Spandau Ballet: ¡°Es obvio que somos hijos del punk¡±

A Spandau Ballet yo los ve¨ªa cada d¨ªa, en mi BUP. Era lo primero con lo que topaba al aparecer por clase durante 1986 y 1987. Por supuesto no les ve¨ªa a ellos, sino a sus retratos: Spandau Ballet ten¨ªan un monopolio exclusivo del espacio carpetil femenino. O sea: todas las chicas les llevaban all¨ª, cerca del pecho. Aquellas fotos de los cinco haciendo morritos eran mi pesadilla. Tendr¨ªan que pasar quince a?os para que empezara a distanciar mi recuerdo de ello y aceptara que ¨Ca pesar de la Spandauman¨ªa y Live Aid¨C Spandau eran cinco chavales de clase obrera enamorados del baile, la ropa y el soul. Y, como tales, asaz parecidos a mis amigos y yo (no en belleza).

D¨¦jenme que les diga ahora que yo he conocido a muchos de mis ¨ªdolos, y nunca me ha temblado la voz. Y sin embargo hoy, en un hotel de Barcelona, rodeado por los cinco Spandau Ballet (promocionan el documental Soulboys of the Western World para In-Edit Beefeater), noto una tiritona muy poco familiar. Y creo que es por todas esas carpetas, por la responsabilidad que siento hacia las fans de Spandau de mi BUP. Va por ellas.

PREGUNTA. Cuando habl¨¢is de Spandau Ballet en el filme segu¨ªs maravillados por lo que sucedi¨®. Resulta contagioso el entusiasmo con el que revisit¨¢is los inicios.

GARY KEMP. Tienes que tener en cuenta que ¨¦ramos un grupo de gente que pensaba igual y que hab¨ªa vivido siempre en la misma zona, el centro de Londres, y que encima hab¨ªa pasado por el punk. Sent¨ªamos que se nos hab¨ªa pasado el testigo para que continu¨¢ramos con ello haciendo algo, para que se nos ocurriese algo. En las reuniones de martes por la noche en todos aquellos clubs, creo que todo el mundo pensaba: nuestra misi¨®n es dise?ar la pr¨®xima d¨¦cada.

TONY HADLEY. Estaba tambi¨¦n lo del cambio notable que uno pod¨ªa percibir en el Reino Unido a principios de los ochenta. Los a?os de Thatcher, lo que hizo econ¨®mica y pol¨ªticamente... Si miras el documental se percibe la posibilidad de que la m¨²sica pueda servir de algo, como sucedi¨® con Live Aid y Band Aid, la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, la ruptura en Sur¨¢frica... Era una d¨¦cada de cambios enormes en todo el mundo. Y pienso que nosotros tuvimos una premonici¨®n de aquello en 1978 y 1979, que al final result¨® ser cierta.

Nos perdimos la Segunda Guerra Mundial, pero lidiamos con el hundimiento posterior. Era un mundo austero John Keeble

P. Me sorprendieron la cantidad de reflexiones sobre clase que efectu¨¢is en el filme. Habl¨¢is del efecto que tuvo en vosotros el crecer en comunidades de clase obrera.

JOHN KEEBLE. A esa edad, eso es algo que te define por completo. A los diecis¨¦is no conoces a nadie aparte de a tus compa?eros de clase y a tu familia. No has salido de all¨ª, no has visto mundo, no has explorado nada. As¨ª que, en efecto, es fundamental en lo que somos.

GARY KEMP. Yo creo que a¨²n estoy algo obsesionado con todo el tema de la clase social. Y no siempre de forma placentera. A veces me encuentro compartiendo espacio con gente que creci¨® de una manera muy distinta a la m¨ªa, y siempre temo que en cualquier momento aparezca una mano en mi hombro y una voz me diga: "Perd¨®n, caballero. Creo que ha habido un peque?o error..." (risas).

TONY HADLEY. Yo me he mezclado con mucha gente de clase media y clase alta, y nunca me he sentido intimidado por ellos. Tal y como yo lo veo, yo soy yo. Y me importa una mierda lo que piensen.

GARY KEMP. No me hab¨¦is entendido. No hablaba de c¨®mo me siento yo en su compa?¨ªa, sino c¨®mo yo imagino que otra gente se siente respecto a m¨ª.

