Jos¨¦ ?lvarez Junco: ¡°Este es un a?o entre par¨¦ntesis¡±
En el bagaje de intelectual preocupado por los vaivenes de su pa¨ªs, este historiador tiene dos libros, ¡®Mater dolorosa¡¯ y ¡®Dioses ¨²tiles¡¯, sin los cuales es dif¨ªcil asomarse a otros abismos contempor¨¢neos
La Historia (es especialista en el siglo XIX) le ha dado sosiego para afrontar las exageraciones del presente, y desde esa perspectiva Jos¨¦ ?lvarez Junco (Viella, Lleida, 76 a?os) afronta este 2020, que para ¨¦l es una ¨¦poca entre par¨¦ntesis. En su bagaje de intelectual preocupado por los vaivenes de su pa¨ªs hay dos libros, Mater dolorosa y Dioses ¨²tiles, sin los cuales es dif¨ªcil asomarse a otros abismos contempor¨¢neos, a los que se refiere en esta entrevista que aspira a conseguir de ¨¦l una perspectiva de lo que nos espera desde el mirador terrible del a?o que acaba.
Pregunta. Junto a la pandemia se han juntado este a?o, como en una tormenta perfecta, la identidad, la lengua, el Ej¨¦rcito, la Iglesia, la Monarqu¨ªa¡ ?C¨®mo lo ve usted?
Respuesta. Claro que es un tiempo especial, porque se juntan muchas cosas que no se han juntado nunca. Pero todos los momentos son especiales y, en ese sentido, podr¨ªas decir que ning¨²n momento es especial. Somos raros, pero somos tan raros como los dem¨¢s. Claro que hay problemas pendientes relacionados con el tr¨¢nsito cl¨¢sico de la sociedad tradicional a la sociedad moderna, la consolidaci¨®n de la democracia que no termina de profundizar y de satisfacernos, la igualdad de g¨¦nero y entre los ciudadanos, la separaci¨®n Iglesia-Estado¡ Todas esas cosas son cl¨¢sicas. En el caso de Espa?a, la estructura del Estado y los problemas de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco forman parte de esos hechos recurrentes. Adem¨¢s, hay cosas nuevas: problemas de identidad, identidad de g¨¦nero, identidad de grupo, cambio clim¨¢tico¡ Y a todo eso se a?ade la pandemia. S¨ª, es un tiempo especial. Pero, si te pones a analizar, a mediados del siglo XIX te encuentras cosas que no ocurrieron en ning¨²n otro momento, y ellos tuvieron la sensaci¨®n de que eran ¨²nicas.
P. ?Qu¨¦ pasa ahora que se parezca al XIX?
R. Aqu¨ª, y no tanto en Europa, siguen problemas sin resolver. En Europa se han superado problemas de participaci¨®n en la pol¨ªtica, problemas de igualdad ciudadana, de la separaci¨®n Iglesia-Estado¡ Pero en el mundo isl¨¢mico, por ejemplo, de ninguna manera hay igualdad de g¨¦nero ni separaci¨®n Iglesia-Estado. Son problemas del siglo XIX para nosotros y para ellos son problemas del siglo XXI.
P. ?Y el Ej¨¦rcito?
R. Nosotros, b¨¢sicamente, lo hemos superado. No tenemos un golpe militar por a?o como ten¨ªamos en el siglo XIX. Eso no quiere decir que haya desaparecido por completo la influencia del Ej¨¦rcito.
P. Pero hay gente que a?ora esos golpes de Estado¡
R. Tuvimos dos en el siglo XX y siete en el anterior. Se resuelve ahora como tantas otras cosas, a trav¨¦s de educaci¨®n y de las instituciones. A los militares no se les ocurre intervenir en pol¨ªtica en Estados Unidos o en el Reino Unido, porque les han ense?ado que, les guste o no les guste, ellos obedecen a sus autoridades, aunque sean civiles. Y en Espa?a se va aprendiendo. Es un problema en el que no soy experto, aunque tengo la impresi¨®n de que se ha hecho bastante en el tema de la educaci¨®n en las academias militares.
P. Entonces, ?este brote reciente es una an¨¦cdota o un quiste?
R. Estoy m¨¢s en lo primero. Es algo sin importancia que hay que vigilar y castigar. No hay ning¨²n militar m¨ªnimamente sensato que no se plantee el problema de qu¨¦ hacemos al d¨ªa siguiente despu¨¦s de haber triunfado ese golpe, c¨®mo dirigimos el pa¨ªs, qu¨¦ tipo de instituciones creamos, si volvemos a una dictadura sin m¨¢s en ese momento y nos salimos de Europa¡ No hay la suficiente cantidad de militares que se embarquen en una aventura enloquecida.
P. En este caso, hay una parte de la pol¨ªtica que tiene 54 parlamentarios y apoya las bases de ese pronunciamiento¡
R. Sin duda, es as¨ª. Quiz¨¢ podr¨ªamos verlo desde el punto de vista positivo. Es bueno que esto salga a la luz, que lo sepamos. De todas maneras, ese mismo partido tiene, tiene dentro de sus posiciones de extrema derecha, un cierto pragmatismo tambi¨¦n¡ Dudo mucho que se embarcara en serio en una aventura as¨ª¡
Quienes gritan no tienen armas nuevas, tienen que recurrir a su vieja ret¨®rica, lo cual es muy empobrecedor por parte de ellos
P. De pronto vuelve a primer plano ETA, mientras que Catalu?a y el proc¨¦s parece un dolor de cabeza residual¡
R. Y levantan el espectro del comunismo. Por lo visto no se han enterado de que est¨¢ muerto y enterrado¡ Es un griter¨ªo muy anticuado, pero que revela que quienes gritan no tienen armas nuevas, que tienen que recurrir a su vieja ret¨®rica, lo cual es muy empobrecedor por parte de ellos¡ Que a alguien le digan ahora que el peligro es el comunismo¡ Es un poco de risa.
