Con ustedes: un educador sexual ¡®especializado¡¯ en ni?os
Las entrevistas en Francia a Whitney Houston ("Quiero follarte") y a Matzneff ponen al descubierto el arte como coartada
Eran los a?os ochenta, tiempo en el que Pl¨¢cido Domingo nos ha recordado que hab¨ªa otros est¨¢ndares en el trato con las mujeres, y el cantante franc¨¦s Serge Gainsbourg le espet¨® a una joven Whitney Houston en la televisi¨®n francesa:
?¡ª I want to fuck you.
Aprovechando que ella no entend¨ªa bien el ingl¨¦s borrachuzo del autor de Je t'aime, moi non plus, el presentador r¨ªe, simula escandalizarse e intenta llevar a Gainsbourg por otro lado:
¡ª ?No puedo traducir lo que ha dicho! Ha dicho que eres "genial".
¡ªNo, no. T¨² no eres Reagan ni yo Gorbachov, no intentes... ¡ªle corrige el cantante, esta vez en franc¨¦s.¡ª He dicho que quiero foll¨¢rmela.
¡ª ?Qu¨¦ ha dicho? ¡ªpregunta ahora la cantante americana entre el esc¨¢ndalo y el candor mientras intenta alejar la mano sobona del franc¨¦s con (demasiada) buena educaci¨®n.
¡ª?No puedo traducir lo que ha dicho! ¡ªrepite el presentador.
¡ªHe dicho que quiero foll¨¢rmela ¡ªinsiste el exmarido de Jane Birkin.
La escena, no por conocida y repetida es digna de olvidar, y por ello est¨¢ en el documental Whitney, Can I be me de Netflix. Y nos sit¨²a de lleno en ese ambiente franc¨¦s de la ¨¦poca, el ¡°prohibido prohibir¡±, en el que el machismo y una permisividad inmoral con la pederastia, el abuso o el acoso tambi¨¦n dio a luz otro episodio que se ha conocido estos d¨ªas: la relaci¨®n del escritor Gabriel Matzneff, entonces 50 a?os, con Vanessa Springora, entonces 14, que ha novelado en El consentimiento. Otra entrevista memorable ha resucitado estos d¨ªas en YouTube: Matzneff se jacta de su ¨¦xito y predilecci¨®n por los menores, que no est¨¢n estropeados por ¡°las desilusiones¡± de las mujeres mayores de 25 a?os. ¡°Un menor es m¨¢s amable, a¨²n no est¨¢ endurecido¡±, dice, entre las risotadas de sus contertulios y contertulias. Solo la canadiense Denise Bombardier le reprueba.
¡ªS¨¦ que aqu¨ª la literatura tiene aura, pero nos est¨¢ contando que sodomiza a menores, su libro se me cae de las manos -dice Bombardier.
¡ª No sea agresiva ¡ªle espeta el autor, que es sin embargo quien va elevando el tono hasta ponerse autoritario.¡ª La proh¨ªbo descalificar as¨ª mi libro, porque es un universo, es una escritura, es un tono.
¡ªLa literatura no puede servir de coartada. Hay l¨ªmites ¡ªzanja Bombardier.
Lo curioso es que Matzneff arranca a defender su perfil literario justo cuando ha sido cuestionada su pr¨¢ctica sexual y no mientras era celebrada. El programa Apostrophes le hab¨ªa presentado entre risas como un ¡°profesor de educaci¨®n sexual especializado en estudiantes y menores¡±. Todos los presentes (salvo Bombardier) celebraron esa pederastia antes de defender su literatura y solo defendieron ¨¦sta cuando fue se?alada la primera. ?Les suena? El arte como coartada no es ajeno al nosotros colectivo: el problema no es nunca la literatura, sino la mirada del mundo que oculta, refleja o propaga. Menos mal que los est¨¢ndares han cambiado. ?O no?
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