El otro Pink Floyd presenta sus joyas secretas
Con el grupo Saucerful of Secrets, el baterista Nick Mason recrea la era psicod¨¦lica de su primer grupo
Conviene comenzar con una historia ejemplar. A finales de los sesenta, el jefe de ventas de EMI-Ode¨®n visit¨® a uno de sus mejores clientes: ¡°Para que nos dej¨¦is de dar la lata, vamos a empezar a editar los elep¨¦s de Pink Floyd¡±. Hasta entonces solo hab¨ªan publicado en Espa?a canciones de Pink Floyd a 45 r.p.m. Su trayectoria comercial hab¨ªa sido decepcionante y el hombre se puso prof¨¦tico: ¡°Sacaremos los LP pero, aparte de los cuatro locos que vienen a tu tienda, no los va a comprar nadie. Este es un grupo muy raro¡±.
Se...
Conviene comenzar con una historia ejemplar. A finales de los sesenta, el jefe de ventas de EMI-Ode¨®n visit¨® a uno de sus mejores clientes: ¡°Para que nos dej¨¦is de dar la lata, vamos a empezar a editar los elep¨¦s de Pink Floyd¡±. Hasta entonces solo hab¨ªan publicado en Espa?a canciones de Pink Floyd a 45 r.p.m. Su trayectoria comercial hab¨ªa sido decepcionante y el hombre se puso prof¨¦tico: ¡°Sacaremos los LP pero, aparte de los cuatro locos que vienen a tu tienda, no los va a comprar nadie. Este es un grupo muy raro¡±.
Ser¨ªa f¨¢cil burlarse de aquel buen se?or, pero lo cierto es que Pink Floyd tard¨® en despegar en nuestro pa¨ªs: gozaba de gran respeto entre la esforzada prensa musical, pero las ventas eran bajas. Adem¨¢s, la compa?¨ªa barcelonesa mostr¨® cierta torpeza, obviando sus dos primeros ¨¢lbumes, los hoy celebrados The Piper at the Gates of Dawn y A Saucerful of Secrets, prefiriendo sacar, entre otros, las apresuradas bandas sonoras de dos pel¨ªculas del director Barbet Schroeder sobre las b¨²squedas hippies, More y La vall¨¦e, ambas imposibles de ver por la censura franquista.
Lo que no pod¨ªa imaginar el representante de EMI es que aquel ¡°grupo raro¡± iba a dar un giro en 1973, hac¨ªa unos discos tirando a conceptuales, con producciones de alta gama, m¨¢s dedicados a las canciones que a las exploraciones sonoras. Roger Waters, en su rol de macho alfa del cuarteto, dirigi¨® el foco hacia sus traumas personales, la guerra, los males de la sociedad, y ese cl¨¢sico, la atormentada vida de la estrella del rock. En pocos a?os, Pink Floyd se convirti¨® en el grupo m¨¢s vendedor del rock. Carcomido por dentro, con unas cuentas desastrosas debido a una estafa financiera, pero situado en la cima del mundo.
En ese proceso, inevitablemente, se diluyeron los hallazgos del primer Pink Floyd. Su timonel original, Syd Barrett, era utilizado por Waters como paradigma de la locura y de la inhumanidad del negocio, pero sus canciones m¨¢s opacas quedaron aparcadas; se desvaneci¨® as¨ª su peculiar psicodelia inglesa, una rama m¨¢s cercana a Lewis Carroll que a Timothy Leary. Tambi¨¦n perdieron relevancia las expediciones interestelares, magn¨ªficos ejemplos de ese subg¨¦nero conocido como space rock.
Hasta que, en 2018, Nick Mason (Birmingham, Inglaterra, 76 a?os) impuls¨® el grupo Saucerful of Secrets. Pod¨ªa pasar por otra banda tributo m¨¢s, pero Mason acumula toda la legitimidad hist¨®rica: es el ¨²nico miembro de Pink Floyd que ha aparecido en todos los discos y directos del grupo, aparte de mantener un cierto equilibrio en la berrea que enfrent¨® a Roger Waters con David Gilmour y que dio de comer a tantos abogados.
Musicalmente, su bater¨ªa ¡ªampliada con toda una panoplia percusiva¡ª resulta inconfundible. Mason ha decidido arroparse con gente de la generaci¨®n posterior. El bajista Andy Pratt y el teclista Dom Beken ya estaban dentro o cerca del universo Pink Floyd. No as¨ª el guitarrista Lee Harris, antes con los Blockheads, o el hombre que har¨ªa de frontman, el guitarrista y cantante Gary Kemp, miembro fundador de ¡ªcaramba¡ª Spandau Ballet.
Mason, que parec¨ªa consagrado a los coches de lujo y de competici¨®n, descubri¨® de nuevo el placer de tocar. En el seno de Pink Floyd, banda transformada en espect¨¢culo mastod¨®ntico, no pod¨ªa escaparse del guion: depend¨ªa de los m¨²sicos de refuerzo, de los sonidos pregrabados, de la apabullante narraci¨®n visual. En Saucerful of Secrets se cuenta con un vistoso espect¨¢culo de luces, pero subordinado a la m¨²sica.
El resultado es Live at the Roundhouse (Sony Music), un doble CD m¨¢s un generoso DVD, todo grabado en 2019. Aqu¨ª tambi¨¦n funciona el sentido de la historia: el Roundhouse es un antiguo hangar ferroviario en el barrio londinense de Camden, que en los sesenta y los setenta fue escenario de abundantes eventos y conciertos underground. Y el repertorio de Saucerful of Secrets habr¨ªa encajado perfectamente en los tiempos del pachul¨ª. Material creado entre 1967 y 1972, con un predominio de piezas surgidas de la mente caleidosc¨®pica de Syd Barrett, pero tambi¨¦n con composiciones de Roger Waters y David Gilmour, incluso con la firma hoy imposible de Waters-Gilmour.
Pueden entender Saucerful of Secrets como un viaje lis¨¦rgico en la m¨¢quina del tiempo hasta los primeros a?os setenta, un viaje pilotado por m¨²sicos m¨¢s profesionales que alucinados
Lo que ofrece Mason en Saucerful of Secrets no es exactamente un eco del primer Pink Floyd. Los m¨²sicos del siglo XXI disponen de mejor tecnolog¨ªa y mayores referencias est¨¦ticas: a grandes rasgos, se respetan los arreglos originales, pero se hace evidente que all¨ª participan otros instrumentistas, otras voces. Las interpretaciones est¨¢n concentradas y abarcan temas oscuros, incluyendo alguno que Pink Floyd nunca lleg¨® a tocar en directo.
Pueden entender Saucerful of Secrets como un viaje lis¨¦rgico en la m¨¢quina del tiempo hasta los primeros a?os setenta, un viaje pilotado por m¨²sicos m¨¢s profesionales que alucinados. M¨²sicos que han venido para quedarse. Tras las giras de 2019, se vieron obligados a suspender todos los conciertos de 2020, que han desplazado a 2021. Est¨¢n previstas paradas en Madrid y Barcelona.