¡®OT 2020¡¯: La casa por el tejado
Los 18 concursantes llevan la lecci¨®n aprendida: seguridad apabullante en el escenario, inseguridad entra?able fuera de ¨¦l
El ¨¦xito de Operaci¨®n Triunfo ha funcionado hasta ahora en ciclos de tres: una primera edici¨®n elevada a fen¨®meno sociocultural (2001, 2005, 2017), seguida por un ¨¦xito moderado que presta m¨¢s atenci¨®n a factores extramusicales (las teor¨ªas conspirativas de 2002, Risto Mejide en 2006, la apat¨ªa de los concursantes en 2018) y una tercera en la que ya nadie puede disimular su agotamiento: ni la organizaci¨®n, ni el formato, ni el p¨²blico. Por eso la edici¨®n que arranc¨® anoche sabe que, como tercera de su ciclo, le va a costar menos echar a andar que a sus diez predecesoras (fue la gala 0 m¨¢s solvente a nivel t¨¦cnico, de tono y de ritmo presentando a los concursantes), pero lo tendr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que ninguna para volar alto. De entrada, eso s¨ª, parte con la ventaja de que ver OT siempre es como visitar a la familia: si sale bien te recuerda a la felicidad del pasado y si sale mal al menos puedes comentarlo con los amigos.
La misi¨®n de la gala 0 de OT 2020 era garantizar lo mismo de siempre pero demostrar que ¡°emoci¨®n¡±, ¡°riesgo¡± y ¡°sorpresas¡± no son solo palabras que el presentador y el jurado repet¨ªan sin parar. Si Nina es la madre de OT, Javier Llanos (director de Cadena 100 y jurado intermitente desde la primera edici¨®n) es su t¨ªo el que siempre ve el vaso medio lleno: est¨¢ ah¨ª para perpetuar la falacia de que el programa crea estrellas musicales en el mundo real. OT siempre ha tenido miedo a ser nada m¨¢s (y nada menos) que un reality show, as¨ª que se reviste de valores como la ilusi¨®n, el sacrificio y el compa?erismo pero no se conforma con transmitirlos. Quiere verbalizarlos y presumir de ellos. Por eso el fil¨®sofo Gustavo Bueno defini¨® en su d¨ªa el programa como ¡°la adaptaci¨®n televisiva del sistema de oposiciones¡±.
En esta familia Roberto Leal es el primo que mejor le cae a todo el mundo. Anoche nos dio la bienvenida a su casa fardando de la nueva decoraci¨®n: ¡°Este sof¨¢ es es bueno, ?eh? Que nos hemos gastado los dineros¡±. Nunca est¨¢ de m¨¢s que los ciudadanos conozcan ad¨®nde van a parar sus impuestos. Leal se limit¨® a seguir el gui¨®n porque su rol como la pieza m¨¢s importante de OT requiere que nadie se d¨¦ cuenta de que lo es y porque nunca parece estar recitando un gui¨®n. Solo se permiti¨® un volantazo cuando Jes¨²s, uno de los tres andaluces con pelo rizado que el programa ha nombrado como graciosos oficiales, pidi¨® un tariro-tariro para ense?ar su tatuaje conmemorativo (los 18 concursantes se han tatuado ¡°-ivo¡± en referencia a su grito de guerra: ¡°ivo, ivo, ivo, abrazo colectivo¡±) y el presentador le advirti¨® que nada de desabrocharse el pantal¨®n. Porque cada vez que en OT se mencionan partes nobles (Cristian Castro recomendando no eyacular antes de cantar, Risto Mejide valorando que Lorena era como un consolador ¡°perfecta en la ejecuci¨®n, fr¨ªa en el sentimiento¡±, el novio de Mar¨ªa asegurando que lo que m¨¢s echaba de menos de ella era ¡°su culo¡±) el chistecito popular persigue a sus protagonistas para siempre.
Aunque para broma de mal gusto, los m¨¦todos para informar a los participantes de los castings de que no entrar¨ªan en el concurso: a algunos les hac¨ªan leer un texto en voz alta que les comunica que est¨¢n eliminados, a otros les pon¨ªan un v¨ªdeo de su propia familia d¨¢ndoles la mala noticia y a uno se lo dijo Alex Ubago sonriendo. La elecci¨®n de Ubago como destructor de sue?os se antoja aleatoria (?por qu¨¦ no M¨®nica Naranjo, quien probablemente considere que dar malas noticias rejuvenece?), a menos que se tome como una moraleja de la industria musical espa?ola: Ubago habr¨ªa participado en OT1 para dar una clase magistral, llevar al ¨¦xtasis a los concursantes y cantar con ellos una canci¨®n grupal pero 18 a?os despu¨¦s solo aparece como mensajero del fracaso.
