Dennis Hopper contra Orson Welles: un encuentro en la cumbre
Los dos cineastas, representantes del viejo y del nuevo Hollywood, se dieron cita en 1970 para mantener una conversaci¨®n que ahora ha sido rescatada en un documental
En 1941, Orson Welles estren¨® Ciudadano Kane, el debut en el cine que luego aspirar¨ªan a igualar todos los directores principiantes. En 1969, Dennis Hopper no se qued¨® muy lejos de conseguirlo con Easy Rider, acto fundacional del nuevo Hollywood y cr¨®nica de los cambios pol¨ªticos en la convulsa sociedad estadounidense, que le convirti¨® en el supuesto salvador del cine de su pa¨ªs. Pocos meses despu¨¦s de aquel estreno de finales de los sesenta,...
En 1941, Orson Welles estren¨® Ciudadano Kane, el debut en el cine que luego aspirar¨ªan a igualar todos los directores principiantes. En 1969, Dennis Hopper no se qued¨® muy lejos de conseguirlo con Easy Rider, acto fundacional del nuevo Hollywood y cr¨®nica de los cambios pol¨ªticos en la convulsa sociedad estadounidense, que le convirti¨® en el supuesto salvador del cine de su pa¨ªs. Pocos meses despu¨¦s de aquel estreno de finales de los sesenta, el viejo maestro, reci¨¦n regresado a Hollywood tras un largo exilio europeo y habiendo o¨ªdo por ah¨ª que ese joven sucesor lo idolatraba, decidi¨® invitarlo a su residencia de Benedict Canyon, en Los ?ngeles.
El di¨¢logo qued¨® grabado por dos c¨¢maras de 16 mil¨ªmetros, pero la cinta permaneci¨® enterrada hasta hace solo unos meses. El documental Hopper/Welles, estrenado este martes en la Mostra de Venecia, recupera ese desconocido encuentro en la cumbre gracias al productor Filip Jan Rymsza, que en 2018 ya rescat¨® la pel¨ªcula p¨®stuma e inconclusa de Welles, The Other Side of the Wind, que fue estrenada en Netflix con d¨¦cadas de retraso. ¡°Para filmar Easy Rider, Hopper hab¨ªa seguido el modelo de Welles: actuar, dirigir, producir y firmar ¨¦l mismo el guion¡±, relataba Rymsza en Venecia. Cuando Welles se enter¨®, sinti¨¦ndose halagado ¡ªy tal vez deseoso de asentar su regreso a Hollywood rode¨¢ndose de esos j¨®venes que triunfaban entre los hippies¡ª, ¡°compr¨® un billete de avi¨®n para Hopper, que se encontraba montando su segunda pel¨ªcula, The Last Movie, en Nuevo M¨¦xico, le cocin¨® un plato de pasta y film¨® su conversaci¨®n¡±.
El encuentro frente a la c¨¢mara se prolong¨® durante dos horas y media, solo 20 minutos m¨¢s de lo que dura el documental. ¡°Quise preservarlo al m¨¢ximo, como si fuera un documento hist¨®rico¡±, afirma Rymsza, que solo elimin¨® ciertas tomas en falso y alg¨²n que otro silencio innecesario. No est¨¢ clara la intenci¨®n que ten¨ªa Welles al filmar esa entrevista. La hip¨®tesis m¨¢s probable es que aspirase a usarlo en The Other Side of the Wind, donde Hopper termin¨® teniendo un cameo. A ratos, Welles decide hablar con la voz del personaje de Jake Hannaford, el viejo director que aparec¨ªa en su filme p¨®stumo, que acabar¨ªa interpretando John Huston.
La escena est¨¢ iluminada por un par de l¨¢mparas de queroseno, a las que hac¨ªa referencia en el guion de esa pel¨ªcula. Adem¨¢s, Welles y Hopper nunca aparecen juntos en pantalla: el viejo director prefiri¨® quedar fuera de plano, en el lugar del entrevistador. Rymsza cree que, en realidad, ten¨ªa pensado filmar el contraplano con el actor que interpretase a Hannaford. En cambio, seg¨²n Beatrice Welles, la hija del director de Campanadas a medianoche, su padre tuvo la clara intenci¨®n de rodar un documental sobre Hopper.
