Sirenas diab¨®licas

En la larga n¨®mina de pel¨ªculas de terror que exploran el p¨¢nico dentro de un velero, La posesi¨®n de Mary apunta a la popa. Sobre el papel la cosa parece prometedora. Un reparto que incluye a dos actores con sobrado talento y veteran¨ªa, los brit¨¢nicos Gary Oldman y Emily Mortimer, y algunos m¨¢s j¨®venes pero muy alentadores, como Owen Teague (el chico friki de la serie Mrs. Fletcher). Las l¨ªneas generales del argumento tampoco est¨¢n mal: un amante del mar sumido en una crisis de pareja decide comprar una goleta llamada Mary para hacer una traves¨ªa con su esposa y sus dos hijas y darle as¨ª un vuelco a su estancada vida matrimonial. La embarcaci¨®n es una antigualla adquirida en una subasta cuyo mascar¨®n de proa es una bella sirena que ha sobrevivido toda suerte de aventuras.

Toda la pel¨ªcula es un flashblack narrado por la madre (Mortimer) a la que acusan de haber hundido el Mary y a su tripulaci¨®n. En pocos minutos sabemos que ella y sus dos hijas han sobrevivido al episodio de terror fant¨¢stico que la pel¨ªcula se dispone a narrar. De todas las decisiones de guion que vienen despu¨¦s este flashback en una comisar¨ªa esta puede ser un lugar com¨²n cuestionable pero no ser¨¢ la peor de todas las toscas artima?as que vendr¨¢n despu¨¦s.

Oldman y Mortimer hacen lo que pueden para hacer cre¨ªble una historia que maneja mal el suspense que anuncia. Lo mejor de la pel¨ªcula son ellos dos, pero poco importa porque ni la crisis matrimonial ni la posesi¨®n que parece acorralar a la hija peque?a quedan resueltas o explicadas. En manos de un ente (una sirena o ser marino, se supone) diab¨®lico, la pel¨ªcula se adentra en el terreno de lo paranormal y la locura pero de una forma tan abrupta y caprichosa que a sus predecibles sustos se suma un desenlace final que parece una broma.