P. ?C¨®mo dir¨ªais, en todo caso, que aquel entorno de clase trabajadora influy¨® en vuestra manera de ser?

TONY HADLEY. Bueno, nuestros padres trabajaron muy duro; eso para empezar. Tienes que recordar c¨®mo era Londres a principios de los sesenta. S¨®lo hab¨ªan pasado 15 a?os desde la Segunda Guerra Mundial, y todav¨ªa estaba lleno de lugares donde hab¨ªan estallado bombas, y que no se hab¨ªan reconstruido. La gente viv¨ªa en casas con la puerta principal com¨²n, retretes exteriores, y a menudo no hab¨ªa ni ba?era.

STEVE NORMAN. Todos compart¨ªamos otra cosa, y que era la ausencia de dinero. Eso afectaba a todo el mundo. Dicen que el dinero no hace la felicidad, pero sin duda puede hacer las cosas mucho m¨¢s f¨¢ciles. As¨ª que todos estabamos metidos en la misma batalla, que era la de mejorar nuestras vidas; conseguir una mejor calidad de vida para nuestras familias.

GARY KEMP. ?Y sabes otra cosa? Yo estaba obsesionado con la cultura juvenil, y eso se percibe en el film. Crec¨ª rodeado de una serie de cultos juveniles que me marcaron: un d¨ªa ¨¦ramos soul boys, el otro ¨¦ramos punks, al siguiente glam rock... Creo que lo de pertenecer a un linaje de culturas juveniles fue algo que la prensa rock no tuvo en cuenta al hablar de nosotros. Esa prensa siempre mir¨® con altivez a los soul boys, que eran una subcultura de clase obrera con aspiraciones, que bailaba m¨²sica negra con aspiraciones. Fue una tribu de la que nunca se habl¨®. La ¨²nica m¨²sica negra que aparec¨ªa en semanarios como NME era reggae, porque ten¨ªa un contenido pol¨ªtico.

Quer¨ªamos tener la banda que la gente mencionara al hablar de nuestra era. Estaba el dilema: "?Estaremos aqu¨ª siempre, o no?". No pod¨ªamos pertenecer a un peque?o culto si quer¨ªamos ascender Gary Kemp

JOHN KEEBLE. Suced¨ªa lo mismo en los sesenta con los Stones y el R&B negro americano, que trataban como algo muy preciado. Los soul boys ten¨ªan la misma actitud hacia el R&B moderno e importado. Lo consideraban algo precioso. Iban a clubs underground y bailaban discos que nadie conoc¨ªa.

P. ?Que sacaron Spandau Ballet del rollo soul? ?El hedonismo, por ejemplo?

GARY KEMP: S¨ª. La obsesi¨®n con la ropa. El amor por el baile.

JOHN KEEBLE: Esa sensaci¨®n de disfrute colectivo, ese momento de uni¨®n a trav¨¦s de algunos discos. Chicas bailando con chicas. Chicos bailando con chicos. Quiz¨¢s nos perdimos la Segunda Guerra Mundial, pero tuvimos que lidiar con el hundimiento posterior. Nacimos poco despu¨¦s de que terminara el racionamiento, y era un mundo austero, te lo aseguro. Pero luego nos desquitamos.

Me encanta la forma en que defin¨ªs la escena del Blitz [club new romantic] como ¡°un mont¨®n de fabulosos don nadies¡±.

GARY KEMP: Cuando eres joven y vienes de donde nosotros ven¨ªamos, hallas tu fuerza en la tribu, en la pandilla, en el grupo. Ese es tu poder. Podr¨ªamos afirmar incluso que los m¨²sicos de clase media que buscan triunfar ¨Cy las listas de ¨¦xitos de hoy son un buen ejemplo de ello¨C poseen el valor suficiente para ser artistas de un arte "menor" como el pop. No necesitan a la tribu, ni a la pandilla, ni al grupo. Nosotros s¨ª lo necesit¨¢bamos. Para que la gente supiese que exist¨ªamos. Para resaltar.

