El arquitecto que cruz¨® el puente a la literatura
??igo Redondo debuta con un turbio y s¨®lido relato sobre la relaci¨®n de una joven y su maestro
En la ¨²ltima l¨ªnea de las cinco p¨¢ginas que ??igo Redondo (Bilbao, 1975) envi¨® a los editores de Literatura Random House para vender su historia, una joven de 16 a?os pide desesperada al director de su colegio que la secuestre. No era ni mucho menos el primer intento de este arquitecto de llamar la atenci¨®n de las editoriales sobre su primera novela, pero en este caso acert¨®. ¡°Al principio enviaba el tocho, desconoc¨ªa el procedimiento, pero fui aprendiendo y con esta sinopsis consegu¨ª que me pidieran el manuscrito¡±, cuenta a EL PA?S en una cafeter¨ªa de Madrid cerca de la Nave de Motores de Pac¨ªfico, un gigante industrial de principios de siglo XX no tan alejado de la Ucrania sovi¨¦tica en la que sit¨²a Todo esto existe.
La novela cuenta la historia de Alex¨¦i e Erina, dos seres en ca¨ªda libre que se enganchan el uno al otro para sobrevivir y caen en una trampa ¡°a veces maravillosa, otras horrible¡±. ?l ve c¨®mo su vida, anodina, alcoholizada y solitaria de maestro de provincias en el universo sovi¨¦tico de los ochenta da un giro radical cuando acude en ayuda de una alumna que vive un infierno en casa. Irina huye y se refugia en el hogar de Alex¨¦i, que se convierte en padre, protector, principio y fin del universo de la joven, y, a ojos de la ley, en su secuestrador. ¡°Necesitaba una ficci¨®n sencilla, que no fuera postiza ni demasiado sofisticada para poner en valor el paisaje, el suceso, la cat¨¢strofe que lo determina todo¡°, cuenta sin desvelar nada m¨¢s de un argumento que se desarrolla como un thriller sin llegar a serlo.
A veces te descubres tomando decisiones espeluznantes porque no tienes alternativa o porque la alternativa es peor
La relaci¨®n de un hombre en la cuarentena con una adolescente a la que mantiene escondida, encerrada por expreso deseo de ella, genera situaciones violentas, inc¨®modas. ¡°Es que visto de cerca nadie es normal. La dependencia, el orgullo, la vanidad est¨¢n en todas las relaciones, pero aqu¨ª tienen tiempo de emerger. Pongo una c¨¢mara dos a?os en una casa y tengo que hacer que no sea aburrido. Ella dice que s¨ª a una cosa que no est¨¢ segura de lo que es, pero no creo que haya atracci¨®n entre ellos¡±, explica.
?Ser¨ªa, entonces, una variante de la novela de formaci¨®n? ¡°Si lo es de alg¨²n modo, lo es para los dos. No es un se?or que adoctrine a una ni?a sino, en todo caso, al rev¨¦s. ?l obtiene una energ¨ªa diferente y se redescubre en los ojos de ella¡±.
No saco partido de la experiencia, no tengo esa sensaci¨®n. Puede que se resuelva con el tiempo
¡°El h¨¦roe an¨®nimo que hay detr¨¢s de cada ventana tambi¨¦n es d¨¦bil y miedoso y le aterroriza la soledad. A veces te descubres tomando decisiones espeluznantes porque no tienes alternativa o porque la alternativa es peor. La heroicidad no est¨¢ re?ida con la mezquindad¡±, defiende cuando se subrayan los claroscuros de Alex¨¦i, verdadero sost¨¦n de esta novela que cuenta tanto como calla. ¡°Cuando Irina dice ¡®lo que hace pap¨¢ est¨¢ feo¡¯ ya no tienes que decir m¨¢s, hay silencios que son m¨¢s expl¨ªcitos que cualquier cosa que se escriba¡±, reflexiona.
La elecci¨®n de Ucrania tiene un sentido final que el lector descubrir¨¢. Y un origen. En 2011, Redondo viaj¨® a Kiev y se encontr¨® con la arquitectura que recordaba haber visto de ni?o en la televisi¨®n, los mismos bloques inmensos, el urbanismo bestial, las avenidas infinitas, la hostilidad del paisaje, el manto de nieve. Despu¨¦s vinieron cuatro a?os de escritura, de tantear los l¨ªmites del relato sin herramientas a las que asirse ¨C¡°con momentos lentos, como una losa¡±, confiesa¨C , el s¨ª de una gran editorial y un nuevo proceso de edici¨®n con ellos para limar excesos ¨Caunque admite que alguno queda¨C y darle sobriedad y contundencia a una historia que transita por aguas turbias sin zozobrar.
Esta carrera de larga distancia que es la literatura ha estado presente en la vida del autor de manera intermitente desde 2004, cuando fue finalista del Certamen de J¨®venes Creadores de Madrid con su poemario Horas. Luego vino un libro de relatos y una obra de teatro, acometidas que no le han ayudado con la novela. ¡°No saco partido de la experiencia, no tengo esa sensaci¨®n. Puede que se resuelva con el tiempo¡±, comenta. Sin embargo, Redondo asegura que no piensa en ser escritor, que es una pretensi¨®n que le parece ¡°un poco infantil¡±, pero cuando compara divertido su discurso como arquitecto con el que ha desplegado en esta entrevista muestra, quiz¨¢s sin querer, que ya forma parte del club.
Ingredientes para un autor incipiente
En las respuestas todav¨ªa harto sinceras de ??igo Redondo se cuelan Juan Mars¨¦ ¡ª "?ltimas tardes con Teresa es tan buena que no hay pausa, no lo necesita"¡ª o Jonathan Franzen y su dec¨¢logo para escritores, ¨²nica menci¨®n a algo parecido a un manual de instrucciones. Tambi¨¦n referencias de?El innombrable, de Samuel Beckett, que le dejaron "pasmado", pero que no acierta a identificar como influencias: "No creo que los textos que m¨¢s te gusten sean los que m¨¢s te influyan". Hay adem¨¢s otras lecturas de juventud, como Rayuela, de vigencia caduca en su imaginario, y tambi¨¦n algunos vectores, as¨ªntotas y otros conceptos t¨¦cnicos de su otra vida aplicados a entender los porqu¨¦s de una historia.
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