¡°?Esc¨¢ndalo, aqu¨ª se odia!¡±, dijo la red mundial del odio
A los gigantes de hoy no se les ataca como hizo el Quijote o hacen quienes vandalizan estatuas de su autor, sino que se les derrota en las urnas
Hasta qu¨¦ punto hemos llegado en la hipervaloraci¨®n de lo min¨²sculo que ya no sorprende el odio que emana Donald Trump en cada uno de sus gestos, consignas y acciones, sino que Twitter nos haya advertido de que algunos de sus tuits son un acto de odio y glorificaci¨®n de la violencia. ?Twitter se ha dado cuenta! Cuando el algoritmo al fin ha aprendido lo que ya sab¨ªamos y adem¨¢s nos sorprende es que el foco general est¨¢ averiado. Como conductores novatos que necesit¨¢ramos constantes se?ales en carretera para advertirnos de las v¨ªas prohibidas o la velocidad adecuada, pareciera que hoy necesitamos advertencias en las redes sobre los paquetitos de odio con el que nos alimentan los l¨ªderes que elegimos precisamente porque sintonizaron con nuestro odio. Y, por necesitar, nos aseguran que hoy tambi¨¦n requerimos avisos en las pel¨ªculas que albergan racismo. ¡°?Qu¨¦ esc¨¢ndalo, aqu¨ª se juega!¡±, que dijo Renault en Casablanca. ¡°?Qu¨¦ esc¨¢ndalo, aqu¨ª se odia!¡± dice la red en la que transcurre la guerra mundial del odio.
?Se acuerdan de los dos rombos en las pel¨ªculas de adultos? Entonces ¨¦ramos peque?os, pero hoy ya sabemos que aquello no nos salv¨® de perversi¨®n alguna, como sabemos que la infantilizaci¨®n social no puede ser la medicina contra esta invasi¨®n del odio, de irracionalidad y la exhibici¨®n de ignorancia que es real. ?As¨ª que ahora qu¨¦ hacemos?
Cuando un presidente ha propuesto inocular rayos violeta o lej¨ªa en el cuerpo para anular el coronavirus, ?c¨®mo explicas a quienes atacan estatuas de Cervantes que el escritor no llev¨® esclavos a Am¨¦rica o que Fray Jun¨ªpero puede que no tuviera en cuenta las consignas LGTBI que hoy nos gu¨ªan, pero que no es el enemigo a batir?
El Quijote tambi¨¦n cre¨ªa atacar a poderosos gigantes mientras se estrellaba contra molinos para acabar magullado, y su m¨¢xima contribuci¨®n al esp¨ªritu de conquista y represi¨®n de la ¨¦poca pudo ser la ¨ªnsula Barataria que consigui¨® para el buen gobierno de Sancho, que antes prefiri¨® sin embargo regresar a las sopas, grasas y vinos manchegos que seguir al mando de nada. Y con raz¨®n.
Pero no hemos aprendido gran cosa. Ni Cervantes ni Jun¨ªpero son los enemigos de la igualdad, ni los molinos de viento lo eran de la justicia. La diferencia es que los gigantes de hoy, a diferencia de los quijotescos, son visibles y adem¨¢s no hace falta derribarlos porque se les puede derrotar. Bastan los votos. Son Donald Trump, Jair Bolsonaro, es Vox con su intolerancia, es Boris Johnson con sus mentiras sobre la Uni¨®n Europea, y quien dice Vox dice. Dice.
No es la infantilizaci¨®n el remedio, dec¨ªamos, sino, por el contrario, la construcci¨®n adulta de una sociedad a trav¨¦s de la educaci¨®n y sin que falte el bienestar. Y ¨¦se debe ser el foco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.