Muere Steve Grossman, el saxofonista que pudo reinar
M¨²sico a las ¨®rdenes de Miles Davis y Elvin Jones, su carrera como solista fue afectada por problemas personales
Steve Grossman, saxofonista de 69 a?os, falleci¨® el jueves 13 de agosto en un hospital de Glen Cove, en Nueva York, tras un infarto. Nacido en Brooklyn (1951), se dio a conocer tocando al lado de Miles Davis y Elvin Jones; a partir de 1973, desarroll¨® una ecl¨¦ctica carrera en solitario y form¨® parte del grupo de fusi¨®n Stone Alliance. En 1989, se instal¨® en Italia.
Para Steve Grossman, la muerte de John Coltrane fue un golpe duro. Como les ocurri¨® a otros compa?eros de instrumento ¨DMichael Bre...
Steve Grossman, saxofonista de 69 a?os, falleci¨® el jueves 13 de agosto en un hospital de Glen Cove, en Nueva York, tras un infarto. Nacido en Brooklyn (1951), se dio a conocer tocando al lado de Miles Davis y Elvin Jones; a partir de 1973, desarroll¨® una ecl¨¦ctica carrera en solitario y form¨® parte del grupo de fusi¨®n Stone Alliance. En 1989, se instal¨® en Italia.
Para Steve Grossman, la muerte de John Coltrane fue un golpe duro. Como les ocurri¨® a otros compa?eros de instrumento ¨DMichael Brecker, Dave Liebman, Bob Mintzer¨D no solo perd¨ªa una referencia fundamental. En Nueva York, Coltrane hab¨ªa dejado tierra arrasada: pod¨ªan repetir su m¨²sica torrencial pero, en un clima econ¨®mico marcado por la ascensi¨®n del rock, tampoco hab¨ªa muchos locales que alentaran ese tipo de experimentaci¨®n.
Grossman fue un afortunado, o quiz¨¢s no tanto: en 1969, con 18 a?os, recibi¨® la llamada de Miles Davis para ocupar el puesto abandonado por Wayne Shorter. Por si no fuera intimidante la propuesta, Davis hab¨ªa entrado en su fase m¨¢s cr¨ªptica y no le proporcion¨® instrucciones para moverse por lo que, en definitiva, era territorio virgen. A?os despu¨¦s, Grossman confes¨® que muchas veces no sab¨ªa qu¨¦ tocar en medio de aquel aquelarre el¨¦ctrico. Le salv¨® su elocuencia instrumental, su sentido del ritmo y, seguramente, el puro p¨¢nico. Quedaron muestras de su saxo tenor en A tribute to Jack Johnson y los varios directos sacados de los conciertos en el Fillmore East y el Fillmore West.
En 1971, dej¨® a Davis por la banda de Elvin Jones, el antiguo baterista de Coltrane. Elvin ten¨ªa fantas¨ªas de convertirse en algo parecido a una estrella del rock, tras su aparici¨®n en Zachariah, un western contracultural. Musicalmente, fue una etapa fruct¨ªfera, con discos en Blue Note y Vanguard, pero tambi¨¦n introdujo a Grossman en las drogas duras, que luego le complicar¨ªan la vida.
Corr¨ªan los tiempos de la jazz fusion y Grossman reuni¨® a varios amigos, incluyendo a Jan Hammer y Don Alias, en un supergrupo llamado Stone Alliance. Cierto que aquella banda evitaba los clis¨¦s del jazz-rock; el proyecto dej¨® buen sabor de boca y, regularmente, se ha reunido con diferentes formaciones. Grossman empez¨® a grabar en solitario en onda similar, con excelentes resultados en Some shapes to come (1974) o Terra firma (1977). Ya en los ochenta, volvi¨® a un jazz m¨¢s convencional: junto a la influencia de grandes sopladores como Coltrane o Sonny Rollins, siempre hab¨ªa reconocido la elegancia de Don Byas y Coleman Hawkins.
No obstante, su vida personal era un desastre debido a sus adicciones. En 1989, Alberto Alberti, director del festival de jazz de Bolonia, le ofreci¨® refugiarse en su ciudad. All¨ª pod¨ªa dar clases y, a la hora de la desintoxicaci¨®n, ser atendido por su padre, un doctor. La idea funcion¨®, Grossman pas¨® casi veinte a?os entre Bolonia y M¨®dena. Pudo tocar en el circuito europeo y grabar con peque?os sellos.
Otro jazzman habr¨ªa cultivado la leyenda del misterioso exiliado en Europa; Grossman, sin embargo, prefer¨ªa vivir pl¨¢cidamente el momento y era reticente a alternar en los c¨ªrculos del jazz internacional. Cuando volvi¨® a Estados Unidos en 2009, fue recibido con respeto entre los enterados pero no se hizo la previsible operaci¨®n rescate. Un posterior accidente automovil¨ªstico disminuy¨® su capacidad operativa.
Con todo, deja un gran legado. Le gustaba el formato de los dos-tenores-m¨¢s-secci¨®n-de-ritmo, que desarroll¨® con Johnny Griffin, Joe Lovano o Valerio Pontrandolfo. Gozaba del respeto de sus pares, como testimonian los discos con pianistas del calibre de McCoy Tyner (In New York), Cedar Walton (Love is the thing), Bary Harris (Do it) o Michel Petrucciani (Steve Grossman Quartet). Efectivamente, fue el saxofonista que pudo reinar.