La noche que El Cairo revivi¨® a Umm Kulthum
El palacio presidencial de Abd¨ªn acoge un concierto de un holograma de La estrella de Oriente y rememora los ¨¦xitos que le convirtieron en leyenda en el mundo ¨¢rabe
A pesar de que el frescor y el viento se hab¨ªan apoderado del centro de El Cairo tras caer el primer chaparr¨®n de la temporada, los rostros de felicidad, vestidos de gala y el aluvi¨®n de fotos de quienes entraban la noche del pasado viernes en el majestuoso Palacio de Abd¨ªn, en pleno coraz¨®n cairota, revelaban que para la mayor¨ªa no se trataba de un concierto cualquiera.
Cerca de las ocho todo el mundo hab¨ªa tomado asiento con puntualidad religiosa. Los murmullos de un p¨²blico expectante no se detuvieron ni cuando la peque?a y talentosa orquesta ya hab¨ªa arrancado su recital. El momento m¨¢s esperado lleg¨® pasados unos veinte minutos prepar¨¢ndole el terreno, como era habitual en sus galas. M¨¢s de 45 a?os despu¨¦s de su muerte, Umm Kulthum, una de las cantantes ¨¢rabes m¨¢s c¨¦lebres de todos los tiempos, volv¨ªa a aparecer en frente de un escenario, en el primer concierto que se ha celebrado en su querido Egipto natal usando un holograma de la artista.
¡°Yo, debido a mi edad, viv¨ª durante los tiempos y la vida de Umm Kulthum, as¨ª que volver a vivirla de nuevo en directo es una magn¨ªfica sensaci¨®n, por eso insist¨ª en verla¡±, desliza Zakaria Aman, uno de los asistentes, mientras reposa, encorbatado y elegante, sobre su bast¨®n. ¡°Para m¨ª, volver a vivir mi vida pasada es una experiencia maravillosa¡±.
Golpes de estado pospuestos
Desde los a?os treinta y casi hasta el ¨²ltimo de sus d¨ªas, los generosos conciertos de Umm Kulthum en El Cairo mantuvieron absorto a todo el mundo ¨¢rabe, pegado a la radio por la que la incomparable voz de La estrella de Oriente se proyectaba m¨¢s all¨¢ de los confines de Egipto y se adentraba en lo m¨¢s profundo de los hogares de la regi¨®n. El 12 de marzo de 1969, un joven Muamar el Gadafi y otros revolucionarios libios optaron por posponer su golpe de Estado cuando descubrieron que Umm Kulthum iba a cantar aquella noche. La afluencia de p¨²blico en un concierto con su holograma solo constata una vez m¨¢s c¨®mo su voz sigue resonando en lo m¨¢s ¨ªntimo de los egipcios.
¡°Hay que ser muy cuidadoso con la figura de Umm Kulthum porque mucha gente tiene v¨ªnculos muy fuertes con ella, as¨ª que deb¨ªa ser muy genuina y nos tuvimos que asegurar de que su lenguaje corporal, su apariencia y su manera de actuar era perfecta¡±, explica Hasan Hina, productor ejecutivo del show, que se?ala que tuvieron que pedir permisos a la familia, basarse en sus vestidos y tallas, y contratar expertos para crear su holograma.
Pocos lugares en Egipto habr¨ªan sido m¨¢s id¨®neos para devolverla a la vida por una hora y media que el majestuoso Palacio de Abd¨ªn, uno de los m¨¢s distinguidos del pa¨ªs y uno de los s¨ªmbolos de la fundaci¨®n de El Cairo moderno. En ¨¦l se alberg¨® la realeza egipcia durante d¨¦cadas y la sede del gobierno desde 1872 hasta la instauraci¨®n de la Rep¨²blica 80 a?os m¨¢s tarde, cuando Umm Kulthum ya se hab¨ªa consolidado como una leyenda.
Mil y una noches
El concierto se acogi¨® en el helipuerto del complejo, que ofreci¨® una estampa privilegiada a los cerca de 2.000 asistentes, con la fachada del palacio a un lado y la ajardinada plaza de la Rep¨²blica en el otro. La primera canci¨®n de la noche fue un tiro seguro, Alf leila we leila (Mil y una noches), entonada al final de su carrera y una de las m¨¢s populares del extenso repertorio de Umm Kulthum. Un concierto suyo pod¨ªa durar hasta cinco horas e incluir solo tres dilatadas canciones, pero esta vez fueron cinco en apenas 90 minutos, m¨¢s a modo de homenaje que de imitaci¨®n. La figura de la artista desaparece despu¨¦s de cada canci¨®n y reaparece tras una exquisita introducci¨®n a la siguiente por un instrumento tradicional, como el la¨²d y el qanun, de cuerda pulsada, o el ney, una flauta de ca?a. Unas pocas notas valen para que el p¨²blico las identifique y las celebre, mientras Umm Kulthum regresa con un vestido distinto al escenario y a las pantallas que proyectan su mejor imagen.
¡°El holograma es una ilusi¨®n ¨®ptica que puede crear una imagen flotando en el escenario¡± a partir de un juego de luces, observa Hina. ¡°La idea surgi¨® mientras est¨¢bamos pensando c¨®mo utilizar esta tecnolog¨ªa para recrear el pasado y hacer que la gente viva lo que a¨²n conoce hoy, pero que quiz¨¢s nunca tuvo la oportunidad de vivir en directo¡±, agrega.
Nacida al alborear el siglo XX en el seno de una familia humilde del delta del Nilo, Umm Kulthum empez¨® a demostrar sus dotes de canto a una edad muy temprana, cuando su familia la hac¨ªa pasar por un ni?o para actuar. Su carrera se precipit¨® tras mudarse a El Cairo, donde cultiv¨® su fama hasta alcanzar la c¨²spide en sus gloriosos a?os cuarenta. Ni el dram¨¢tico cambio de r¨¦gimen que vivi¨® Egipto a mitades de siglo se pudo plantear enfrentarse a ella, y el vaiv¨¦n solo acab¨® impulsando a¨²n m¨¢s la popularidad de una artista que, pese a su discreci¨®n, supo forjarse con maestr¨ªa la imagen de mujer de or¨ªgenes modestos, musulmana devota, embajadora de Egipto y adalid de la cultura ¨¢rabe.
Algunos detalles del concierto estuvieron muy bien cuidados. Adem¨¢s de entonar sus obras m¨¢s populares, Umm Kulthum se alz¨® delante del escenario frente a una orquesta t¨ªpica de la regi¨®n, llamada takht, que la acompa?aba por detr¨¢s, y sosten¨ªa su famoso pa?uelo en mano que le serv¨ªa de batuta, ya que la artista era a la vez cantante y directora. El punto ¨¢lgido de la noche lleg¨® con la ¨²ltima pieza, Enta omri (Eres mi vida), aunque fue all¨ª cuando quedaron m¨¢s al descubierto los l¨ªmites de unos altavoces que sufr¨ªan siquiera para acercarse a la poderosa voz natural que tanto hab¨ªa extasiado al p¨²blico.
¡°Es realmente bonito y fascinante¡±, aprecia Aman, una asistente joven, al filo del concierto. ¡°Es una nueva tecnolog¨ªa, algo que no se ha hecho demasiado antes, para verla en directo despu¨¦s de que se haya ido de este mundo¡±.
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