El arte de salvar a una aldea despoblada
Genalguacil, un municipio malague?o con 410 habitantes, busca crear un nuevo modelo de desarrollo llenando sus calles de obras art¨ªsticas
A sus 82 a?os, Antonia La Espa?ola es una caja de sorpresas. Igual que se lanza a cantar una coplilla que ha escrito, se pone a recordar c¨®mo aprendi¨® a coser de forma autodidacta deshaciendo prendas que luego volv¨ªa a ensamblar. Esos objetos y los relatos de esta vecina son historia de su pueblo, Genalguacil ¡ªun rinconcito de 410 habitantes en la malague?a Serran¨ªa de Ronda¡ª y sirven a la creadora albacete?a Ana Varea, de 28 a?os, como materiales de trabajo. El fruto de esa relaci¨®n cercana que ambas mujeres han mantenido en los ¨²ltimos d¨ªas se ha cristalizado una instalaci¨®n art¨ªstica en las habitaciones de una vivienda abandonada del municipio, donde se desarrollan conceptos como el luto y se escenifican ritos populares como el ajuar. Antonia ejerce as¨ª de hilo conductor de La casa de Fulanita, proyecto con el que Varea pretende recoger la historia ¡°y apuntalar la memoria¡±, seg¨²n explica.
Su trabajo muestra alguna de las claves de los XV Encuentros de Arte de Genalguacil: la realizaci¨®n de obras in situ y la participaci¨®n activa vecinal. Esta iniciativa re¨²ne, cada dos a?os, a un grupo de artistas para que desarrollen sus proyectos en la localidad, este a?o con medidas especiales y reducci¨®n de participantes por la crisis sanitaria. La primera quincena de agosto, ocho creadores se han alojado en el pueblo e instalado sus estudios de manera temporal en las aulas del colegio p¨²blico o la cooperativa de casta?as.
Como la inmensa mayor¨ªa de peque?os municipios andaluces, los de esta comarca pierden poblaci¨®n a pasos acelerados. En el caso de Genalguacil, casi un tercio de sus residentes en lo que va de siglo XXI
Unas creaciones han quedado instaladas en los recovecos del municipio; otras, hasta finales de septiembre en el Museo de Arte Contempor¨¢neo. Este espacio ofrece tambi¨¦n una exposici¨®n que resume los 25 a?os de historia de estos encuentros con una colecci¨®n que no tiene nada que envidar a centros art¨ªsticos de grandes ciudades. El Observatorio de la Cultura de la Fundaci¨®n Contempor¨¢nea incluy¨® en 2018 esta iniciativa como una de las 15 m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa, una excepci¨®n entre centros culturales y festivales de grandes capitales.
Como la inmensa mayor¨ªa de peque?os municipios andaluces, los de esta comarca pierden poblaci¨®n a pasos acelerados. En el caso de Genalguacil, casi un tercio de sus residentes en lo que va de siglo XXI. ¡°La iniciativa no es m¨¢s que un modelo de desarrollo para luchar contra la despoblaci¨®n¡±, asegura el alcalde, Miguel ?ngel Herrera. Sin embargo, una jornada con los artistas descubre que el proyecto es mucho m¨¢s. El propio regidor ha participado casi como uno m¨¢s, guiando a los becados por excursiones a los espacios naturales que rodean al pueblo, conversando con ellos para trasladarle la identidad de la zona y acompa?¨¢ndoles en almuerzos y cenas, siempre en grupo.
¡°Se trata de generar red¡±, dice Arturo Comas, que coordina la iniciativa. ¡°Nos nutrimos de conocer las obras de otras personas, sus puntos de vista, pasar tiempo juntos¡±, a?ade Jes¨²s Palomino. Este artista de 51 a?os ha recorrido el municipio a distintas horas del d¨ªa con una peque?a c¨¢mara en el bolsillo. Su objetivo ha sido captar los distintos blancos que ofrecen las construcciones locales, una investigaci¨®n que deriva en una serie de 500 carteles titulados Edici¨®n blanca 2020 donde recoge una muestra de 32 blancos.
La edificaci¨®n tradicional es igualmente la base sobre la que ha trabajado Paula Valde¨®n ¡ª28 a?os¡ª, quien tambi¨¦n se apoya en la densa naturaleza que rodea a Genalguacil. Con ambos elementos crea un tercer paisaje ¡°donde se mezclan patrones geom¨¦tricos del pueblo y la flora con telas y cer¨¢micas¡±, dec¨ªa la artista de Villafranca de los Barros (Badajoz) mientras trazaba en grandes telas su obra titulada Un paisaje verde. Su paciencia trazo a trazo se lleva a la perfecci¨®n con la del cordob¨¦s Rafael Jim¨¦nez ¡ª31 a?os¡ª.
?l dibuja con plastilina sobre papel inspir¨¢ndose en los motivos decorativos de las fachadas que le han rodeado para crear su proyecto Pertenecer de alguna forma. Su creaci¨®n tiene dos destinos. Escanea cada trazo para crear un v¨ªdeo en stop motion ¡ªha superado los 1.200 escaneos¡ª y las obras finales se trasladan luego a azulejos de barro para componer dos mosaicos, uno de ellos alrededor de la ventana de una casa. ¡°Son los propios vecinos los que han propuesto colocar la obra ah¨ª¡±, dice Jim¨¦nez, sorprendido por la alta participaci¨®n vecinal. ¡°Es que ver tanta gente aqu¨ª que trae cosas tan bonitas nos encanta¡±, dice la genalguacile?a Mar¨ªa Teresa Valero.
A unos metros, la onubense Raquel Serrano ¡ª25 a?os¡ª prepara unas grandes l¨¢minas en las que, a trav¨¦s del frottage ¡ªt¨¦cnica tradicional de grabado¡ª reproduce diversas superficies de la arquitectura local para ¡°representar el pueblo de una manera casi fotogr¨¢fica a trav¨¦s un medio muy manual¡±. En sus paseos por las callejuelas para crear esta Huella de reproducci¨®n del municipio, se ha cruzado constantemente con el griego Christos Papasotiriou ¡ª31 a?os¡ª que investiga sobre los sonidos del pueblo.
Tambi¨¦n con los cordobeses Eduardo Rodr¨ªguez y Jos¨¦ Manuel Ruiz ¡ª24 a?os¡ª mientras recolectaban aceite usado por las casas de los vecinos para hacer jab¨®n en forma de teja, piezas que se han instalado en varios tejados, donde se ir¨¢n consumiendo con el paso del tiempo. Una obra ef¨ªmera que es la excepci¨®n en Genalguacil, que ha reunido ya m¨¢s de 300 creaciones de 200 artistas en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas y media. Sin duda, se ha ganado a pulso el sobrenombre de pueblo museo.
Babelia
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