Jason, un misterio en vi?etas
El huidizo dibujante noruego publica ¡¯?Oh Josefina!¡¯, antolog¨ªa de relatos poblados de su humor absurdo, su fantas¨ªa y sus animales antropom¨®rficos
Jason todav¨ªa recuerda la primera vez. Ten¨ªa 13 a?os. Dice que fue ¡°algo m¨¢gico¡± y que, esa noche, se qued¨® tumbado en la cama sin pegar ojo. Supo enseguida que estaba ¡°enganchado¡±, no paraba de darle vueltas a qu¨¦ podr¨ªa ocurrir despu¨¦s. Solo deseaba levantarse, y retomar los l¨¢pices. Nunca, hasta ese d¨ªa, hab¨ªa escrito y dibujado una historia. Nunca, desde entonces, dej¨® de hacerlo.
Las aventuras de Tim y Tom no fue solo el comienzo. A d¨ªa de hoy, su ¨®pera prima juvenil a¨²n supone un flechazo ¨²nico para el creador noruego: ¡°Siempre he intentado recuperar esa emoci¨®n, pero no creo que lo haya conseguido¡±. Lo que s¨ª ha logrado, mientras tanto, es una carrera larga y reconocida en el c¨®mic. De No me dejes nunca a Yo mat¨¦ a Adolf Hitler, acumula premios Eisner, aplausos, alguna cr¨ªtica ¡ªsobre todo por Un noruego en el Camino de Santiago¡ª y un estilo gr¨¢fico y narrativo inconfundible. Los personajes de Jason son casi siempre animales antropom¨®rficos, empe?ados en explorar los l¨ªmites del absurdo. Suele dibujar con un trazo sencillo, amplias dosis de humor y de ambig¨¹edad. En sus tramas cabe literalmente de todo: Hemingway prepara un atraco junto con Fitzgerald y Joyce; un hombre viaja al pasado para acabar con el Tercer Reich; o el propio autor descubre el t¨ªpico desayuno irland¨¦s. Rige una sola regla: su inagotable fantas¨ªa.
Su ¨²ltima obra, ?Oh Josefina! (editada por Astiberri, el sello que ha publicado todos sus trabajos en Espa?a), es buena muestra de ello: en sus relatos, Leonard Cohen casi abraza la cienciolog¨ªa y un conejo con perilla compra un renoir a precio de chollo. ¡°Intento inspirarme en cosas como libros, pel¨ªculas o la vida real. Y mezclarlos. Puedes empezar con algo que hayas visto en el cine. Y luego a?ades un episodio personal, o una sensaci¨®n. Siempre deber¨ªa haber algo que la gente reconozca¡±, explica Jason, cuyo nombre real es John Arne S?ter?y (Molde, 55 a?os). A la vez, el creador solo rellena una parte de la historia: los rostros de sus personajes apenas expresan sentimientos y el final casi siempre queda abierto. El noruego pide al lector el esfuerzo de completar sus vi?etas, con sus interpretaciones.
¡°Pienso en mis c¨®mics como Tint¨ªn en una pel¨ªcula de Kaurism?ki¡±, lo resume. Lo cierto es que Yo mat¨¦ a Adolf Hitler ha estado tres veces a punto de ser adaptada para la gran pantalla, de momento siempre sin resultados. En todo caso, sus obras han sido comparadas tambi¨¦n con otros cineastas, de Buster Keaton a Jim Jarmush, pasando por Hitchcock. Aunque su imparable ritmo de producci¨®n recuerda m¨¢s bien a Woody Allen: durante mucho tiempo, edit¨® una o m¨¢s novelas gr¨¢ficas cada 12 meses.
¡°No s¨¦ si soy muy prol¨ªfico pero, tambi¨¦n gracias a los apoyos del Estado noruego, s¨ª vivo del c¨®mic. Y eso significa que tienes que hacer un libro al a?o¡±, explica. Dejar atr¨¢s el alquiler por un piso de propiedad le ha permitido bajar algo el ritmo: ahora publica una obra cada dos a?os. Pero en absoluto ha modificado su visi¨®n de la realidad: ¡°El mundo es absurdo. Basta con mirar las noticias. Supongo que no soy el m¨¢s optimista, pero creo que estamos jodiendo el planeta. Me alegro de que dentro de 50 a?os no vaya a estar por aqu¨ª¡±.
En realidad, ya ahora Jason prefiere ocultarse en las sombras. Astiberri le define como ¡°un autor escurridizo, que ignora las modas y las tendencias¡±. Se dice que tiende a evitar los focos y la promoci¨®n, lo cual alimenta su misterio. No por nada, la charla se realiz¨® por correo electr¨®nico. ¡°No s¨¦ si soy t¨ªmido, pero supongo que s¨ª introvertido. No me gustan las entrevistas, pero son parte de la venta del libro. Creo que un c¨®mic tendr¨ªa que hablar por s¨ª mismo, no deber¨ªa hacer falta que el autor lo explique. Es un medio ¨ªntimo, no algo que experimentes en grupo. Una persona hace el tebeo, otra lo lee¡±, asegura Jason.
En su visi¨®n, a veces, sobra incluso el texto. Sus vi?etas se entregan a l¨¢pices y colores, mientras las palabras se ausentan durante varias p¨¢ginas. ?l mismo reconoce que prefer¨ªa los c¨®mics silenciosos, tambi¨¦n porque le resultaban m¨¢s sencillos, y que poco a poco ha ido entreabriendo la puerta a di¨¢logos y letras. Pero su punto de partida sigue siendo el mismo: ¡°Si algo se cuenta mejor en im¨¢genes, no lo arruines a?adiendo un texto in¨²til¡±.
La nostalgia del Camino
En una de sus obras, 'Un noruego en el Camino de Santiago', Jason dibuja una especie de diario de su larga ruta por Espa?a. ¡°Recuerdo los paisajes y la gente, pero tambi¨¦n los pies doloridos y las ampollas¡±, explica el autor. Aunque la lista de sus memorias es mucho m¨¢s amplia: los madrugones, las caminatas en la oscuridad hasta el amanecer, el primer caf¨¦ con leche, cruzar los Pirineos, y alcanzar al fin Santiago y Finisterre. Tanto que tiene planeado volver: ¡°Quer¨ªa hacer otro camino este oto?o, pero qui¨¦n sabe qu¨¦ pasar¨¢ con el coronavirus¡¡±.
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