Eduardo Louren?o, alma de Portugal
Muere el ensayista y fil¨®sofo a los 97 a?os y con ¨¦l se va uno de los principales pensadores portugueses de las ¨²ltimas d¨¦cadas
Nadie como el ensayista y profesor Eduardo Louren?o, que ha muerto hoy martes a los 97 a?os, ha sabido pensar con tanta lucidez la realidad (y el deseo) de Portugal y sus v¨ªnculos con el mundo y la historia. Nacido en la aldea de S?o Pedro de Rio Seco, junto a la frontera espa?ola de Fuentes de O?oro, la vida de Louren?o, el mayor fil¨®sofo portugu¨¦s contempor¨¢neo, estuvo marcada por el signo de la errancia: de la tierra natal a Guarda, de all¨ª a Lisboa y de la capital a Coimbra, en cuya universidad curs¨® estudios en Ciencias Hist¨®rico-Filos¨®ficas. Y de all¨ª a un periplo m¨¢s all¨¢ de sus fronteras, con la cabeza en centro Europa, los pies en Francia (salvo un a?o vivido, a finales de los cincuenta, en Brasil) y el coraz¨®n siempre anclado en la cultura de Portugal: las universidades de Hamburgo, Heidelberg, Montpellier, Grenoble, Niza y Vence tuvieron el privilegio de contar con Eduardo Louren?o como profesor, y en esa ¨²ltima ciudad se estableci¨® en 1974 con su inseparable compa?era Annie Salomon, fallecida en 2013.
Esa errancia parece tambi¨¦n uno de los signos de su portentosa obra ensay¨ªstica, compuesta por decenas de t¨ªtulos y centenares de ensayos. De la historia a la filosof¨ªa, pasando por la pr¨¢ctica totalidad de las ciencias sociales y sin abandonar nunca la literatura, todos los temas y materias caben en su prodigiosa forma de entender la escritura, y cab¨ªan en su portentosa manera de interpretar el tiempo y las ideas. Desde 1949, a?o en que se publica Heterodoxia, su primer libro, hasta la actualidad, en que contin¨²an apareciendo los vol¨²menes de sus casi inabarcables Obras Completas, la magna producci¨®n de Eduardo Louren?o dibuja una radiograf¨ªa insustituible del alma portuguesa a trav¨¦s de una indagaci¨®n profunda, con una lucidez extraordinaria, sobre la identidad nacional de su pa¨ªs y el papel que le ha tocado jugar en la historia, en una articulaci¨®n que nunca olvida sus v¨ªnculos inquebrantables con los territorios mentales y con los espacios simb¨®licos que m¨¢s am¨®: Europa, Brasil, Espa?a.
A trav¨¦s del an¨¢lisis luminoso de la figura central de la modernidad portuguesa (como en Fernando Pessoa revisitado, 1973), de la indagaci¨®n en los laberintos maravillosos y espectrales de la mentalidad lusa (como en El laberinto de la saudade: psicoan¨¢lisis m¨ªtico del destino portugu¨¦s, 1978) o del hilo de fuego que estrecha las relaciones de Portugal con Europa (como en Nosotros y Europa o las dos razones, 1988, o Europa desencantada: para una mitolog¨ªa europea, 1994), nada del esp¨ªritu y la esencia de Portugal escapa a la visi¨®n clarividente de Louren?o, que crea una aut¨¦ntica cosmogon¨ªa lusa, sabedor, como ¨¦l mismo reconoce, de que la historia es ¡°la ficci¨®n suprema de la humanidad¡±.
Iberista convencido
Reconocido con los mayores galardones de su pa¨ªs (como el premio Cam?es, en 1996, o el Pessoa, en 2011), doctor honoris causa por universidades como Rio de Janeiro, Bolonia, Nova de Lisboa o Coimbra, Eduardo Louren?o recibi¨® en Espa?a, en 2006, el Premio Extremadura a la Creaci¨®n a la trayectoria de un autor iberoamericano.
Fue, de hecho, un iberista convencido, gran apreciador de la cultura espa?ola. Todos los que hemos tenido el privilegio de conocerle lo recordaremos en la primera fila de una sala de conferencias, con un peque?o cuaderno o unas cuartillas en la mano, tomando nota con una letra diminuta de cualquier intervenci¨®n. Esa era su gigantesca generosidad. Y con un brillo en los ojos que desvelaba una mirada siempre ir¨®nica, juguetona con la realidad. Si el futuro es la aurora del pasado, como escribi¨® Teixeira de Pascoaes, la obra de Eduardo Louren?o es el alba del pensamiento portugu¨¦s contempor¨¢neo.
Antonio S¨¢ez Delgado es profesor en la Universidad de ?vora.
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