Osuna, ilusionante inicio de la temporada andaluza

Lo de menos, quiz¨¢, fue el extraordinario recital de toreo a caballo del rejoneador Diego Ventura, aut¨¦ntico protagonista del festejo; o la presencia del veterano Enrique Ponce y de su amigo Javier Conde, que estuvo all¨ª sin m¨¢s credenciales que una buena recomendaci¨®n, o la noble bondad de los toros de Julio de la Puerta. Lo m¨¢s importante es que, por fin, despu¨¦s de tan larga espera, Andaluc¨ªa pudo inaugurar la temporada taurina.

El acontecimiento se celebr¨® en la localidad sevillana de Osuna, una plaza con una capacidad de 5.500 localidades, y la impresi¨®n que ofrec¨ªa la pantalla de Canal Sur TV es que hab¨ªa en los tendidos mucho m¨¢s p¨²blico del 50% que permite la Junta de Andaluc¨ªa con motivo de la pandemia. Hubo, eso s¨ª, toma de temperatura, lavado de manos, poca distancia de seguridad y no todas las mascarillas necesarias.

Y hubo tambi¨¦n toros propicios para el triunfo; terciados, como corresponde a un coso de tercera, pero nobles y con movilidad. M¨¢s parados y cortos de temperamento los dos de Diego Ventura, propiedad del caballero, pero aptos para que el rejoneador ofreciera todo un recital de toreo a caballo y mostrara, una vez m¨¢s que su magisterio no tiene parang¨®n en el momento actual.

Hizo debutar a tres caballos, y uno de ellos, Capote, de nacionalidad estadounidense, deleit¨® a la concurrencia con una torer¨ªa excepcional. Sin riendas, Ventura puso banderillas y demostr¨® que la doma del animal le augura una exitosa carrera.

Recibi¨® a su primero a portagayola, se luci¨® en banderillas, coloc¨® un par a dos manos montando a D¨®lar, tambi¨¦n sin cabezada y mat¨® de un rejonazo en todo lo alto. Repiti¨® maestr¨ªa ante el cuarto, y sali¨® a hombros con todos los honores.

Estaba all¨ª, era la figura del cartel, el veterano Enrique Ponce, al que le adornan una larga experiencia y una t¨¦cnica consumada. Un cantaor flamenco y un guitarrista, con micr¨®fono incluido, amenizaron las faenas del valenciano, que estuvo a gusto antes sus nobles oponentes, sin apreturas, despegado casi siempre, pero bien, como si tal cosa¡­

Y cerr¨® la tarde-noche otro torero de larga alternativa, Javier Conde, que hace tiempo ya demostr¨® que su personal embrujo y escaso coraz¨®n vaticinaban una corta carrera. Estuvo en el ruedo por amistad de Ponce, pero debi¨® ver el festejo desde el tendido y que su puesto lo hubiera ocupado un compa?ero con m¨¢s ilusi¨®n y capacidad. Se abri¨® de capa ante el sexto -un sobrero que sustituy¨® al devuelto por estar reparado de la vista- pero fue un espejismo. Muy desconfiado, estuvo a merced de sus nobles toros, m¨¢s temeroso de lo permitido. Escuch¨® los tres avisos en el ¨²ltimo y desaprovech¨® la ocasi¨®n para cortarse la coleta.