Ni el Goya de honor rompi¨® el retiro de Pepa Flores
Las tres hijas de la artista recogieron el premio ante un p¨²blico que aplaud¨ªa en pie
Vio su gala desde lejos. Su rostro estaba proyectado tras el escenario, sus hijas lloraban subidas a? ¨¦l, pero ella no estaba. Hace tiempo que Marisol decidi¨® que lejos de la fama, el mito vive mejor, incluso cuando te otorgan el Goya de Honor. Su hija, la tambi¨¦n actriz Mar¨ªa Esteve, asegur¨® anoche? que Pepa Flores estaba ¡°ante un televisor grande, en un lugar tranquilo¡±. Y, desde all¨ª debi¨® de constatar que el amor que el cine espa?ol le profesa sigue intacto, y es colosal.
En M¨¢laga se escuch¨® La canci¨®n de Marisol, interpretada por Amaia, y Celia Flores cant¨® Estando contigo como tributo a su madre. Y sin m¨²sica ni letra, el eco de su recuerdo reson¨® durante toda la gala. Sus tres hijas (Tamara tambi¨¦n se sum¨®) recogieron el premio. ¡°Nuestra madre tom¨® la firme decisi¨®n de apartarse de los focos para siempre. Querida mam¨¢, desde ese lugar en calma que has conseguido y tanto te ha costado, esta profesi¨®n te entrega este premio. Querida Pepita, disfr¨²talo, es para ti¡±, dijo Mar¨ªa. Todos aplaud¨ªan de pie.
La Academia ayer homenajeaba la fulgurante carrera de la que Marisol huy¨®. Tanto que ya suma m¨¢s tiempo apartada de los focos que bajo ellos. Marisol triunf¨® durante 25 a?os, pero lleva retirada 35. Aunque ah¨ª reside precisamente la fortaleza de su mito: pese a d¨¦cadas de silencio, nadie la ha olvidado. El prof¨¦tico estreno de Caso cerrado, de Juan Ca?o, en 1985 en el festival de San Sebasti¨¢n, fue su ¨²ltima concesi¨®n. Desde entonces, el p¨²blico la perdi¨® de vista, pero no por ello ha dejado de quererla. A saber cu¨¢ntos repasan todav¨ªa de vez en cuando sus canciones en YouTube o Spotify. Al principio de la gala, el director Benito Zambrano, con el Goya al mejor guion adaptado por Intemperie, lanz¨® por el micr¨®fono: ¡°?Viva Pepa Flores!¡±. Muchos cruzaban los dedos pensando que ser¨ªa posible anoche ver su sonrisa brillar de nuevo en directo, sobre el escenario. Tal vez Marisol, la mujer que hac¨ªa feliz a un pa¨ªs entero aparecer¨ªa.
Pero el retiro de Pepa Flores es un asunto tremendamente serio. ¡°No hay nadie, ni nada, ni cheque en el mundo que lo cambie¡±, contaba su pareja, el italiano Massimo Stecchini, a El Pa¨ªs Semanal. Hace demasiado tiempo que le llueven ofertas millonarias: discos, autobiograf¨ªas, cine. La cubrir¨ªan de oro, con tal de que volviera. Pero para Pepa Flores su anonimato vale mucho m¨¢s: no hace falta habitar entre las estrellas, cuando se vive feliz siendo nadie. Reapareci¨® en 2016, en el Teatro Cervantes de M¨¢laga, pero en el fondo se trataba de una reuni¨®n familiar (aunque con cientos de espectadores invitados): bail¨® Tombola sobre las tablas, en un concierto que su hija Celia le dedic¨®. Por lo dem¨¢s, solo se cruza con sus vecinos, cuando pasea por la playa o toma un caf¨¦ por el barrio. Es decir, cuando disfruta esa existencia normal por la que tanto luch¨®. ¡°Quiere preservar el derecho a olvidar¡±, agregaba Stecchini.
Sin embargo, Marisol pertenece a la memoria de todos. Ella naci¨® el 4 de febrero de 1948 en una corrala de la malague?a calle Refino, en M¨¢laga, a tan solo seis kil¨®metros del Palacio de los Deportes donde se celebraban los Goya anoche. Compart¨ªan la corrala 50 familias, y hab¨ªa suficiente jaleo como para pasar inadvertida. Pero esa ni?a no era como los dem¨¢s. El primero en darse cuenta fue el productor Manuel Goyanes, en un festival de coros y danza en Madrid. Aquel prodigio ten¨ªa 10 a?os, el pelo rubio y una voz especial. Goyanes sab¨ªa que hab¨ªa encontrado un diamante: solo hac¨ªa falta pulirlo. As¨ª que se llev¨® la ni?a a Madrid, junto a su madre, y le puso profesores de interpretaci¨®n, canto e incluso equitaci¨®n. En 1960, al fin, Marisol debut¨® en el cine, con Un rayo de luz. Se escrib¨ªa el primer cap¨ªtulo de su leyenda.
Vendr¨ªan muchos m¨¢s. Ha llegado un ¨¢ngel, T¨®mbola y Marisol rumbo a R¨ªo: una pel¨ªcula al a?o, un triunfo tras otro. Pepa Flores contagiaba al p¨²blico espa?ol de posguerra la alegr¨ªa, su personaje era de todos. Estaba en cromos y tebeos, se vend¨ªa una mu?eca con su rostro. Hasta Francisco Franco requer¨ªa su presencia en varios actos p¨²blicos. Marisol, b¨¢sicamente, ayudaba a so?ar.
Ese himno al optimismo dur¨® mientras pudo. Porque, a finales de los sesenta, la ni?a ten¨ªa 20 a?os, se hab¨ªa casado con Carlos Goyanes, el hijo de su productor, y ya no pod¨ªa encarnar lo mismo. As¨ª que abraz¨® un cine m¨¢s arriesgado, con La corrupci¨®n de Chris Miller, donde comparti¨® protagonismo con Jean Seberg, o El poder del deseo, ambas de Juan Antonio Bardem. Donde antes hab¨ªa sonrisas y sol, ahora asomaban sangre y tensiones sexuales. Y, fuera del plat¨®, ella tambi¨¦n dejaba entrever sus ideas pol¨ªticas en un pa¨ªs que se acercaba al fin de 40 a?os de dictadura. Marisol y Espa?a salieron del franquismo de la mano, y avanzaron juntos hacia la modernidad.
En 1975, Pepa Flores particip¨® en la primera huelga de actores de Espa?a. Un a?o despu¨¦s, apareci¨® desnuda en la portada de Intervi¨². Un esc¨¢ndalo may¨²sculo, pero tambi¨¦n una prueba del cambio radical que recorr¨ªa la cultura espa?ola.
En el cine sum¨® alguna aparici¨®n m¨¢s, de Los d¨ªas del pasado, de Mario Camus, a Bodas de sangre, de Carlos Saura. En la segunda, actuaba Antonio Gades, que a la saz¨®n ya era su marido, tras el divorcio con Goyanes. Celebraron su uni¨®n en Cuba, ante la presencia del mism¨ªsimo Fidel Castro, y para entonces, Marisol ya hab¨ªa aclarado sus simpat¨ªas comunistas. Tuvieron tres hijas: Tamara, Celia y Mar¨ªa. Las ¨²ltimas dos recogieron finalmente, hoy, el premio a su madre. Ella prefiri¨® no acudir. Antes que un nuevo galard¨®n, escogi¨® su casa. No lo cambia por nada en el mundo. Ni por un Goya de Honor.
Babelia
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