MARTIN KEMP: Es curioso que hayas recordado ese concepto de "fabulosos don nadies". Que, por otro lado, era cierto. Pero, ?Cu¨¢ntos de aquellos don nadies se convirtieron en alguien? Hab¨ªa mucha gente de aquel s¨®tano que termin¨® haciendo cosas maravillosas.

Habl¨¦ con Kevin Rowland de Dexys y me coment¨® c¨®mo la prensa musical inglesa despreciaba a todas las bandas que se preocupaban por su imagen.

JOHN KEEBLE: Con Kevin Rowland compartimos or¨ªgenes y pasado. Cuando tocamos por primera vez en el Roxy de Covent Garden en 1977, su primer grupo, The Killjoys, estaba en cartel con nosotros. O sea que nos conocimos entonces, y desde all¨ª hemos seguido caminos similares.

GARY KEMP: Dexys y nosotros mir¨¢bamos a la m¨²sica americana de baile m¨¢s que al rock. Y tambi¨¦n empezamos como punks. Dicho esto, y por mucho que nos encantaran las bandas, vamos a ser sinceros: los Sex Pistols eran un dise?o de escuela de arte. Surgieron de un pijo que hab¨ªa ido a una escuela de arte, quien tuvo una idea, y quien de forma bastante condescendiente decidi¨® prefabricar a un grupo.

Pero los cuatro Sex Pistols eran de clase obrera, como vosotros.

GARY KEMP:?Cierto. Pero su creaci¨®n se debi¨® a las ideas de ese m¨¢nager, no surgi¨® de ellos. ?l los junt¨®. Y luego los destruy¨®. Ech¨® de la banda al mejor m¨²sico y mejor compositor, que era Glen Matlock, y en su lugar puso a aquel demente (todos r¨ªen). As¨ª que, pese a ser fans de todo aquello, nuestra intenci¨®n era distanciarnos. En cierto modo sab¨ªamos, o intu¨ªamos, que una nueva voz estaba a la vuelta de la esquina. Algo presagiaba la aparici¨®n de revistas como The Face, un nuevo tipo de prensa musical. Sab¨ªamos que los semanarios rock no iban a reinar siempre.

Del punk sacar¨ªais el hazlo-t¨²-mismo y el tema tribal.

GARY KEMP: Es obvio que somos hijos del punk. Jam¨¢s hubi¨¦semos pensado en montar una banda si no llega a ser por el punk.

JOHN KEEBLE: Cuando empezamos a tocar, lo hicimos en el mismo circuito que todas las bandas punk. Ibas haciendo todo el circuito: un d¨ªa tocabas para la pe?a del pub rock, al siguiente tocabas para una audiencia de rockers, y al otro estabas en el Roxy compartiendo cartel con Chelsea y tocando para punks. Est¨¢bamos un poco en medio de todas aquellas escenas.

GARY KEMP: Steve [Norman] y yo fuimos a ver a los Sex Pistols un d¨ªa, durante el verano de 1976. Al siguiente lunes, cuando volvimos a la escuela, yo dej¨¦ de tocar con un grupo de t¨ªos mayores, que no hac¨ªan punk ni nada parecido. Al regresar al cole, nos topamos con John [Keeble] casi de inmediato. Y en cuanto a Tony, era el ¨²nico t¨ªo que conoc¨ªamos que ten¨ªa una chaqueta de cuero (carcajadas generales).

MARTIN KEMP: Lo que hizo el punk fue demostrar que para ser m¨²sico no ten¨ªas que ser Genesis. Vimos a The Clash a principios de 1977. Joder. Salieron al escenario con aquellos monos de trabajo grafiteados con aerosol, y llevaban las guitarras aqu¨ª abajo (se?ala sus rodillas). Y tocaban as¨ª (se pone en pie y separa ambas piernas). Alucinamos. Claro que ellos lo estaban copiando de los grupos de Nueva York.

Estamos orgullosos de todo lo que llevamos. La ¨²nica forma de no estar orgulloso de tu look es si alguien lo ha escogido por ti, como sucede con muchas de las bandas prefabricadas de hoy Martin Kemp

?Qu¨¦ decid¨ªsteis dejar fuera al crear Spandau?

