H¨¦ctor Alterio: ¡°En escena a¨²n me siento poderoso¡±
El actor vuelve a recitar en el teatro a Le¨®n Felipe, contra viento y coronavirus, y confiesa que el mayor placer de la vida a sus 91 a?os es dormir a pierna suelta
Ni la mascarilla quir¨²rgica ¡ªel ¡°barbijo¡±, dice¡ª que le tapa la barba, ni la gorra de marinero que le cubre la calva, logran ocultar el fulgor de sus ojos azules, empa?ados, eso s¨ª, por el velo de nueve d¨¦cadas viendo miserias y prodigios. Espera a la visita de pie, todo lo erguido que le permiten el peso sus a?os y su leyenda a las espaldas, y no se sienta hasta que una toma asiento, con esa gentileza a la vez invisible y evidente de los caballeros a la antigua. Hablamos en el ambig¨² del teatro Infanta Isabel de Madrid, donde esta noche recitar¨¢ de nuevo, por primera vez desde el confinamiento, los viejos versos de Le¨®n Felipe sin m¨¢s atrezo que la guitarra de Jos¨¦ Luis Merl¨ªn, y su voz de domador del silencio. Aqu¨ª se explica.
H¨¦ctor Benjamino Alterio Onorato. Con ese nombre, parec¨ªa predestinado a algo grande.
Bueno, no fue ex profeso, supongo. H¨¦ctor fue un guerrero. Alterio, el otro yo, es el apellido de la familia, italiana de toda la vida. Onorato, significa honorable. Y lo de Benjamino es porque fui el peque?o de la familia. ?ramos cuatro hermanos. Fallecieron todos. Soy hu¨¦rfano de hermanos desde hace 10 o 15 a?os, y aqu¨ª sigo.
?C¨®mo se lleva ser el ¨²ltimo superviviente de una estirpe?
Con nostalgia, con cari?o, con recuerdos que te asaltan de cosas que nos pasaron, buenas y malas. Cada vez quedamos menos.
?Cu¨¢l es la mejor edad para quien ha vivido casi un siglo?
Cada uno tendr¨¢ la suya. Para m¨ª, de los 40 a los 50 a?os.
Otros, en esa d¨¦cada, est¨¢n en plena crisis de la mediana edad.
Eso dicen. Para m¨ª fue magn¨ªfica: el despertar a cosas que estaban ah¨ª y que hab¨ªa que aprovechar entonces o nunca. A los 40 me cas¨¦, comenc¨¦ a vivir de esta profesi¨®n, porque hasta entonces hac¨ªa teatro independiente aficionado. A los 40 naci¨® Ernesto, mi primer hijo. A los 43, Malena, y a los 44 a?os estaba escapando de mi pa¨ªs para venirme aqu¨ª. A los 40 empez¨® ese otro yo de Alterio.
?Por qu¨¦ sigue uno actuando?
Porque vivo de esto y tengo que pagar cosas, Y porque hago lo que me gusta. Amo ese estado de alerta, ese estar en vilo que me da el teatro. Eso me mantiene vivo.
?En cu¨¢l de sus trabajos se quedar¨ªa a vivir para siempre?
Tantos... El padre era una funci¨®n que me dio mucho. Pero estos versos de Le¨®n Felipe me dan muchas alegr¨ªas, mucho ego, en el buen sentido. Estoy manejando a un p¨²blico que, desde el silencio absoluto hasta el aplauso m¨¢s sonoro, me est¨¢ respondiendo. Y eso me da poder. Yo s¨¦ que hago as¨ª, lo que sea, y me miran, y me siguen. Estoy peleando con mi vanidad, tambi¨¦n. Pero de cualquier manera, me siento poderoso. En escena, a¨²n lo soy. Abajo, no s¨¦.
O sea, que nos manipula a base de bien.
Yo lo que manejo es el silencio. Estoy tratando de que se me escuche, que se me vea, que se me atienda, que se me comprenda. Estoy hablando yo. Usted pag¨® para eso, y yo estoy aqu¨ª arriba y tengo que convencerle de que estas palabras, que he dicho cientos de veces, las digo por primera vez y para usted solo. Ese es el juego, y me divierte much¨ªsimo.
Es uno de los grandes cl¨¢sicos vivos de la escena. ?Se lo tiene muy cre¨ªdo?
Tienes que cre¨¦rtelo para subir ah¨ª arriba, si no te lo crees t¨², no se lo cree nadie. La vanidad juega un papel importante, pero trato de que no me afecte. Tengo compa?eros que est¨¢n muy pendientes de eso, y creo no ser de esa clase de vanidoso, que detecto a los 10 minutos y me produce rechazo. Lo noto y digo: ¡®con este no; no lo voy a ver nunca m¨¢s¡¯.
