El plasma es el mensaje
Los vetos, las declaraciones gubernamentales sin preguntas o las comparecencias mudas pone en peligro la libertad de prensa
El fil¨®sofo de la ciencia argentino Mario Bunge se preguntaba hace un cuarto de siglo si la informaci¨®n era un bien cultural o una mercanc¨ªa. En realidad, consideraba, es ambas cosas a la vez, pero puede ser una mercanc¨ªa de mala calidad (informaci¨®n falsa o trivial) o de buena (informaci¨®n verdadera e importante) y tambi¨¦n un aut¨¦ntico bien cultural siempre y cuando haya competencia y libertad para producirla, adquirirla y utilizarla.
En cualquier democracia, se da por hecho que existe libertad de prensa. Que los periodistas pueden ejercer su trabajo sin cortapisas y que los mandatarios desempe?an el suyo con transparencia. Pero en las ¨²ltimas semanas, las asociaciones de periodistas espa?olas vienen denunciado un deterioro del ejercicio del periodismo, que se manifiesta en vetos a profesionales y a medios de comunicaci¨®n por parte de partidos o en comparecencias pol¨ªticas sin preguntas. Son estrategias que desprecian y ningunean la funci¨®n del periodismo en una sociedad libre y plural.
En los a?os en los que Mariano Rajoy ocup¨® la presidencia del Gobierno, los cronistas se ve¨ªan obligados a seguir sus comparecencias a trav¨¦s de las pantallas de televisi¨®n. El plasma era el mensaje. Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias han heredado esa abominable costumbre. Durante la presentaci¨®n en el Congreso del pacto de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos solo se permiti¨® la presencia de los periodistas gr¨¢ficos, dejando fuera de la sala a los redactores, que formulan preguntas. La Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid fue contundente: ¡°El deber de los responsables pol¨ªticos es someterse al escrutinio de la opini¨®n p¨²blica a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n¡± y no admitir preguntas ¡°significa obstaculizar el libre ejercicio del periodismo¡±.
Hay ocasiones en las que las preguntas se limitan dr¨¢sticamente. Tras ser propuesto por el Rey como candidato a la investidura, S¨¢nchez redujo el cupo a dos. En estas circunstancias, los informadores pactan tanto el contenido como qui¨¦nes las formulan. La restricci¨®n desencaden¨® una nueva oleada de ¡°en¨¦rgicas protestas¡± ante el secretario de Estado de Comunicaci¨®n, Miguel ?ngel Oliver. Sirvi¨® de poco.
Los vetos, las declaraciones gubernamentales sin preguntas o las comparecencias mudas convierten en irrelevante la misi¨®n de los profesionales y pone en serio peligro la libertad de prensa, como ha alertado la Federaci¨®n de Asociaciones de Periodistas de Espa?a. Los pol¨ªticos espa?oles se van pareciendo un poco m¨¢s a aquellos que solo conceden entrevistas a interlocutores d¨®ciles. Donald Trump y Nicol¨¢s Maduro vetan a su antojo a los inc¨®modos y Boris Johnson ha eludido someterse al cuestionario del periodista pol¨ªtico estrella de la venerada BBC, Andrew Neil, en la pasada campa?a electoral. Un desplante ins¨®lito en el Reino Unido pero una actitud frecuente en Espa?a. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar o Pablo Casado pueden dar fe.
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