Muere Quino, creador de Mafalda y el dibujante m¨¢s internacional del idioma espa?ol
El autor de la figura m¨¢s universal del humor gr¨¢fico en castellano fallece a los 88 a?os. Su popular criatura conserva la vigencia cultural pese a que dej¨® de publicarse en 1973
Ha fallecido el humorista gr¨¢fico m¨¢s internacional y m¨¢s traducido del idioma espa?ol; y quiz¨¢s tambi¨¦n el m¨¢s entra?able: Joaqu¨ªn Salvador Lavado, Quino. Hab¨ªa nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza (Argentina), y ten¨ªa por tanto 88 a?os. En esa misma ciudad resid¨ªa ahora, atendido por sus sobrinos desde que se traslad¨® all¨ª en noviembre de 2017 tras morir su esposa, Alicia Colombo. El nombre de Quino estar¨¢ ligado para siempre al m¨¢s famoso de sus personajes: Mafalda; la ni?a sabia...
Ha fallecido el humorista gr¨¢fico m¨¢s internacional y m¨¢s traducido del idioma espa?ol; y quiz¨¢s tambi¨¦n el m¨¢s entra?able: Joaqu¨ªn Salvador Lavado, Quino. Hab¨ªa nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza (Argentina), y ten¨ªa por tanto 88 a?os. En esa misma ciudad resid¨ªa ahora, atendido por sus sobrinos desde que se traslad¨® all¨ª en noviembre de 2017 tras morir su esposa, Alicia Colombo. El nombre de Quino estar¨¢ ligado para siempre al m¨¢s famoso de sus personajes: Mafalda; la ni?a sabia y respondona. Seg¨²n informa el peri¨®dico argentino Clar¨ªn la causa de la muerte es un accidente cerebrovascular.
Los padres de Joaqu¨ªn Lavado eran espa?oles de Fuengirola (M¨¢laga) y emigraron a Argentina en los a?os treinta. La humilde familia vivi¨® en un c¨ªrculo algo cerrado, hasta el punto de que el ni?o Quino habl¨® con acento andaluz hasta sus primeros seis a?os.
La muerte de su padre le sorprendi¨® con s¨®lo 14, y fue atemperando esa ausencia con las apariciones fantasmales que ¨¦l cre¨ªa ver cada cierto tiempo. Incluso despu¨¦s de casado con Alicia, se le aparec¨ªa su padre, fumando (¡°segu¨ªa sin hacer caso de que fumar no es bueno¡±), y miraba orgulloso al dibujante porque al muchacho no le hab¨ªa ido tan mal. Quino sol¨ªa rememorar estas visiones: ¡°Eran apariciones muy agradables¡±.
Joaqu¨ªn Salvador Lavado quiso enseguida ser vi?etista. Lo decidi¨® de ni?o, con tres a?os, cuando un t¨ªo suyo, dise?ador gr¨¢fico, por entretenerle a ¨¦l y a sus hermanos empez¨® a hacerles dibujos. Qued¨® maravillado con todas las cosas que pod¨ªan salir de un l¨¢piz. Despu¨¦s estudiar¨ªa Bellas Artes en la universidad de Cuyo. No lleg¨® a terminar, pero alcanz¨® a absorber los conceptos b¨¢sicos del dibujo y de las proporciones.
Nacimiento de Mafalda
Un trabajo inicial como dibujante publicitario le condujo a crear a Mafalda en 1962 gracias a unas lavadoras y unos frigor¨ªficos. A Quino le encargaron una publicidad que consist¨ªa en elaborar tiras c¨®micas para los diarios en las que se mostrara en dibujos la vida de una familia que utilizaba los electrodom¨¦sticos Mansfield. Y de esa secuencia fon¨¦tica surgi¨® el nombre de Mafalda.
