N¨¦lida Pi?¨®n: ¡°El p¨¢nico ha tenido una fuerza poderosa, m¨¢s que la pandemia¡±
La escritora brasile?a, premio Pr¨ªncipe de Asturias, habla de la situaci¨®n de su pa¨ªs y de los efectos del coronavirus
N¨¦lida Pi?¨®n (R¨ªo de Janeiro, 83 a?os), premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras de 2005, escribi¨® una ficci¨®n prolongando la met¨¢fora de Sherezade en Voces del desierto. Ahora, mientras ocurre en su propio pa¨ªs la terrible consecuencia de la pandemia, conf¨ªa tambi¨¦n en que la ficci¨®n, el relato, sean ¨²tiles para afrontar un drama que el m¨ªtico personaje al que ella dio voz super¨® gracias a su capacidad de contar para vencer la opresi¨®n y el agotamiento. Ella sigue escribiendo. Est¨¢ por salir en Alfaguara su ¨²ltima obra, y aunque esta es su tarea principal, inventar, no deja de dolerse por lo que ocurre en su tierra y en el mundo. De esto habl¨® por Skype, desde su casa en R¨ªo de Janeiro, avisando de que ¡°Brasil vive un momento de rencor generalizado¡±, al tiempo que exhibe lo que est¨¢ a la vista de su estudio, ¡°lleno de pilas de papel, originales, toda mi vida creativa est¨¢ aqu¨ª dentro¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ es su vida creativa ahora?
Respuesta. Es la capacidad que tengo de agregar a mi vida todo lo que est¨¢ afuera. El creador trabaja a partir de lo que existe y de lo que existi¨®. Soy una mujer que cree que solo se puede ser contempor¨¢neo si se es arcaico. Yo navego en las aguas de los griegos, de los persas, de las Am¨¦ricas y del mundo. No hago una distinci¨®n profunda de d¨®nde estoy, qui¨¦n soy o de qu¨¦ ¨¦poca.
P. Este periodo se parece al que combat¨ªa Sherezade, que hablaba para que no se cumpliera la condena. Ahora se vive una condena y conversamos para que no caiga la noche¡
R. La humanidad siempre padeci¨® tremendas dificultades. Nunca hubo una ¨¦poca fruct¨ªfera, solo instantes de celebraci¨®n, pero cada vez que la humanidad fracasa seguimos adelante. Ahora se habla de la globalizaci¨®n, pero ya los vikingos empezaron ese proceso; y lo hicieron los griegos con Alejandro, los bucaneros ingleses del Caribe y los extraordinarios globalizadores portugueses. Siempre fue as¨ª. Todos abrieron espacios para la globalizaci¨®n. Lo que sucede es que hoy vendemos nuestra libertad de individuos patrios por objetos perecederos sin ning¨²n valor. No tengo miedo, en fin, del da?o que pueda pasar, porque lo peor ya est¨¢ pasando.
P. ?Qu¨¦ ha sido lo peor de lo peor?
R. Si no nos damos cuenta de la fuerza de esta advertencia hist¨®rica que amenaza a la civilizaci¨®n, es que no estamos preparados para sobrevivir. Hay que estar preparados para salir de esto e intentar ver qu¨¦ impide nuestra supervivencia. Por detr¨¢s de todo esto estamos viviendo una explosi¨®n demogr¨¢fica. La tierra tiene dificultades para abrazar 8.000 millones de personas. Nadie quiere quedarse en ?frica, o en Europa, nadie quiere quedarse donde est¨¢, siempre estamos buscando un lugar en el que se pueda asegurar la fortuna¡ M¨¢s que desplaz¨¢ndonos geogr¨¢ficamente lo estamos haciendo en esp¨ªritu, y en esto veo insatisfacci¨®n, necesidad, infortunio extraordinario. Como si no tuvi¨¦ramos futuro, nos empe?amos en borrar los hechos del pasado. El pasado no se destruye, pero s¨ª hay que corregir los desvar¨ªos del presente.
P. ?C¨®mo calificar¨ªa este momento moral de la humanidad?
R. ?La humanidad nunca tuvo c¨®digo moral que nos sirviera a todos! Los c¨®digos que tuvimos serv¨ªan a algunos, a los due?os del c¨®digo, a los que los escribieron y no a los que padec¨ªan los horrores de ese c¨®digo. Desde la Biblia, los c¨®digos beneficiaban solo a una parcela de la poblaci¨®n. Los dem¨¢s eran esclavos de la voluntad ajena¡ Lo que veo hoy es una desuni¨®n que privilegia intereses propios. La Uni¨®n Europea tard¨® mucho en ayudar; tuvo y tiene miedo de la segregaci¨®n, de que puedan surgir otros Brexit. Igual que en Am¨¦rica, nosotros no estamos unidos, hay intereses.
