El candelabro que delat¨® d¨®nde estaba el barrio jud¨ªo arrasado
La Universidad del Pa¨ªs Vasco halla en el burgal¨¦s Pancorbo una aljama hebrea saqueada en el siglo XV
El municipio burgal¨¦s de Pancorbo tiene de todo: el Parque Natural del Monte de Obarenes que lo rodea, un castillo, una muralla que abrazaba casi tres hect¨¢reas de su t¨¦rmino, un desfiladero, un r¨ªo limpio, un paisaje espectacular... Y un misterio, hasta que la Universidad del Pa¨ªs Vasco lo ha resuelto. La cuesti¨®n que se planteaba era la siguiente: ?c¨®mo er...
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El municipio burgal¨¦s de Pancorbo tiene de todo: el Parque Natural del Monte de Obarenes que lo rodea, un castillo, una muralla que abrazaba casi tres hect¨¢reas de su t¨¦rmino, un desfiladero, un r¨ªo limpio, un paisaje espectacular... Y un misterio, hasta que la Universidad del Pa¨ªs Vasco lo ha resuelto. La cuesti¨®n que se planteaba era la siguiente: ?c¨®mo era posible que entre el castillo medieval de la villa y el cercano n¨²cleo urbano se extendiese una gran zona sin una sola edificaci¨®n a pesar de estar incluida dentro del ¨¢rea amurallada? As¨ª que los arque¨®logos decidieron investigar.
En el lugar encontraron unos inesperados fragmentos de hanukiyas, l¨¢mparas rituales de origen hebreo. Si hab¨ªa candelabros, hab¨ªa casas; si hab¨ªa viviendas, hab¨ªa calles, y tras ellas un barrio. Y es que en el gran descampado, al que los vecinos conocen como recinto de Santa Marta, se extendi¨® entre los siglos XI y XV una importante y rica aljama. Pero sus habitantes tuvieron que huir: eran jud¨ªos. Sus casas y la sinagoga fueron expoliadas y destruidas. Solo qued¨® la muralla que les proteg¨ªa y las pertenencias que dejaron tras su marcha.
¡°Lo extraordinario es que en el interior de este recinto amurallado no hab¨ªa nada a ras de suelo. Ni una construcci¨®n, ni siquiera el recuerdo de a que all¨ª se hubiese erigido una iglesia dedicada a Santa Marta, de donde podr¨ªa venir su nombre¡±, explica en el reciente informe Pancorbo. De castillo a ciudad medieval Juan Antonio Quir¨®s, profesor de Arqueolog¨ªa Medieval de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y director de las excavaciones. ¡°El proyecto arqueol¨®gico¡±, se?ala el experto, ¡°fue emprendido con el fin de resolver este misterio, lo que nos ha permitido no solo recuperar importantes restos para entender el origen de la villa de Pancorbo, sino tambi¨¦n llegar a saber por qu¨¦ desapareci¨® este barrio¡±.
La excavaci¨®n identific¨® pronto bajo el subsuelo de la zona amurallada un sorprendente barrio medieval, ¡°abandonado a finales del siglo XV y formado por numerosas casas, calles, terrazas, espacios de cultivo y otros servicios¡±. Se desenterr¨®, igualmente, ¡°una notable colecci¨®n de materiales arqueol¨®gicos, que inclu¨ªan basura y residuos dom¨¦sticos (cer¨¢micas, restos de comida), materiales constructivos (vigas, mampuestos, tejas, adobes), objetos descartados (metales, contenedores, restos de muebles) y muchos org¨¢nicos (cenizas, carbones, p¨®lenes)¡±, dice el informe. Todos de distintas ¨¦pocas y culturas.
El nombre de Pancorbo se documenta por primera vez a finales del siglo IX. Las cr¨®nicas medievales recuerdan m¨²ltiples saqueos realizados por los ej¨¦rcitos emirales, entre ellos uno que tuvo lugar en el 882 contra este castillo fronterizo. Con el paso del tiempo, ¡°a los pies de la fortaleza fueron surgiendo construcciones en piedra, madera y adobe, y posiblemente una iglesia dedicada a Santa Marta¡±. No muy lejos de all¨ª, se crearon otros peque?os n¨²cleos a lo largo del r¨ªo Oroncillo con sus propias iglesias, como la de San Juan o la de San Miguel de Foiolos, as¨ª como un mercado y servicios de acogida para los viajeros¡ ¡°Hay que imaginarse, por tanto, un paisaje salpicado de peque?os n¨²cleos funcionalmente especializados que se extend¨ªan por el fondo de un valle dominado por un castillo¡±, reconstruye Quir¨®s.