En la conversaci¨®n, los dos directores abordan un largo n¨²mero de asuntos. Discuten de cine, de su libertad art¨ªstica y de sus elecciones profesionales, del sistema hollywoodiense, de la situaci¨®n pol¨ªtica, del complejo de Edipo y hasta de Jane Fonda. El di¨¢logo, con sus inevitables momentos de tedio, pero tambi¨¦n con muchos de una inmensa lucidez, puede recordar a los encuentros que mantuvieron Hitchcock y Truffaut o Fritz Lang y William Friedkin. ¡°Revelan cosas de ellos mismos que nadie les hab¨ªa o¨ªdo decir. Nunca se les vio tan perspicaces y tan abiertos sobre sus familias y decisiones art¨ªsticas. Es un documento importante para el mundo acad¨¦mico y para los cineastas, porque verlo es como cursar un taller de cine¡±, expresa Rymsza.
A ratos, se dir¨ªa que Welles est¨¢ hablando con un doble 20 a?os menor, a punto de vivir las mismas desventuras que ¨¦l experiment¨® en Hollywood siendo el mismo tipo de joven cineasta prodigioso. Tal vez por eso, se muestre irritado por su sonriente engreimiento. Tras el gran reconocimiento que ha suscitado su debut, Hopper se muestra nervioso respecto al montaje de la que ser¨ªa su rev¨¢lida, ese filme maldito que logr¨® acabar con casi todas sus ambiciones de futuro. Welles le recomienda que no se enamore de su metraje cuando escucha que tiene 35 o 40 horas de escenas acumuladas. ¡°No tengo ning¨²n afecto por un solo pedazo de mi pel¨ªcula¡±, le asegura el veterano. El viejo director no le deja pasar una a su ep¨ªgono, a quien trata con una mezcla de cari?o y crueldad mientras el joven cineasta encadena un gin tonic tras otro e intenta hacer una exhibici¨®n de su cinefilia recit¨¢ndole los nombres de varios maestros europeos, de Bu?uel a Antonioni. ¡°Hopper intentaba impresionar a Welles, y viceversa. Orson quiso parecer un moderno y Dennis, un intelectual¡±, opina el productor. La diferencia generacional tambi¨¦n salta a la vista. Cuando Hopper cita a Bob Dylan, Welles pregunta: ¡°?Y qui¨¦n es ese?¡±.
Un presidente negro
M¨¢s tarde, los dos se confiesan sus preferencias ideol¨®gicas en esa era tan politizada. Welles asegura que los Estados Unidos no tardar¨¢n ¡°en tener un presidente negro¡±, pero luego los dos evocan la posibilidad de que gane las elecciones ¡°un hombre rico¡± que quiere cumplir su deseo de verse en la Casa Blanca. En un confuso pasaje, Welles, calific¨¢ndose de ¡°nihilista¡±, relata torpemente por qu¨¦ muchos creen que apoya a Franco. ¡°Ning¨²n bando ten¨ªa raz¨®n, pero ser¨¦ considerado siempre un fascista. Y no soy un fascista¡±, asegura.
Este documento no tiene, de momento, distribuci¨®n asegurada. ¡°Nos encantar¨ªa que se viera y haremos lo que sea mejor para la pel¨ªcula. El proyecto era secreto y nadie sab¨ªa que exist¨ªa hasta que Venecia lo anunci¨®, as¨ª que los compradores interesados todav¨ªa se est¨¢n poniendo al d¨ªa¡±, afirma Rymsza, a quien le gustar¨ªa que se pudiera ver en salas de cine y no solo en las plataformas, para poder distinguir la belleza granulosa del blanco y negro original. ¡°Tal vez en 2021, si hay una vacuna¡¡±, suspira el productor.