P. Tiene usted mucha relaci¨®n con Galicia, con Espa?a. ?C¨®mo ha vivido, desde Brasil, la situaci¨®n de este pa¨ªs?
R. Ha sido un gran dolor, pero de alguna manera los dolores que sal¨ªan de Italia prepararon para las futuras tragedias. Italia nos advirti¨®: prep¨¢rense. Cuando la tragedia lleg¨® a Espa?a, imagine lo que he sentido¡ ?C¨®mo pod¨ªa pasar eso en Europa? Se supon¨ªa preparada para entrar en el ed¨¦n, en el para¨ªso econ¨®mico y en la justicia. La gente se cre¨ªa bajo las bendiciones de un dios econ¨®mico, poderoso. Yo me di cuenta de que esto se arrastrar¨ªa por todo el mundo, pero que sembrar¨ªa menos p¨¢nico. El p¨¢nico ha tenido una fuerza poderosa, m¨¢s que la pandemia, quiz¨¢. Veremos, porque hay muchos misterios, mucho que no sabemos y muchas verdades que saldr¨¢n de los laboratorios farmac¨¦uticos porque no nos dicen lo que est¨¢ pasando.
P. Susto del mundo, pues.
R. Los brasile?os estamos muy golpeados, el mundo entero est¨¢ asustado. Ahora, adem¨¢s, asusta esa palabra espa?ola, brote. Es impresionante su sentido simb¨®lico. El brote nos est¨¢ estableciendo nuestros l¨ªmites. A partir de ahora no tenemos libertad, porque somos v¨ªctimas del pr¨®ximo brote. No se puede gozar bajo la tutela del brote.
P. ?C¨®mo ha vivido usted la situaci¨®n en Brasil?
R. Como todos, lo he visto con visi¨®n cr¨ªtica y muy dolorida. Tener un gobernante que no se da cuenta del peso de la pandemia y de lo que est¨¢ pasando en el mundo es una enorme tristeza. Los fracasos que llegan de Brasilia nos educaron desde mucho tiempo para el sufrimiento. Es como si se pudiera esperar lo peor de Brasilia. Es un c¨¢ncer que empez¨® hace mucho. Llego a la conclusi¨®n de que las administraciones se imponen a favor de sus intereses y no de los del pueblo. Siento un profundo descr¨¦dito del poder, como el que ahora vive Brasil.
P. ?Vale hoy en Brasil la opini¨®n de una intelectual como usted?
R. No creo mucho en el poder del intelectual. La gente hoy tiene mucho m¨¢s en cuenta al que sale por la televisi¨®n que el que habla desde un libro. Brasil se vuelca en sus propios intereses con una visi¨®n parroquial. Hoy no tiene grandes pol¨ªticos, grandes oradores, personalidades en las que confiar, que expresen las necesidades reales. A mi juicio, los pol¨ªticos son un fracaso. Como intelectual me doy cuenta de mis limitaciones, pero s¨¦ que mi deber es seguir creando, escribiendo. Mi deber como intelectual brasile?a es seguir produciendo libros, teniendo la independencia total, est¨¦tica, moral, sin miedo a la histeria.
P. Han tenido ustedes ah¨ª un espect¨¢culo pol¨ªtico intenso: la ri?a entre el presidente y el ministro de Justicia que ayud¨® a llevarlo al poder¡ ?Qu¨¦ sinti¨® ante tal vodevil?
R. Moro tampoco es inocente. Bolsonaro es una figura por la que no tengo ning¨²n respeto, pero me parece que Moro se reconcili¨® con sus enemigos. Hoy miro a Moro con cierta prevenci¨®n. Pero es de todas maneras un personaje. Quiz¨¢ deba escribir una novela sobre la tragedia del poder, aunque no s¨¦ si podr¨ªa escribir sobre un personaje como Bolsonaro.
P. En esa tragedia de personajes resurge Lula, que fue tan premiado en Espa?a. ?C¨®mo ha visto su relaci¨®n con este momento?
R. No hace falta que hable de Lula. Manch¨® su biograf¨ªa hasta entonces respetada. Lula y la ¨¦lite pol¨ªtica brasile?a son responsables por el cuestionable Gobierno de la presidenta Dilma y por la elecci¨®n del presidente Bolsonaro. Sus conductas, aparte de sus hechos administrativos, provocaron una total incredulidad en el electorado brasile?o. Una profunda tristeza.
P. ?C¨®mo siente, en sentido metaf¨®rico, en este tiempo dif¨ªcil, que suena la m¨²sica de Brasil?
R. Puede ser una conjugaci¨®n de todos los acordes musicales del mundo. Los brasile?os somos muy musicales, pero quiz¨¢ no hemos hecho la m¨²sica que pueda despejar lo que estamos padeciendo: miseria, falta de empleo, inseguridad ante el futuro, descr¨¦dito del poder y de las instituciones¡ Lo que Brasilia produce no est¨¢ a favor del pueblo. Es natural que estemos tristes y que miremos de forma desapegada al poder.
