La comprensi¨®n de lo inasumible

Setenta y cinco a?os despu¨¦s del fin de la II Guerra Mundial y del inicio de la asunci¨®n del Holocausto jud¨ªo por parte de v¨ªctimas, verdugos y resto de la comunidad internacional, hechos tratados de modo directo o colateral por infinidad de pel¨ªculas de todos los estilos, a¨²n hay vertientes, si no poco desarrolladas, s¨ª al menos con la suficiente relevancia y relativa novedad a causa de su car¨¢cter de inasumibles.

La interesante producci¨®n eslovaca Sin olvido, sexto largometraje de Martin Sulik, se ocupa de dos de ellas: el estado interior de los hijos de los criminales nazis, llegado no ya el momento de la madurez sino directamente el de la ancianidad, cuando se le ven las orejas al lobo de la muerte y toca m¨¢s que nunca la reflexi¨®n; y la necesidad de los hijos de la otra parte, la de los masacrados jud¨ªos, de salir de su condici¨®n de v¨ªctimas para alcanzar otro tipo de estado, a veces relacionado con la acci¨®n, el enfrentamiento y hasta con la venganza.

?Es peor para el hijo del asesino o para el de la v¨ªctima?

De ese choque entre ambas piezas del puzle moral habla la pel¨ªcula de Sulik, tambi¨¦n coguionista, aunque lo m¨¢s sorprendente sea que lo haga a trav¨¦s de un subg¨¦nero y un tono desacostumbrados: una road movie en la que los dos hijos de la debacle universal investigan el pasado de sus respectivos padres por los pueblos donde el de uno mat¨® y el del otro fue asesinado; y unos matices en principio alejados del drama existencial, y m¨¢s asentados en la disposici¨®n, a veces incluso c¨®mica, de dos caracteres radicalmente opuestos en la superficie que quiz¨¢ no est¨¦n tan lejos en el interior. Dos hombres interpretados con maestr¨ªa y distinci¨®n por Peter Simonischek, expansivo como en su papel de Toni Erdmann, y el recientemente fallecido Jir¨ª Menzel, brillante cineasta checo, director de Trenes rigurosamente vigilados, en una actuaci¨®n tenue y hacia dentro.

¡°?Es peor para el hijo del asesino o para el de la v¨ªctima?¡±, vienen a preguntarse los personajes, haciendo part¨ªcipe de la cuesti¨®n al espectador, en un conflicto por tierras europeas donde a¨²n caben actitudes de enorme ambig¨¹edad moral en las nuevas generaciones con las que se van topando. ¡°Me niego a sentir una culpa que no me corresponde¡±, dice textualmente el hijo del exoficial de las SS en un relato que pocas veces decae y que, para sus ¨²ltimos minutos, guarda una sorpresa may¨²scula que incluso extiende la profundidad de la historia. Sin olvido es una obra sobre la dicotom¨ªa entre la necesidad de saber y la necesidad de entender. Pero, ?es comprensible lo inasumible, es asumible lo incomprensible?