Calder¨®n, el g¨¦nero y el n¨²mero
Lo c¨®mico se sucede sin respiro y la farsa no cesa en la puesta en escena de 'La se?ora y la criada' dirigida por Miguel del Arco
La verdad y la apariencia, tema central del corpus dram¨¢tico de Calder¨®n, es tambi¨¦n el de esta trepidante comedia entremesil, puesta en escena por Miguel del Arco. Escrita para divertir a Felipe IV y su corte, La se?ora y la criada ofrece en abundancia juego y ocasiones de remate para un equipo fogoso, como esta Joven Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, que se enfrenta por fin a un texto bien repartido, sin protagonistas absolutos y con suficientes papeles femeninos. Para dar m¨¢s cancha a todo su elenco, el director madrile?o crea un coro que interpreta canciones de sabor italiano rehechas a la medida, con gran olfato, pues en El acaso y el error, comedia melliza de La se?ora y la criada, Calder¨®n introdujo muchos temas musicales: una es reescritura de la otra.
En este nuevo empe?o, bien guiados, los int¨¦rpretes del montaje de La vida es sue?o dirigido por Helena Pimenta encuentran todos acomodo. La criadita interpretada por Alba Recondo es una servetta maravillosa: brillar¨ªa junto al mejor de los arlecchinos. Mariano Estudillo le imprime dignidad al marido enga?ado: funciona el contraste entre su contenci¨®n y la hiperactividad de la Gileta de Recondo. Irene Serrano da la medida de su talento en un gran mon¨®logo de Diana, duquesa que har¨¢ luego las veces de sirvienta. Su ca¨ªda del caballo y el pragmatismo de Gileta cuando se ve suplantando a su se?ora se hacen eco palpable de sendos pasajes de La vida es sue?o.
Interpretada por Aisa P¨¦rez, Flor es cabal y sensual en el primer acto, tempestad y empuje en el segundo. Anna Maruny brilla cuando el texto le da ocasi¨®n. El Fisberto de Pau Quero tiene presencia y temple; el Lisardo de V¨ªctor Sainz, desparpajo en su papel de seductor. Jos¨¦ Luis Verguizas y Jos¨¦ Cobertera est¨¢n siempre en sus puestos. El gal¨¢n de Alejandro Pau tiene adherencias del papel de gracioso, no siempre oportunas. De los dos tonos alternantes en el texto, el jocoso de las escenas de criados y el palatino de las que protagonizan los nobles, Del Arco se ha decantado por el primero, que contamina su espect¨¢culo por completo: lo c¨®mico se sucede sin respiro, la farsa no cesa. El soliloquio de una Diana beoda perdida y su di¨¢logo con Crotaldo, borracho tambi¨¦n, resultan ruidosos y privan a ambos del decoro que los distingue de sus criados. El igualarlos no es justicia po¨¦tica, sino merma. En esta compa?¨ªa, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, expresivo barba sobrevenido, tiene una energ¨ªa y un tono f¨ªsico equivalentes a los de cualquiera de sus j¨®venes compa?eros.
La versi¨®n de Julio Escalada, harto respetuosa con el original, lo aclara all¨ª donde hace falta y se toma dos licencias oportunas: una, para subrayar su parentesco con La vida es sue?o; la otra, para resarcir de inmediato a Gileta de los insultos de su maridito. El final trastocado es l¨ªcito a la luz de lo que el texto apunta.
La se?ora y la criada. Texto: Calder¨®n de la Barca. Direcci¨®n: Miguel del Arco Joven Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico Teatro de la Comedia. Madrid. Hasta el 2 de febrero.
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