Muere el fil¨®sofo Enrique Lynch a los 72 a?os
Su pensamiento se centr¨® en las relaciones entre filosof¨ªa y literatura
¡°No me queda mucho tiempo¡±. Enrique Lynch, que era al¨¦rgico a toda sensibler¨ªa, puso esas cinco palabras en el cierre del pr¨®logo a su ¨²ltimo libro, Ensayo sobre lo que no se ve, una original¨ªsima aproximaci¨®n a la evoluci¨®n del concepto de imagen en Occidente. Publicado hace apenas unas semanas, al recibir los primeros ejemplares brome¨®: ¡°Al menos no ser¨¢ p¨®stumo¡±. No lo fue. Lynch muri¨® de c¨¢ncer este martes a los 72 a?os, en Barcelona, la ciudad en la que se exili¨® tras el golpe militar de 1976 en Argentina. Hijo de la novelista Marta Lynch, naci¨® en Buenos Aires en 1948 y pas¨® por el prestigioso Colegio Nacional, donde se fragu¨® su inter¨¦s por la literatura y por la historia. Riguroso, claro, afilado y mal¨¦volo, due?o de una inteligencia inusual y de una prosa, como dice su amigo Tom¨¢s Poll¨¢n, sin un ¨¢tomo de grasa, pasaba de comentar magistralmente la Il¨ªada en Twitter a rese?ar en un peri¨®dico el ¨²ltimo libro de su adorado Peter Brown sobre el cristianismo en la Antig¨¹edad tard¨ªa.
Se decidi¨®, sin embargo, por el pensamiento despu¨¦s de dedicar su primera juventud a la militancia pol¨ªtica. ¡°La lucha social en condiciones¡±, dec¨ªa ¨¦l, que se volc¨® en la filosof¨ªa por ser la ¨²nica actividad exigente sin expectativas pr¨¢cticas. Graduado en la Universidad de Buenos Aires, volvi¨® a licenciarse en Barcelona. Tras escribir una tesis de licenciatura sobre la teor¨ªa del poder en Hobbes -por el que siempre sinti¨® devoci¨®n-, se doctor¨® con otra sobre la teor¨ªa del lenguaje en Nietzsche. Su director fue Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde y eso lo orient¨® hacia la Est¨¦tica, a la que dedic¨® su carrera como profesor universitario.
Sus investigaciones sobre las relaciones entre filosof¨ªa y literatura desembocaron en 1987 en La lecci¨®n de Sheherezade. Finalista del premio Anagrama y del Nacional de Ensayo, el libro era una profunda inmersi¨®n en categor¨ªas como la verdad, la falsedad y la ficci¨®n, pero termin¨® siendo, de paso, uno de los intentos m¨¢s serios de aquellos a?os por desvelar qu¨¦ quer¨ªan decir los posmodernos cuando hablaban de grandes relatos. Socarr¨®n como siempre, su autor se limitaba a explicar que el motor de su curiosidad fue m¨¢s sencillo: saber por qu¨¦ salva la vida la protagonista de Las mil y una noches. Obras como El merodeador (1997) o In-Moral (2003) fueron tambi¨¦n fruto de su prolongado inter¨¦s por el sustrato narrativo de todo pensamiento. Con un pie en la filosof¨ªa m¨¢s dura pero sin confundir complejidad con oscuridad, cultiv¨® tambi¨¦n el ensayo m¨¢s despeinado en obras como Prosa y circunstancia (1997) o Nubarrones (2014). Este ¨²ltimo recopila los escritos que cada tanto colgaba en la web que fund¨® junto a colegas y alumnos: Las nubes.
Adem¨¢s de un pu?ado de t¨ªtulos fundamentales para entender las relaciones entre las disciplinas human¨ªsticas, la cultura en espa?ol tiene una deuda a?adida con Enrique Lynch por su labor como traductor y editor. Verti¨® al castellano obras de Jean-Fran?ois Lyotard, Paul de Man, el propio Hobbes o Michel Foucault, a cuyos cursos asisti¨® en Par¨ªs en los a?os ochenta. Aquella experiencia, contaba, termin¨® de desideologizarlo, o sea, de convertirlo en un liberal antinacionalista al que gustaba tensar los l¨ªmites de la correcci¨®n pol¨ªtica. Director editorial de Gedisa durante una d¨¦cada, impuls¨® en Destino -junto a Fernando Savater, Eugenio Tr¨ªas y Rafael Argullol- la colecci¨®n que public¨® en Espa?a Presencias reales de George Steiner y los dos m¨ªticos vol¨²menes de art¨ªculos de Rafael S¨¢nchez Ferlosio. Fue tambi¨¦n colaborador de EL PA?S, Claves y Letras libres.
Era un conversador impagable y un polemista impenitente. Ten¨ªa la rara virtud intelectual de decir lo mismo en privado y en p¨²blico, aunque en este ¨²ltimo caso a?adiera siempre una pizca de provocaci¨®n. Su corrosiva inteligencia solo se ablandaba al hablar de sus nietos, Tom¨¢s e Ignacio, hijos de la agente literaria Mar¨ªa Lynch y del editor de Penguin Random House Miguel Aguilar. Mar¨ªa es, adem¨¢s, socia en la agencia Casanovas & Lynch de Mercedes Casanovas, segunda esposa de Enrique y madre de su hijo Juan Manuel. Para esos nietos que le hac¨ªan bajar la guardia fue su ¨²ltimo libro. Por si alg¨²n d¨ªa sienten, escribi¨® en la dedicatoria, ¡°la curiosidad de saber a qu¨¦ extra?a actividad se dedicaba el Tatata¡±.
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