Los peri¨®dicos rechazaron aquella publicidad, porque se confund¨ªa con los contenidos propios, y los personajes ideados por Quino para el encargo se quedaron en la rec¨¢mara. Sin embargo, los recuper¨® en 1964, ya sin prop¨®sito comercial, y as¨ª surgi¨® en el peri¨®dico porte?o Primera plana la tira de m¨¢s ¨¦xito de la historia en lengua espa?ola, que despu¨¦s se publicar¨ªa en diarios de todo el mundo. M¨¢s tarde, los libros que recog¨ªan aquellas escenas vender¨ªan millones de ejemplares y ser¨ªan traducidos al franc¨¦s, al ingl¨¦s, al japon¨¦s, al chino¡, a m¨¢s de 30 idiomas.
Mafalda pas¨® tambi¨¦n al cine, con un largometraje de dibujos animados hecho en Argentina, de 75 minutos, en el cual los personajes reproduc¨ªan en lenguaje sonoro los escritos que su creador les hab¨ªa dado. Pero a Quino no le satisfizo, porque al salir del estreno oy¨® que algunos dec¨ªan: ¡°?Pero ¨¦sa no es la voz de Mafalda!¡±. As¨ª que la traspas¨® al cine mudo. Las siguientes experiencias, a cargo del gran Juan Padr¨®n, especialista cubano en animaci¨®n, ya no tuvieron di¨¢logos. Eran chistes nuevos basados en las escenas mismas. De ese modo, Mafalda ofreci¨® a los espectadores la voz que cada cual le hubiera imaginado. De aquella pandilla (Manolito, Susanita, Libertad, Guille¡), Quino siempre tuvo su hijo predilecto en el ingenuo idealista Felipe, durante toda su vida.
En 1973, nueve a?os y 1.928 tiras despu¨¦s de su creaci¨®n, Quino decidi¨® que ya no dibujar¨ªa m¨¢s a Mafalda, agotado por el propio personaje y por la tiran¨ªa de la entrega diaria al peri¨®dico. Y empez¨® entonces una creaci¨®n m¨¢s ambiciosa a¨²n, con dibujos minuciosos, detallistas, igualmente brillantes, que mostraban a menudo la opresi¨®n de los poderosos y la mirada inteligente del pisoteado. EL PA?S SEMANAL public¨® esas vi?etas en los a?os noventa.
En una de ellas se ve a una se?orona que ofrece caf¨¦ a sus invitados mientras una ni?a juguetea entre ellos. Y la anfitriona les aclara: ¡°Es la nena de gente humilde de por aqu¨ª. Y nosotros le compramos la ropita y los juguetitos porque la queremos como si fuera de la familia¡±. La ropita que viste la ni?a es el uniforme de una sirvienta con cofia, y, a su alrededor se ven esos juguetitos, asimismo en el tama?o adecuado para su edad: una escoba, una plancha, un plumero y una fregona.
Sus libros se siguieron vendiendo por cientos de miles (por ejemplo, sus maravillosos Potentes, prepotentes e impotentes, Quinoterapia, Gente en su sitio, ?Qu¨¦ presente impresentable! o Yo no fui), pero compitiendo en la memoria colectiva con los de Mafalda y con los miles de llaveros, libretas, pegatinas, insignias y toallas que reproducen su imagen; y con el cari?o que aquel personaje hab¨ªa desatado en millones de personas.
Nacionalidad espa?ola
Quino sinti¨® siempre su origen andaluz, y en 1977 intent¨® gestionar la doble nacionalidad en el consulado espa?ol de Mil¨¢n (ciudad donde se exili¨® durante la dictadura argentina y donde se enclav¨® la oficina que gestiona sus derechos para toda Europa). Pero le atendi¨® una funcionaria muy antip¨¢tica, que le pregunt¨®: ¡°?Y usted con la edad que tiene quiere hacerse ahora espa?ol?¡±. ?l contest¨®: ¡°No, se me hab¨ªa ocurrido antes, pero es que entonces estaba Franco¡±. As¨ª que desisti¨®, a sus provectos 45 a?os.
Lo intent¨® de nuevo en 1990, ya en Madrid, en los juzgados de la calle de Pradillo, a los 57. En esa ocasi¨®n lleg¨® hasta el final, aunque el proceso le pareci¨® muy fr¨ªo. Otra funcionaria, algo m¨¢s amable, le dijo solamente, tras pedirle sus datos: ¡°Firme aqu¨ª¡±. Y firm¨®.