Ninguno de los 18 concursantes tiene edad para recordar el fen¨®meno que fue Ubago (ni para saber qui¨¦n es Natalia Jim¨¦nez probablemente), pero s¨ª para llevar la lecci¨®n aprendida: seguridad apabullante en el escenario, inseguridad entra?able fuera de ¨¦l. La mayor¨ªa son conscientes del relato que aportan al programa. Eli se defini¨® como ¡°no can¨®nica f¨ªsica o musicalmente¡±, Adri repiti¨® que dej¨® su trabajo como marinero para entrar en OT, Nick (quien se defini¨® como ¡°DJ y showman¡±) presumi¨® de su familia de acogida y Javy (el segundo andaluz con pelo rizado) pidi¨® el voto de la audiencia porque puede ¡°aportar mucho cachondeo¡±. El jurado pelotea con cada relato: Portu le propone a Javy descubrir si es m¨¢s fan de Sabina que ¨¦l (combinando as¨ª las dos cosas que m¨¢s les gustan a los hombres heterosexuales: competir y hablar de Sabina) y Natalia Jim¨¦nez aprovecha para hablar de s¨ª misma. A Rafa (el tercer andaluz), ¡°dices que todo lo que sea cachondeo te gusta, Rafa, eres como yo¡± y a Eva ¡°yo tambi¨¦n soy una chica rara¡±. Es que Eva asegur¨® que le llaman rara por sus gustos cinematogr¨¢ficos, mientras posaba delante de fotos de Chaplin y Tibur¨®n.
La Generaci¨®n X asume unos conocimientos culturales tan pobres de los millennials que casi piden un Princesa de Asturias a Anne por cantar Moon River. Que una artista musical, sea de la edad que sea, conozca Moon River no deber¨ªa ser descrito como ¡°valiente¡±, pero en esas estamos. Su actuaci¨®n, rodeada de luces de Navidad porque la familia OT es de las que todav¨ªa no las ha quitado a 12 de enero, demostr¨® que esta nueva edici¨®n aspira a impresionar con sus puestas en escena: hay m¨¢s pantallas que nunca, la iluminaci¨®n parece cinematogr¨¢fica y el reto de los cantantes ser¨¢ destacar entre tantos est¨ªmulos visuales.
Entre los que lo consiguieron estuvieron, adem¨¢s de Anne, Eva (que se puso el traje de su abuelo para cantar Let's Twist Again como si el cuerpo de baile la estuviera siguiendo a ella y no al rev¨¦s), Samantha (que aparc¨® el relato inspirador de su 60% de sordera para cantar con c¨®moda elegancia Que Tinguem Sort, 17 a?os despu¨¦s de que la organizaci¨®n le prohibiese a Beth hablar en catal¨¢n durante sus llamadas familiares), Bruno (que empez¨® con una batukada pero acab¨® haciendo percusi¨®n con su propio vigor sexual), N¨ªa (a la que se notaba orgullosa de cantar un rap sin caer en imitaciones) y Flavio (cuya decisi¨®n de cantar jazz-country es lo m¨¢s punk que se puede hacer en OT: pasar total de buscar p¨²blico para despu¨¦s del concurso). La mayor innovaci¨®n de OT 2020 es elaborar m¨¢s la producci¨®n de las canciones para que no suenen a bases enlatadas de karaoke como tanto critica la gente que no ve el concurso: la versi¨®n electr¨®nica de Wrecking Ball o Por la boca vive el pez de Fito en clave de Adele permitieron que Nick y Ariadna pareciesen estrellas de verdad durante un par de minutos. En realidad los 18 lo hicieron bien, lo cual es estupendo para OT como academia de artistas pero no tanto para OT como programa de televisi¨®n.
La gala 0 fue un arranque prudente, que apost¨® por f¨®rmulas eficaces y prefiri¨® no arriesgar porque Televisi¨®n Espa?ola siempre se sentir¨¢ m¨¢s a gusto siendo trending topic por inercia que por imprevistos. Las sorpresas a veces son buenas y a veces son malas, pero dejar espacio para la espontaneidad es lo que diferenci¨® a las ediciones memorables de OT (2001, 2005, 2017) de las dem¨¢s. El p¨²blico las vivi¨® como parte de su vida porque, como pasa con la vida misma, uno nunca sab¨ªa lo que iba a encontrarse pero no bajo ning¨²n concepto quer¨ªa perd¨¦rselo. ?De qu¨¦ hablar¨ªa si no al d¨ªa siguiente en la oficina? De momento anoche lo m¨¢s comentado en Twitter fue Nina, ?lex Ubago y el abandono de Geno de F¨®rmula abierta. Espa?a parece seguir anclada en 2001. La pregunta, por tanto, no es si OT ser¨¢ capaz de evolucionar, correr riesgos y sorprender. La pregunta es si acaso el p¨²blico quiere que lo haga. Porque nadie considera que su familia sea perfecta, pero despu¨¦s de tantos a?os no la cambiar¨ªa por ninguna otra.
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