no sabe lo gratificante que es que la realidad te contradiga y te haga replante¨¢rtelo todo.
?A los 60 uno es a¨²n un joven fil¨®sofo?
Cuando me invitaron a un congreso de j¨®venes fil¨®sofos, ya no era joven. La juventud de un fil¨®sofo tiene que ver con el estado de vigilia de su curiosidad y su nivel de pasi¨®n por la realidad. Si fallas en eso, est¨¢s jubilable.
?El virus mat¨® las certezas?
Por lo menos tal y como las hab¨ªamos conocido. Entramos en un espacio con m¨¢s incertidumbre de la que est¨¢bamos acostumbrados a manejar, pero esa incertidumbre puede ser un elemento de democratizaci¨®n. La ignorancia en otras ¨¦pocas construy¨® elitismo. En este momento, deber¨ªa servir para construir sociedades m¨¢s igualitarias y m¨¢s democr¨¢ticas, es nuestro gran desaf¨ªo.
?Mal de tontos, consuelo de muchos?
Ojal¨¢ la ignorancia que compartimos nos haga m¨¢s igualitarios. Para eso hay que reconocer la ignorancia de los legos en unas cosas, y la de los expertos en otras. Deber¨ªamos aprender que la democracia es un coro muy desafinado de much¨ªsimas voces gracias al cual nos ahorramos los errores que se deducir¨ªan de escuchar una sola voz. Da igual que sea la del pueblo que habla en un plebiscito, o las de los expertos que hablan desde una c¨¢tedra.
?C¨®mo ser¨¢n los abrazos a partir de ahora? ?Tendremos miedo al otro?
Al principio, s¨ª. Encerrados en casa hemos echado de menos los abrazos con la familia, con los amigos. Pero tambi¨¦n hemos a?orado algo fundamental: los espacios p¨²blicos, el contacto con gente diferente, lejana, distante, gente que te resulta respetuosamente indiferente. Esa indiferencia y ese anonimato de la vida en la ciudad, tan emancipadora. En nuestra cultura del sur, o te dan un abrazo o te dan una leche. O te avasallan o te intimidan. Estar¨ªa bien encontrar un t¨¦rmino medio entre la efusividad y el desprecio.
¡®It¡¯s very difficult¡¯ todo esto.
R: Ja, ja, ja. S¨ª, ah¨ª Rajoy estuvo fino. La democracia es compleja, el mundo es complejo, la realidad es compleja y cuando alguien la plantea de forma binaria, simplificadora, donde en vez de buenos diagn¨®sticos hay la determinaci¨®n de un campo de batalla donde se distribuyen buenos y malos, tenemos obligaci¨®n de sospechar.
'PANDEM?CRATA'
As¨ª, parafraseando el t¨ªtulo de su libro, 'Pandemocracia' (Galaxia Gutenberg), tambi¨¦n puede presentarse a Daniel Innerarity (Bilbao, 60 a?os), catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica, si no se dispone de varios folios para glosar su curr¨ªculo. El ensayo ofrece conceptos a los que asirse para entender qu¨¦ nos pasa y, as¨ª, poder prepararnos para el futuro que viene. ?l, por su parte, solo admite saber que no sabe nada. As¨ª no hay quien falle.
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