El di¨¢logo norte-sur en el paisaje de Anna-Eva Bergman
El Reina Sof¨ªa dedica una retrospectiva a la artista noruega, que vivi¨® en Espa?a en dos momentos clave de su carrera

Anna-Eva Bergman (Estocolmo, 1909 ¨C Grasse, Francia, 1987) vivi¨® en Espa?a durante dos per¨ªodos esenciales de su vida personal y creativa. Desde su Noruega de adopci¨®n, viaj¨® a Menorca en 1930 con su pareja, el artista alem¨¢n Hans Hartung. En 1962 volvi¨® para instalarse durante largas temporadas en Carboneras (Almer¨ªa), seducida por el paisaje de la comarca. Desde all¨ª recorri¨® Castilla, par¨® en Madrid y dej¨® que el entorno natural de aquella Espa?a se fundiera con la dureza de los paisajes n¨®rdicos. La inmensidad de los horizontes y los pedregales le impactaron de tal manera que la abstracci¨®n en la que hasta entonces se hab¨ªa movido su obra incorpor¨® la experiencia f¨ªsica que ella vivi¨® ante la contemplaci¨®n del Sur y sus recuerdos del Norte.
El resultado de esa transformaci¨®n creativa est¨¢ presente en la exposici¨®n retrospectiva que hasta el 4 de abril se puede ver en el palacio de Vel¨¢zquez del parque del Retiro, dependiente del centro de arte Reina Sof¨ªa. La exposici¨®n ha sido organizada en colaboraci¨®n con la Fundaci¨® Per Amor a l¡¯Art ¨C Bombas Gens Centre d¡¯Art y la Fundaci¨®n Hartung Bergman. Comisariada por Christine Lamothe y Nuria Anguita, directora del IVAM, la muestra De Norte a Sur, ritmos re¨²ne 70 cuadros; una gran parte de ellos se exhibieron en la muestra que el pasado a?o se le dedic¨® a la artista n¨®rdica en Valencia.

Manuel Borja-Villel, director del Reina, explica que la exposici¨®n forma parte del deseo del museo de proseguir con su trabajo de difundir la obra de mujeres artistas. ¡°Bergman tuvo una manera propia de interpretar la abstracci¨®n, aliment¨¢ndola de su energ¨ªa vital, y supo crear un vocabulario propio a partir de motivos como los fiordos, los astros, las monta?as, los barcos, los acantilados o las piedras¡±. Reconocida pero no suficientemente valorada, el responsable del centro de arte opina que, como en otros muchos casos, Bergman qued¨® ensombrecida por su marido, Hans Hartung. Y a?ade que Hartung est¨¢ representado en la colecci¨®n del museo, mientras que de ella no poseen nada. ¡°Cuando hemos intentado adquirir alguno de sus cuadros, ya carec¨ªamos de presupuesto para adquisiciones¡±, se lamenta.
Organizada en orden tem¨¢tico en lugar de cronol¨®gico, la exposici¨®n incluye obra de sus comienzos, cuando comulgaba con los principios de los artistas alemanes de la Nueva Objetividad, entre los que se encontraba su marido, hasta sus ¨²ltimos paisajes ejecutados en el sur de Francia, donde transcurrieron los ¨²ltimos a?os de su vida.
El grueso de la obra son naturalezas construidas con vinilo y hoja de metal sobre tabla. Los colores est¨¢n siempre divididos sin que los negros, verdes, azules o rojos lleguen a mezclarse en ning¨²n momento. As¨ª ocurre con Paisaje n¨®rdico (1969) o Noche ¨¢rtica (1968) que cuelgan cerca de una pieza de gran formato dedicada a Madrid, de 1962. Aqu¨ª tres cuartas partes de la tabla est¨¢n ocupadas por un contundente marr¨®n. Debajo, en un marr¨®n m¨¢s claro, varios vol¨²menes aparecen rodeados de un azul casi velazque?o.
De Escandinavia aporta numerosas obras protagonizadas por acantilados. ¡°En la obra de Anna-Eva Bergman son frecuentes las referencias a fuentes de la mitolog¨ªa escandinava, donde sobresale el motivo de las barcas, habitual en las leyendas n¨®rdicas, y considerado un s¨ªmbolo espectral y mort¨ªfero¡±, explica Borja-Villel. Ejemplo de ello es Barca negra (1971), donde la embarcaci¨®n se reduce a figuras geom¨¦tricas elementales, como tri¨¢ngulos y l¨ªneas rectas, que ocupan casi toda la superficie del cuadro.
Uno de los conjuntos m¨¢s llamativos lo forma la serie Piedras de Castilla (1970), realizada con tinta china y hoja de metal sobre papel, que recoge el impacto que a la artista le produjeron el granito, las pizarras o los m¨¢rmoles que en formas caprichosas abundan en el centro de Espa?a. Uno de los temas favoritos de Bergman desde comienzos de su carrera son precisamente las piedras, asunto que abord¨® con otras t¨¦cnicas a comienzos de la d¨¦cada de los cincuenta.
¡°Con el paso del tiempo¡±, insiste Manuel Borja-Villel, ¡°sus paisajes se fueron reduciendo a lo esencial¡±, a un chasis puramente emocional que hizo que su obra fuera ¨²nica. Blancos, negros y marrones que nada tienen que con la exuberancia del paisaje oto?al que deslumbra en el entorno del Palacio de Vel¨¢zquez.
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