En el siglo XI, el lugar se convirti¨® ¡°en uno de los principales centros pol¨ªticos y militares del reino, que acog¨ªa a personajes de alto nivel social. De hecho, en las excavaciones se ha desenterrado un lote de cer¨¢mica isl¨¢mica ¡°de gran calidad y prestigio¡± que incluye una serie de platos y fuentes esmaltadas decoradas con motivos en verde y marr¨®n. Este tipo de cer¨¢mica es conocida como ¡°producci¨®n Madinat al-Zahra y era la vajilla de mesa m¨¢s apreciada en todo el Mediterr¨¢neo Occidental¡±.
¡°Estas cer¨¢micas no solamente indican el alto nivel social de los habitantes del barrio de Santa Marta, sino tambi¨¦n la vitalidad e importancia que hab¨ªa adquirido el mercado local y la red de comunicaciones que atravesaba el desfiladero¡±, asevera Quir¨®s.
El barrio de Santa Marta estaba organizado en una serie de grandes terrazas ocupadas por viviendas conectadas por varias calles y callejuelas. Constaban de una habitaci¨®n principal donde se ubicaba un hogar, y otro espacio de uso multifuncional y en ocasiones un segundo piso de car¨¢cter residencial. Pero en estas viviendas, aparentemente modestas, habitaban familias que disfrutaban de un alto nivel de vida. ¡°El notable volumen de restos de fauna recuperados nos indica que el consumo de carne era elevado, probablemente por encima de la media¡±. Y es que ¡°la presencia de mercados, comercio y artesanos atrajo a poblaciones muy heterog¨¦neas hacia las villas, y entre ellas a los hebreos¡¡±.
As¨ª, el hallazgo en Santa Marta de varias hanukiyas o l¨¢mparas rituales ha permitido ubicar la juder¨ªa. Estas l¨¢mparas eran empleadas durante la Januc¨¢ o la Fiesta de las Luces que conmemora la reedificaci¨®n del Segundo Templo de Jerusal¨¦n y la rebeli¨®n de los macabeos contra los sel¨¦ucidas. Se celebra entre finales de noviembre e inicios de diciembre. Estos candelabros tienen nueve cazoletas para el aceite y se encienden antes de que anochezca durante las jornadas que dura la festividad.
Pero si exist¨ªa alguna duda sobre el car¨¢cter de los habitantes del barrio, los restos de alimentaci¨®n recuperados la han disipado por completo. El Lev¨ªtico establece una serie de preceptos sobre alimentos impuros y kosher o kashrut; esto es, los que pueden ser consumidos por los creyentes. Entre los prohibidos se encuentran las carnes de carn¨ªvoros, reptiles, roedores y anfibios, y entre los mam¨ªferos solo son aceptables los que tengan pata ungulada con la pezu?a hendida. ¡°Los numerosos restos de fauna recuperados en la excavaci¨®n del recinto de Santa Marta pertenecen a especies kosher (ovejas, vacas, gansos y gallinas), mientras que son muy raros los cerdos. Adem¨¢s, fueron sacrificados seg¨²n el patr¨®n de despiece jud¨ªo de la shejit¨¢¡±, explica el historiador.
Pero la creciente presi¨®n antijud¨ªa hizo que lo que antes era un lugar de privilegio terminase por convertirse en un espacio de exclusi¨®n social. Es probable que la aljama fuese atacada en 1381 durante la guerra civil que enfrent¨® a Pedro I y Enrique de Trast¨¢mara, y poco despu¨¦s debi¨® de construirse un poderoso muro destinado a separar la juder¨ªa del resto de la villa. En la noche del Viernes Santo del a?o 1453, la barriada fue atacada nuevamente de manera salvaje.
El 31 de marzo de 1492, los Reyes Cat¨®licos firmaron en Granada el edicto de expulsi¨®n. ¡°Las excavaciones efectuadas en Santa Marta muestran que las viviendas de la juder¨ªa fueron expoliadas. Tras su marcha, el lugar nunca volvi¨® a ser ocupado y el recinto de Santa Marta fue abandonado¡±. La aljama desapareci¨® hasta que unos arque¨®logos se preguntaron por qu¨¦ exist¨ªa ese descampado entre el castillo y la villa de Pancorbo.