P. ?C¨®mo ve ahora a la derecha que se apresta a gobernar?
R. La derecha est¨¢ muy perdida, no sabe a qu¨¦ recurrir. Quiere, por un lado, modernizarse y convertirse en una derecha a la estadounidense y llamarse ¡°liberales¡±. Deber¨ªan llamarse libertarians, en plan estadounidense, porque lo que quieren es un Estado m¨ªnimo y que cada cual se enfrente a la vida por sus propios medios¡ Pero eso responde tan poco a la tradici¨®n espa?ola¡ La derecha espa?ola nunca ha sido individualista o libertaria, su grito nunca ha sido ¡°libertad¡± y ahora los vemos escribiendo la palabra libertad, lo cual es asombroso. Siempre les ha gustado la autoridad y el corporativismo. Les resulta muy dif¨ªcil convertirse en una derecha moderna. Y quiere volver a las viejas ret¨®ricas, como la ense?anza religiosa, que ahora se disfraza tambi¨¦n bajo ese nombre de libertad.
P. ?C¨®mo se siente como ciudadano a esa mezcla de educaci¨®n, lengua, socialcomunismo que domina el griter¨ªo de la calle y de las Cortes?
R. Me siento un poco cansado y aburrido, y desconcertado tambi¨¦n, por la situaci¨®n, por la falta de comunicaci¨®n, por los canales de comunicaci¨®n social que se han cerrado. Pero en cuanto a la pelea y al griter¨ªo pol¨ªtico, me siento cansado, harto.
P. ?C¨®mo contribuye a ese hartazgo el propio Gobierno de coalici¨®n?
R. Contribuye, porque en lugar de ser un viejo gobierno de izquierdas animado por la ideolog¨ªa, que cometer¨ªa sus errores, y tambi¨¦n sus errores juveniles, es un gobierno m¨¢s tacticista, de meras alianzas sumando n¨²meros a ver si consiguen 176 diputados como sea, sumando a quien haga falta. Es un tacticismo que probablemente le viene bien a la pol¨ªtica, pero que es muy poco entusiasmante¡ Faltan principios. Entre la famosa disyuntiva de Max Weber entre la ¨¦tica de la responsabilidad y la ¨¦tica de la convicci¨®n, se escoge el mero tacticismo¡ No te encuentras ning¨²n l¨ªder pol¨ªtico del que digas ¡°qu¨¦ tipo tan inteligente, tan honesto, qu¨¦ interesante lo que dice¡±. No hay ninguno.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene eso?
R. En el pasado no tan reciente, en el siglo XX y primera parte del XX, hab¨ªa gente luchando por la transformaci¨®n de la sociedad en otra m¨¢s participativa y moderna, y hab¨ªa l¨ªderes con peso doctrinal y ¨¦tico. En el no tan lejano de la transici¨®n te encuentras a Felipe Gonz¨¢lez, que tiene cierto peso, en el que hay cierto pragmatismo pol¨ªtico, sin duda, pero tambi¨¦n hay unos principios. Eso es lo que echo en falta ahora.
P. ?Cree que el proc¨¦s ha sido barrido por la pandemia?
R. Lo creo. Han tenido un golpe de mala suerte desde ese punto de vista. La verdad es que nos ten¨ªa un poco hartos. Pero volver¨¢, porque hay un sector de la sociedad catalana, que no es mayoritario, pero que es bastante grande, que est¨¢ dispuesto a ello como motivo fundamental en su vida. Volveremos a eso. Pero esperemos que no sea tan intenso como en 2017.
P. Y el siglo XIX vuelve al XXI con un problema de Monarqu¨ªa en Espa?a¡
R. S¨ª. La Monarqu¨ªa es un problema del siglo XIX, cuando el rey reinaba¡ y gobernaba¡ En las sociedades parlamentarias democr¨¢ticas esas instituciones tienden a desaparecer, y en otros casos de se mantienen, pero con otra funci¨®n, la de un jefe de Estado simb¨®lico que es ¨¢rbitro en situaciones de conflicto pol¨ªtico¡ Tiene cierta utilidad cuando funciona bien y cuando el que ocupa el trono lo sabe hacer. Pero lo que no se puede permitir al que ocupe el trono es cometer errores y meterse en abusos y en asuntos de faldas un poquito escandalosos, en asuntos de cacer¨ªas, y no digamos en asuntos de dinero negro¡ Es una instituci¨®n fr¨¢gil que contradice el principio b¨¢sico de las sociedades democr¨¢ticas, que es la igualdad de los ciudadanos, y los ciudadanos lo toleran siempre que se muestre su utilidad¡ Y dicho todo esto, que me parece bastante cr¨ªtico con la Monarqu¨ªa, digo que por el actual ocupante del trono espa?ol siento bastante respeto. Me parece una persona dedicada, profesional. Inteligente.
P. ?Saber tanto de historia le produce sosiego?
R. No s¨¦ tanto de historia. S¨ª produce sosiego distanciarse de la situaci¨®n. Si de repente dices ¡°estoy viviendo una situaci¨®n ¨²nica, una pandemia espantosa, muere much¨ªsima gente alrededor¡±, alguien podr¨¢ decirte que en el siglo XIV la peste negra mat¨® a uno de cada tres europeos y fue bastante peor. Lo primero que tienes que saber es que no est¨¢s viviendo una situaci¨®n ¨²nica. La historia te explica que casi nada es ¨²nico. En ese sentido, la historia distancia y tranquiliza.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.