STEVE NORMAN: Vimos que el punk no era nuestro rollo. ?ramos algo m¨¢s j¨®venes que ellos, dos o tres a?os, y nos hab¨ªamos subido al carro cuando la cosa ya exist¨ªa, as¨ª que ten¨ªamos la sensaci¨®n de que no nos pertenec¨ªa por completo.

MARTIN KEMP: Todo aquello cambi¨® cuando empezamos a ir a Billy¡¯s o al Blitz. Solo entrar la primera vez, nos dijimos: "?Eh, somos nosotros!". Eran chicos que ten¨ªan nuestra edad. Nos sentimos identificados del todo.

GARY KEMP: Seamos honestos: el punk era una cosa importada de Estados Unidos. Si quitabas la voz de Johnny [Rotten], todo lo dem¨¢s era americano. Mientras que lo nuestro miraba m¨¢s a Europa. Por un lado, Rusty [Egan, DJ del Blitz] se hab¨ªa traido de Berlin todos aquellos discos incre¨ªbles, Kraftwerk y tal. Y lo mezclaba con los ritmos de baile del soul.

JOHN KEEBLE: Tambi¨¦n iba de ambici¨®n. Yo no quer¨ªa tocar en Genesis, pero s¨ª quer¨ªa tocar en Wembley (carcajadas de todos).

Es emocionante cuando afirm¨¢is ser el nuevo eslab¨®n de una tradici¨®n que puede rastrearse hasta los primeros mods de los 60... Poca gente realizar¨ªa esa asociaci¨®n.

GARY KEMP: S¨ª. Pero tambi¨¦n quer¨ªamos tener la banda que la gente mencionara al hablar de nuestra era. Estaba el dilema: "?Estaremos aqu¨ª siempre, o no?". No pod¨ªamos pertenecer a un peque?o culto si quer¨ªamos ascender. Piensa en The Who, es un gran ejemplo: empezaron como una peque?a banda mod que gustaba a unos pocos, y terminaron siendo otra banda de rock que le gustaba a medio mundo. Yo conoc¨ªa a todas esas bandas, toda la tradici¨®n. Estaba Tommy Steele, tocando rocanrol al principio de todo. Luego vinieron los mods y The Who. Luego la psicodelia y Pink Floyd. Bowie y el glam. Sex Pistols y el punk rock. Nosotros ten¨ªamos que ser la banda que la gente mencionase al hablar de los ochenta. El siguiente eslab¨®n.

A Spandau Ballet se os conoc¨ªa tanto por las canciones como por el look. ?Qu¨¦ estilos Spandau os llenan de orgullo, y cu¨¢les os averg¨¹enzan?

MARTIN KEMP (entre risas c¨®mplices): Estamos orgullosos de todo lo que llevamos. La ¨²nica forma de no estar orgulloso de tu look es si alguien lo ha escogido por ti, como sucede con muchas de las bandas prefabricadas de hoy. Pero ese no era nuestro caso. ?Sabes qu¨¦? Lo ¨²nico que est¨¢bamos haciendo era llevar en el escenario lo que nos pon¨ªamos para ir a los clubs.

STEVE NORMAN: Nos influenciaba mucho David Bowie. Incluso las noches en Billy¡¯s acostumbraban a llamarse "Bowie Nights". Pero decidimos dejar el homenaje, porque aquello nos pertenec¨ªa. Era nuestro, no quer¨ªamos que se llevara los honores otro, por muy Bowie que fuese. "We can be heroes / Just for one day". No se puede decir m¨¢s claro que eso. Esa es un poco la filosof¨ªa de entonces. Y a veces era literalmente "por un d¨ªa", porque al siguiente ya estabas metido en otro rollo.

JOHN KEEBLE: Era: "?Qu¨¦ vamos a tocar ma?ana? ?Qu¨¦ vamos a llevar ma?ana?". Porque a cada paso son¨¢bamos distintos, y luc¨ªamos distintos. Creo que ese es uno de los puntos fuertes de la banda: que nunca nos conformamos con ser una sola cosa. Que nunca fuimos la misma banda. Mira (se pone serio): por mucho que me gusten AC/DC, no entiendo como alguien a esa edad venerable puede llevar un traje de colegial (estallido de risas)... ?En un escenario! (m¨¢s risas).