?l hab¨ªa so?ado con un acto solemne en el que se escuchara el himno nacional y ante una Constituci¨®n con tapas de fieltro en la que pudiera posar la mano mientras dijese: ¡°S¨ª, juro¡±. En cualquier caso, y como era un 5 de enero, le dijo a la funcionaria, por mejorar el clima: ¡°Me ha hecho usted un lindo regalito de Reyes¡±. Pero ni por ¨¦sas. Ella le respondi¨®: ¡°Dentro de dos semanas puede recoger su partida de nacimiento espa?ola y luego el documento nacional de identidad¡±. As¨ª que sali¨® a la calle, entr¨® en una librer¨ªa, se compr¨® una Constituci¨®n y la jur¨® ¨¦l solo.
Poco despu¨¦s, en 1992, recibi¨® en Madrid un gran homenaje, a cargo de la Sociedad del V Centenario del Descubrimiento, que consist¨ªa en la instalaci¨®n de una carpa espectacular en cuyo interior se pod¨ªa recorrer el colegio de Mafalda y sus amigos, ver las pel¨ªculas que protagoniz¨® y observar a tama?o natural todos los mu?ecos ideados por Quino y construidos por Manolo Mar¨ªn. No es de extra?ar que, a?os despu¨¦s, todos esos personajes, olvidados en un almac¨¦n, perecieran en un incendio. Estaba marcado su destino. Manolo Mar¨ªn era artista fallero.
M¨¢s tarde, Quino y su esposa, Alicia Colombo, qu¨ªmica de formaci¨®n acad¨¦mica, buscaron piso en Madrid: ¡°Ya conozco m¨¢s o menos las zonas, pero no sus ideolog¨ªas¡±, comentaba a quienes pretend¨ªan ayudarle. Lo compraron y lo han usado durante sus estancias en Espa?a. La ¨²ltima de ellas, con motivo de la entrega en Oviedo del premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades 2014. Desde entonces no volvi¨® a pisar el pa¨ªs de sus padres.
Mala salud
Quino ya se mov¨ªa entonces en silla de ruedas y padec¨ªa problemas de visi¨®n por un glaucoma diagnosticado un decenio atr¨¢s. No tuvo suerte con la salud. Durante la d¨¦cada de los noventa lleg¨® a sufrir seis operaciones quir¨²rgicas en apenas 10 a?os. En 2006 dej¨® de dibujar regularmente. En 2019 estaba casi ciego.
La muerte en septiembre de 2017 de Alicia Colombo, su compa?era eterna, su representante y delegada general para el mundo, un a?o mayor que ¨¦l, coincidi¨® con su etapa de m¨¢s acentuado declive f¨ªsico; dej¨® Buenos Aires en noviembre de ese a?o y regres¨® a su Mendoza natal; siempre atendido por familiares cercanos y amigos.
Alicia y Quino no quisieron tener hijos. El gran genio del humor se mostraba muy pesimista al respecto: ¡°Es una mala porquer¨ªa traer a alguien aqu¨ª sin haberle preguntado¡±, declar¨® a EL PA?S en 1990, despu¨¦s de treinta a?os de matrimonio. Y sol¨ªa repetirlo. Cuando se le dec¨ªa que al fin y al cabo a ¨¦l no le hab¨ªa ido tan mal -como ya le advirti¨® su padre cuando se le apareci¨® despu¨¦s de muerto-, Quino respond¨ªa: ¡°No me ha ido mal, pero he tenido mala pata con la salud¡±.
Mafalda no volvi¨®
Pese a los ruegos, s¨²plicas y jugosas propuestas que recibi¨® para resucitar a Mafalda, siempre se neg¨® a hacerlo (salvo para alguna causa social: de Unicef, de la Liga para la Salud Mundial, para una campa?a de prevenci¨®n ante el coronavirus¡, y para explicar la Ley Org¨¢nica del Derecho a la Educaci¨®n, la LODE, por encargo del Gobierno socialista espa?ol en 1986). En otras muchas ocasiones, su creaci¨®n fue utilizada rastreramente para ideas que ¨¦l no compart¨ªa; por ejemplo, una campa?a antiabortista en Argentina.
