La ganga del presente

¡°No hay nada malo en esperar a que la due?a del piso se muera. En desear que se muera, s¨ª¡±. Esta l¨ªnea de guion es de El inconveniente, debut en el largometraje de Bernab¨¦ Rico, basado en una obra de teatro de Juan Carlos Rubio, pero bien podr¨ªa ser una frase de El pisito (1959), la obra maestra de la crueldad c¨®mica dirigida por Marco Ferreri y escrita por Rafael Azcona. Han pasado 60 a?os y, a pesar de las circunstancias cambiantes, las dificultades para el acceso a un buen hogar siguen vigentes. Tambi¨¦n los subterfugios y los consecuentes dilemas morales. Por ejemplo, comprar un buen piso a un precio de ganga con un peque?o inconveniente, muy semejante al de la pel¨ªcula de Ferreri y Azcona: no se podr¨¢ acceder hasta la muerte de la propietaria, una anciana que lo conserva en usufructo.

La de El pisito no es la ¨²nica reminiscencia hist¨®rica de nuestro cine. En la secuencia inicial, con el agente inmobiliario interpretado por Carlos Areces persuadiendo a la compradora sobre las bondades del piso, parece que estemos viendo al Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez de El inquilino (Jos¨¦ Antonio Nieves Conde, 1957). Ahora bien, aun mostrando alguna situaci¨®n que puede implicar negrura (la compra del ata¨²d por adelantado), El inconveniente es una comedia mucho m¨¢s blanca, m¨¢s moral y m¨¢s esperanzadora que sus modelos, pese al sorprendente giro dram¨¢tico en el ¨²ltimo trecho del relato. Rico y Rubio abordan el encuentro entre dos personajes antag¨®nicos que deber¨ªan repelerse (una mujer fr¨ªa de enorme personalidad de puertas afuera y una descarada vieja que se las sabe todas), y a partir de ese enfrentamiento reflexionan sobre la soledad, la necesidad de mostrar los sentimientos, la fidelidad, la seguridad, el reencuentro con un pasado traum¨¢tico y el dolor (o mejor, el cabreo) de hacerse viejo.

A los 67 a?os, algunos menos que el de su personaje, Kiti M¨¢nver ha encontrado y bordado uno de los papeles de su vida con una interpretaci¨®n expansiva en la risa y en las l¨¢grimas. Juana Acosta ejerce de contrapunto en un rol basado en el control. Y la vis c¨®mica de Areces, junto a la imponente presencia de Jos¨¦ Sacrist¨¢n en un conmovedor papel de apenas unos minutos, completan una pel¨ªcula rodada con solvencia que, sin grandes complejidades, clava sus intenciones en la audiencia. El Premio del P¨²blico en M¨¢laga le encaja como un guante. ?Planes, qu¨¦ planes? Lo conveniente est¨¢ en el aqu¨ª y el ahora.