La muerte del infante don Pedro, un misterio de hace siete siglos
Los an¨¢lisis forenses determinan que el hijo de Enrique II de Castilla no ten¨ªa m¨¢s de un a?o y medio cuando falleci¨® en 1366, pero no pueden confirmar que la causa fuera una ca¨ªda al vac¨ªo
La ¨²ltima tecnolog¨ªa del siglo XXI no ha podido ni desmentir ni confirmar una de las leyendas m¨¢s conocidas de Segovia: la ca¨ªda desde una ventana del alc¨¢zar del infante don Pedro, hijo de Enrique II de Castilla, y el inmediato suicidio de su cuidadora al descubrir el destino mortal del peque?o. Es m¨¢s, las indagaciones de los historiadores, antrop¨®logos y forenses de la Universidad de Granada y del Hospital Cl¨ªnico Universitario San Cecilio que han analizado los restos mortuorios del ni?o y que se dieron a conocer este viernes en rueda de prensa han provocado m¨¢s preguntas que respuestas. Ni la edad del fallecido, ni los da?os que presentan sus huesos, ni las ropas halladas en su tumba coinciden con el relato popular, pero tampoco demuestran que este sea falso.
La leyenda cuenta que el 22 de julio de 1366 el peque?o se solt¨® de los brazos de su aya, se precipit¨® al vac¨ªo desde una torre del alc¨¢zar y esta, desesperada, se lanz¨® tras ¨¦l. Las cr¨®nicas medievales relatan que tendr¨ªa entre 10 y 12 a?os, lo que coincide con la figura de su sepulcro en la catedral de Segovia, que muestra a un adolescente dormido agarrando una espada. Sin embargo, el an¨¢lisis de sus huesos (f¨¦mures derecho e izquierdo y tibia derecha) indica claramente que no era un mozalbete, sino un beb¨¦.
El estudio antropol¨®gico firmado por Inmaculada Alem¨¢n, del departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada, detalla que los restos ¨®seos analizados corresponden, sin duda alguna, a un ni?o de entre seis meses y un a?o y medio. Y en ellos, adem¨¢s, no hay rastros de fracturas, como ser¨ªa l¨®gico en una ca¨ªda desde una gran altura, aunque tampoco se descarta que las pudiera tener en otras partes del cuerpo que no se han podido estudiar al no estar en la tumba.
El cuerpo del beb¨¦ fue exhumado en noviembre del a?o pasado aprovechando unas labores de restauraci¨®n en la catedral segoviana. Los expertos, al abrir el sepulcro, encontraron dos impresionantes t¨²nicas bordadas y un cofre, donde se guardaban los tres huesos ahora estudiados. El resto del esqueleto hab¨ªa desaparecido.
Luciano Municio, arque¨®logo de la Junta de Castilla y Le¨®n, no cree en la veracidad de la leyenda segoviana. ¡°No hay nada que la atestig¨¹e. Solo es un relato popular. Ni siquiera se puede hablar del infante don Pedro, como se?ala la tumba donde descansa, porque era hijo bastardo del rey, por lo que infante no era. Creo que todo es falso¡±.
?Y la inscripci¨®n que rodea el bello sepulcro y donde se lee: 'Aqu¨ª iaze el infante Don Pedro fijo del Se?or Rey Don Enrique Segundo -Era 1404, Ano 1366¡å? Fue grabada en 1588, cuando se inaugur¨® la nueva catedral de Segovia y los restos del ni?o fueron trasladados desde la antigua, que estaba en ruinas.
Las ropas con las que fue inhumado tampoco ofrecen una respuesta a las nuevas interrogantes abiertas, ya que los expertos reconocen que las dos t¨²nicas encontradas en el interior de la tumba son de tallas muy diferentes. Una s¨ª que corresponde a un beb¨¦, pero la otra es ¡°bastante m¨¢s grande¡±. Los an¨¢lisis definitivos de estas prendas no se har¨¢n p¨²blicos hasta dentro de unos meses, ya que los trabajos han tenido que retrasarse por la covid-19. Algo parecido a lo que ha ocurrido con las pruebas de ADN, que tambi¨¦n han sido demoradas. De hecho, a¨²n no se puede hablar con total seguridad de que los restos correspondan a un var¨®n.
Y el aya que se suicid¨® ?d¨®nde est¨¢ enterrada? ?C¨®mo se llamaba? ¡°Para eso no tenemos respuesta, la verdad¡±, admite Jos¨¦ Antonio Morente, de la Universidad de Granada. ¡°Es l¨®gico porque es una leyenda y no hay cuidadora¡±, se atreve a decir el arque¨®logo Municio, que tampoco dispone de pruebas para su afirmaci¨®n.
Lo ¨²nico que ha quedado claro es que Enrique II amaba a su hijo. Adem¨¢s del sepulcro que orden¨® mantener a perpetuidad en la vieja catedral, situada enfrente del alc¨¢zar, los an¨¢lisis de laboratorio han demostrado que el ni?o sufr¨ªa raquitismo, una enfermedad generada por la falta de vitamina D y cuya carencia se produce porque no se expone al beb¨¦ al sol. Sus cuidadoras quer¨ªan alejarlo de cualquier peligro externo, incluidos los rayos solares, hasta que el peque?o, con sus piernas torcidas por la enfermedad, se asom¨® a una ventana buscando lo que tanto necesitaba. Puede ser.
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