Una segunda oportunidad para el arte censurado
El empresario Tatxo Benet muestra en Lleida, por primera vez, su colecci¨®n de obras que han sido objeto de control y pol¨¦mica
En la edici¨®n de ARCO de 2018 el protagonismo se lo llev¨® una obra que no pudo verse en los cinco d¨ªas que estuvo abierta la feria de arte contempor¨¢neo de Madrid: Presos pol¨ªticos en la Espa?a contempor¨¢nea, de Santiago Serra; una obra formada por 24 fotograf¨ªas con retratos de personas que estaban en c¨¢rcel en Espa?a por sus ideas, seg¨²n el artista madrile?o. Entre los retratados, con la mirada pixelada, los independentistas Oriol Junqueras, Jordi Cuixart y Jordi S¨¢nchez. La direcci¨®n de IFEMA pidi¨®, un d¨ªa antes de inaugurar ARCO, a la galerista Helga de Alvear que retirara la obra.
Tras la pol¨¦mica, la obra fue adquirida por un comprador an¨®nimo, que pronto se supo que hab¨ªa sido el empresario leridano Tatxo Benet. Con ella dio comienzo a una colecci¨®n formada por obras que, seg¨²n el coleccionista, hab¨ªan sufrido diversas formas de censura o el ataque de grupos radicales que hab¨ªan obligado a su retirada. Dos a?os despu¨¦s, ha reunido m¨¢s de cien obras, 32 de las cuales pueden verse en la exposici¨®n L¨ªneas rojas. La censura en la colecci¨®n de Tatxo Benet que se inaugura el s¨¢bado en dos centros de arte de Lleida: La Panera y el Museo Diocesano.
Si bien es la primera vez que se exponen juntas, algunas han llenado, por s¨ª solas, p¨¢ginas enteras de diarios. Es el caso de Not dressed for conquering de In¨¦s Doujak, que le cost¨® en 2015 el cargo al director del Macba, Bartomeu Mar¨ª, cuando trascendi¨® que quer¨ªa retirarla de la exposici¨®n La bestia y el soberano porque el hombre sodomizado por una sindicalista boliviana recordaba al rey em¨¦rito Juan Carlos I. Tambi¨¦n est¨¢n las cajas de cerillas del colectivo Mujeres P¨²blicas con el lema del hist¨®rico anarquista Kropotkin: ¡°la ¨²nica iglesia que ilumina es la que arde¡±, acompa?ado de un dibujo de un templo en llamas, que se present¨® en el Reina Sof¨ªa en 2014 generando denuncias y amenazas de ataque, pero que su director, Manuel Borja-Villel, se neg¨® a retirarla pero si a?adi¨® una cartela advirtiendo que algunas obras pod¨ªan herir la sensibilidad.
La n¨®mina de los artistas de la colecci¨®n que ha reunido Benet va de Francisco de Goya, con sus Desastres de la guerra, a Pablo Picasso, con sus grabados pornogr¨¢ficos sobre Rafael y la Fornarina, de 1968, pasando por La civilizaci¨®n occidental y cristiana (1965), un Cristo crucificado en un avi¨®n de guerra, de Le¨®n Ferrari; las fotograf¨ªas sadomasoquistas de Robert Mapplethorpe de X Portfolio (1977): Always Franco (2012), la figura del general¨ªsimo con uniforme dentro de un nevera de Coca-Cola de Eugenio Merino; La revoluci¨®n (2014), con un Emiliano Zapata cabalgando desnudo y con zapatos de tac¨®n, de Fabi¨¢n Ch¨¢irez; Am¨¦n (2015), formada por la palabra ¡®pederastia¡¯ escrita con hostias consagradas de Abel Azcona; McJes¨²s (2015), el payaso de McDonald¡¯s, tambi¨¦n crucificado, de Jani Leinonen; Shark (2015), formado por una figura de Sadam Husein sumergido en una urna de formol creada por David Cerny y el retrato Filippo Strozzi (2016), un sacerdote realizado con piezas de Lego de Ai Weiwei, que hizo que la empresa dejara de suministrarle material como hizo durante dos a?os. Un conjunto de obras, materiales y artistas heterog¨¦neo que encuentra su v¨ªnculo de uni¨®n en el hecho de que sus creadores, por una raz¨®n u otra, se han vistos obligados a retirar sus piezas o por extensi¨®n se las han recortado las posibilidades de ser vistas por motivos pol¨ªticos, religiosos, morales o econ¨®micos.
¡°Cuando compr¨¦ las fotograf¨ªas de Sierra no lo hice pensando en formar una colecci¨®n, pero tras ver por Internet que hab¨ªa un mont¨®n de obras que hab¨ªan sufrido alg¨²n tipo de censura, decid¨ª coleccionarlas y darles visibilidad y una segunda oportunidad¡±, explic¨® Benet, que no dud¨® en sentarse en la silla vac¨ªa de la obra Statue of a girl of peace (2019), de Kim Eun-sung y Kim Seu-kyung, en la que se homenajea a las j¨®venes esclavas sexuales coreanas utilizadas por las tropas japonesas durante la Segunda Guerra Mundial, que hizo que se cerrara toda una exposici¨®n con m¨¢s piezas por ¡°seguridad¡±. Seg¨²n Benet, la dificultad de adquirir estas piezas es que muchas, ¡°despu¨¦s de concentrar el inter¨¦s por un periodo de tiempo, se les pierde la pista y acaban en silencio e invisibles en los talleres de los artistas¡±.
¡°Cuando se ataca una obra de arte se ataca la libertad de expresi¨®n de todos los creadores, por que se lanza una advertencia a todos para que no creen obras como esa y eso significa que se acaba autocensurando. Por eso, me gusta mostrarlas, porque exponi¨¦ndolas se ayuda a la libertad de expresi¨®n de todos nosotros. Tambi¨¦n se pacifican¡±, explic¨® Benet, junto a los comisarios de la muestra, Celia de Diego, directora de La Panera y el director de la colecci¨®n y galerista Benito Padilla.
Benet tiene en mente crear un museo con todas ellas; una idea que ha ido explicando en los ¨²ltimos a?os. ¡°He visto dos o tres emplazamientos, estamos de forma activa busc¨¢ndolo, pero ahora la pandemia lo ha frenado todo; no hay nada decidido, no hay prisa¡±, dijo sin concretar si ser¨ªa en su ciudad natal o en Barcelona. Se habla de una posible ubicaci¨®n en el antiguo edificio de La Foneria de la Rambla barcelonesa donde el presidente Torra anuncio en febrero que quer¨ªa crear un centro cultural, que todo el mundo interpret¨® que estaba hecho a medida para las piezas de Benet. Pero el coleccionista lo neg¨® este mi¨¦rcoles: ¡°Ni la he visto. No tengo ni idea¡±, remach¨®.
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