P. ?Se observa el pa¨ªs ahora como una armon¨ªa rota?
R. A lo largo de la historia de Brasil siempre hubo fracturas, como en cualquier pa¨ªs, pero adem¨¢s de la tragedia este es un pa¨ªs alegre. Solo necesita administrar esa alegr¨ªa de modo que no se pierda en las exaltaciones. Hay que ser alegre y triste, alternar un poco. No se puede ser alegre todo el tiempo. Cuando pasas a ser triste es cuando puedes corregir la realidad. Brasil tiene una historia muy fascinante, pero a la vez otra de desapego de la realidad del pobre. Tendremos que hacer correcciones dram¨¢ticas. Tenemos racismo; todo el mundo es racista y Brasil lo es porque somos herederos del racismo del mundo, de Europa, de Estados Unidos¡ No lo inventamos, lo heredamos y naturalmente nos pareci¨® que beneficiaba a las ¨¦lites. Es un pa¨ªs que tiene una integraci¨®n geogr¨¢fica extraordinaria, no nos pasaron las fracturas bolivarianas, tenemos una lengua deslumbrante que supo permitir que cada rinc¨®n creara neologismos; una literatura muy rica, artistas, cineastas, y ese pueblo de la samba, las canciones populares en las escuelas, un arte extraordinario. Por tanto, es un pa¨ªs que tiene mucha hegemon¨ªa y posibilidad de defender sus estatutos hist¨®ricos.
P. Y ahora sufre.
R. No me gusta mucho la noci¨®n de sufrimiento, no creo que sea necesariamente redentor. Creo que el sufrimiento es traum¨¢tico muchas veces, impide que puedas pensar, crear. Por eso apuesto por un futuro de Brasil que no merecer¨¢ el silencio, vendr¨¢n grandes transformaciones y espero que sean ben¨¦ficas, no totalitarias, ni de izquierdas ni de derechas.
P. El pa¨ªs del futuro, y siempre lo ser¨¢, como dec¨ªa Stefan Zweig.
R. ?l solo dijo que era el pa¨ªs del futuro¡ ?Pero el futuro est¨¢ tardando mucho! El futuro es abstracto, inaudito, solo vale el presente que vamos viviendo, y ojal¨¢ no tengamos que disfrazarlo para que parezca de oro, o m¨¢s justo, m¨¢s poderoso, sino que venga gracias a la industria, a la banca, a la extraordinaria agricultura brasile?a que hoy alimenta a un cuarto de la humanidad¡ ?El mundo va a comer gracias a Brasil! Es un pa¨ªs que no puede ser perif¨¦rico porque no tiene esa vocaci¨®n.
P. Ese optimismo suyo est¨¢ en uno de sus ¨²ltimos libros: ¡°Me falta vocaci¨®n para ser triste¡±.
R. Tengo momentos tristes, porque si no estar¨ªa desconectada de la realidad. Soy estudiosa de la historia, leo los siglos con un placer inmenso y s¨¦ cu¨¢l es la historia de la humanidad. Una historia absolutamente desencontrada, que alterna tragedias, genocidios¡ Europa es Europa de milagro, sufri¨® invasiones por el Danubio, los mongoles llegaron por Hungr¨ªa, todos los pueblos se desplazaron, cada uno puso su historia, su g¨¦nesis, su sangre, su lengua. Muchas de nuestras lenguas vienen del lat¨ªn, pero otras est¨¢n escritas a sangre, impuestas mediante tanta gente asesinada, hecatombes hist¨®ricas, invasiones. No se puede considerar que Europa sea un territorio suave, agradable, deslumbrante. No. Naci¨® de las l¨¢grimas, como nosotros, matamos indios, fuimos terribles con los negros¡
P. Como se?ala esa rodilla de un hombre que asfixia a otro en Minneapolis.
R. Es la prueba de que los americanos nos superaron en racismo. Es terrible, como si a¨²n estuviera entre nosotros el Ku Klux Klan: somos capaces de odiar a un negro por su piel. Pero somos racistas con los negros igual que con las mujeres, no soportamos a quien es distinto, al vecino. Ese ¡°No puedo respirar¡± es un himno del horror humano, somos capaces de todo. ?Y para qu¨¦? ?Para sobrevivir o para imponer nuestra voluntad? No matamos solo por el pan nuestro y de nuestros hijos. Matamos por un espacio que tiene que ser ¨²nicamente nuestro.
P. Su padre le ense?¨® a regalar flores y libros. A estas alturas de la vida, ?qu¨¦ regalo espera?
R. Las flores y los libros de mi padre son la memoria de mis ancestros. Lo que realmente considero un regalo, m¨¢s que estar viva, ha sido el esfuerzo de entender por qu¨¦ estoy en la tierra y el esfuerzo de la tolerancia. Eso es lo que m¨¢s quiero. Y, evidentemente, otro regalo que quiero es seguir escribiendo.
P. La tolerancia, qu¨¦ esfuerzo dif¨ªcil.
R. Brasil vive un momento de rencor generalizado. Lloro ante estos sentimientos exacerbados.
Babelia
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