La muerte de Quino nos seguir¨¢ dejando algunas inc¨®gnitas. ?C¨®mo se apellida Mafalda? No se sabe. Su pap¨¢ en los dibujos no ten¨ªa ni nombre de pila¡ La madre s¨ª: Raquel. Y sobre todo, ?qu¨¦ habr¨ªa pasado ahora si¡? En una cena a la que asisti¨® en Oviedo con algunos amigos poco antes de recibir el Pr¨ªncipe de Asturias 2014, uno de los comensales le pregunt¨® si hoy en d¨ªa los pap¨¢s de Mafalda estar¨ªan divorciados. Sin aguardar a la contestaci¨®n, se abri¨® un interesante debate al respecto, con profundas reflexiones psicol¨®gicas. Finalmente, todos miraron a Quino esperando la respuesta definitiva. Y ¨¦l dijo: ¡°No lo s¨¦¡, para m¨ª son s¨®lo dos dibujos¡¡±.
Tambi¨¦n le preguntaron alguna vez en privado c¨®mo ser¨ªa hoy aquella ni?a sabia, y ¨¦l contest¨® que probablemente ya estar¨ªa muerta porque habr¨ªa sido alguno de los desaparecidos de la dictadura militar argentina.
Quino tomaba el caf¨¦ sin az¨²car, discrepaba de la nueva cocina porque las raciones eran muy peque?as y adoraba el vino de La Rioja tanto como Mafalda odiaba la sopa. Y amaba el flamenco, que tanto le vincul¨® con sus padres y su infancia: ¡°Si escucho la m¨²sica folcl¨®rica de Mendoza, mi tierra, me gusta, no digo que no. Pero lo que verdaderamente me emociona es el flamenco. Es algo que siento como hormiguitas dentro de las venas. Por eso siempre he sabido que soy espa?ol y siempre he dicho que soy espa?ol¡±.
Acud¨ªa gustoso a las fiestas y cumplea?os de los amigos, con una fidelidad interminable. Ten¨ªa aspecto triste, quiz¨¢s porque escuchaba mucho; pero por dentro sonre¨ªa. Admiraba a Forges, Peridis, Schultz, Perich, Mingote, Summers, Chummy-Chummez, Gila, Gallego y Rey, Puebla¡
Y se sinti¨® muy feliz durante sus d¨ªas en el Principado en 2014, llenos de homenajes por el premio Pr¨ªncipe de Asturias. Especialmente, en aquel acto del teatro Filarm¨®nica de Oviedo, con una ovaci¨®n final de cinco minutos. Y tambi¨¦n con un detalle que quedar¨¢ para siempre en esa ciudad: la reproducci¨®n de Mafalda a tama?o natural (idea del periodista ovetense Pedro Zuazua) que se fotograf¨ªa desde entonces con eterna paciencia en el parque Campo de San Francisco junto a toda persona que espere su turno para sentarse con ella.
Ese viaje lo vivi¨® como una despedida de Espa?a y de los amigos que dejaba a este lado de su doble patria. De algunos ya se hab¨ªa despedido un a?o antes, porque no imaginaba que tendr¨ªa que regresar.
Su viejo esp¨ªritu republicano, seg¨²n confesaba al calor de una copa de rioja en un restaurante pr¨®ximo a la Gran V¨ªa, le plante¨® ciertas inquietudes ante ese premio de 2014 que le entregar¨ªa el rey Felipe VI, pero lo acept¨® gustoso por venir de una Espa?a democr¨¢tica. Despu¨¦s, transcurridos aquellos d¨ªas en Asturias, se deshac¨ªa en alabanzas hacia la conversaci¨®n y la calidez humana que le ofrecieron don Felipe y do?a Letizia, a quienes elogiar¨ªa siempre a partir de entonces y a los que, ya de vuelta a Argentina, no dud¨® en transmitir su cari?o cada vez que pudo. Era antimon¨¢rquico, pero tambi¨¦n una persona ¨ªntegra.