?Con qui¨¦n se queda, entonces?
Con la persona que me agrada, con las cosas simples, pero verdaderas. Me quedo con la verdad, con la generosidad, con la simplicidad, con la alegr¨ªa. Son cosas que me hacen mucho bien. No siempre se logran ni encuentran, pero bueno, me quedo con eso.
?De qu¨¦ fuentes bebe para luego poder retratar a cualquiera?
De la calle, de esto que estamos haciendo vos y yo ahora, de todo. La respuesta de la gente me da una riqueza que se me va acumulando dentro, que luego siembro en escena y acaban de germinar en el espectador.
?Pens¨® vivir para ver esta pandemia que nos tiene noqueados?
Esa es una pregunta enorme. Trato de hacer lo que dicen, pero ?cu¨¢l ser¨¢ el fin de todo esto? No tengo la m¨¢s m¨ªnima idea de lo que va a ocurrir. Es lo m¨¢s desconcertante que he vivido en la vida, y he vivido mucho.
?Le tiene miedo al virus?
Bueno, el justo. Estoy contento, porque no lo he cogido, pero lo puedo coger ma?ana. No me encierro. Salgo a cenar con amigos. En eso no he cambiado. Soy muy urbanita, aqu¨ª y en Buenos Aires. Mi mujer es m¨¢s joven, tiene ese talento, y yo siempre voy detr¨¢s de ella.
?A qu¨¦ le teme, entonces?
A que el cuerpo no me responda, a tener que usar una silla de ruedas. A tener que esperar que me empujen, que me aseen, que me lleven y me traigan. A perder mi independencia. S¨¦ que ese momento llegar¨¢, pero no lo pienso.
?Es creyente?
No, nada. No molesto a nadie.
?A qu¨¦ clavos se agarra cuando le ve las orejas al lobo?
Yo lo resuelvo todo con las personas. Hay qui¨¦n me da respuestas y qui¨¦n no, pero no estoy esperando a que me solucione alguien llamado Dios, o la Virgen. Me lo soluciona todo mi entorno. Todo est¨¢ en la gente que te rodea.
Bueno, su esposa es psic¨®loga. As¨ª, cualquiera.
F¨ªjate que nunca tuve la necesidad de ir, aunque igual estoy yendo hace rato sin salir de casa y ni me di cuenta. Ahora se va mucho al psicoanalista, y est¨¢ muy bien: antes se ocultaba. Pero yo, no. No por nada: simplemente, no forma parte de mis necesidades.
?Cu¨¢l es el placer de sus d¨ªas?
Dormir, dormir a pierna suelta. Es horrible cuando te acuestas y te empieza a funcionar la cabeza y no te duermes, y das vueltas y vueltas. Eso lo conozco. Yo duermo siete, ocho, nueve horas seguidas. Y, adem¨¢s, hago la siesta.
Qu¨¦ envidia. Eso requiere tener la conciencia tranquila.
Claro, y estar totalmente relajado, y no tener hambre, y tener un colch¨®n c¨®modo. Dormir es lo m¨¢s f¨¢cil y lo m¨¢s dif¨ªcil del mundo. Dormir es la otra vida en esta.
?Todav¨ªa aprende algo cada d¨ªa?
S¨ª, s¨ª. Con todo, con lo bueno y con lo malo. Y me gusta.
M?SICA EN LA VOZ
A H¨¦ctor Alterio (Argentina, 91 a?os) le dec¨ªan que si se le ¡°hab¨ªa ca¨ªdo un bandone¨®n¡± al hablar cuando empez¨® a actuar en Espa?a, exiliado de su Argentina natal hace ya medio siglo. Desde entonces, ha domado el acento a su exclusivo gusto a base de la misma memoria y disciplina de la que hace gala al recitar, de carrerilla, la alineaci¨®n del Chacarita Juniors de 1940 con que nos regala en el v¨ªdeo que acompa?a a esta entrevista. Cort¨¦s y cordial¨ªsimo, Alterio no puede evitar una sombra de angustia al hablar de una pandemia a la que ¨¦l, testigo de tantas glorias y miserias, no pens¨® enfrentarse en su vida. Mientras tanto, act¨²a, que para ¨¦l es sin¨®nimo de vida. Esta tarde vuelve a recitar a Le¨®n Felipe en la funci¨®n 'Como hace 3.000 a?os', en el teatro Infanta Isabel de Madrid. Les espera.
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