Rosal¨ªa y el fin del ¡°sonido de pollo¡±
La cantante, que se pone bullanguera en su actuaci¨®n de los Grammy, llena de palmas el escenario del Staples Center de Los ?ngeles
![Rosal¨ªa da palmas durante su actuaci¨®n en la gala de los Grammy en Los ?ngeles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/S5QH7UCIIPTJ7QABN4GZP3BHXA.jpg?auth=a0fcd68a851441e98b7bfa4b3dc3a1f7ba938399a40c8c1c2d6306adfda143e3&width=414)
Camar¨®n de la Isla lo llam¨® ¡°el sonido de pollo¡± y ayer Rosal¨ªa, tres d¨¦cadas despu¨¦s y ante el escaparate m¨¢s importante y medi¨¢tico de la industria musical mundial, hizo que aquella queja del m¨¢s rompedor de los artistas flamencos pueda recordarse ya como algo del pasado. Del pasado lejano, pero no por ello determinante para comprobar c¨®mo ha cambiado el cuento. Nuestro cuento de la m¨²sica espa?ola.
En 1990, Camar¨®n lideraba a un grupo de m¨²sicos espa?oles para darse a conocer en Nueva York. Entre ellos se encontraban El ¨²ltimo de la fila y Ketama. Bajo el amparo de la Sociedad General de Autores (SGAE) y el Ministerio de Cultura, participaron en lo que se conoci¨® como la noche espa?ola dentro de una de esas ferias profesionales en las que, normalmente, hay m¨¢s periodistas invitados para dar a conocer a los artistas que p¨²blico. All¨ª, mientras proliferaban titulares de ¡°a la conquista de las Am¨¦ricas¡± o ¡°a comerse la Gran Manzana¡±, todos tuvieron que luchar contra el desinter¨¦s de buena parte de los asistentes.
Imaginen: el cantaor de San Fernando rompi¨¦ndose la camisa y los otros a canap¨¦s y copas en una discoteca neoyorquina. Camar¨®n se molest¨®. Un enfado que echaba m¨¢s le?a al fuego de su malestar generalizado por las condiciones en las que sol¨ªa actuar. Apenas un a?o despu¨¦s, todo ir¨ªa mejor en el festival de jazz de Montreux, pero no quitar¨ªa para que antes dejase una frase definitiva: ¡°Estoy harto de cantar por ah¨ª con sonido de pollo¡±.
Sonido de pollo y flamencos vistos con mucho aire de far¨¢ndula, de simple an¨¦cdota con la que decorar el paisaje. Sin embargo, no solo era el mal de Camar¨®n. Desde todos los frentes, la m¨²sica espa?ola ha buscado transformar esa imagen en otra m¨¢s profesional y a la altura del gran n¨²mero de muy buenos artistas que la han ido alimentando. Por el camino del flamenco se han visto grandes embajadores, m¨¢s all¨¢ de Camar¨®n, como Enrique Morente, Tomatito, Vicente Amigo, Diego El Cigala y, sobre todo, Paco de Luc¨ªa. Fuera del cante, los impulsos han sido variados desde el pop y otros territorios: Joan Manuel Serrat, Joaqu¨ªn Sabina, Mecano, H¨¦roes del Silencio, Alejandro Sanz, Bunbury, Vetusta Morla¡ Y Rosal¨ªa representa a todos, en tanto en cuanto, como una creadora de talento e hija de su tiempo, se mueve sin prejuicios entre estilos y legados.
Anoche, la cantante catalana culmin¨® la transformaci¨®n en el escenario m¨¢s dif¨ªcil de alcanzar. Tambi¨¦n, seguramente, en uno de los m¨¢s so?ados. Como esos adjetivos que agota, su actuaci¨®n hist¨®rica en la gala de los Grammy vino precedida de m¨¢s. De m¨¢s historia inmediata. Para cuando salt¨® a cantar y bailar ya se hab¨ªa convertido en ganadora de un Grammy internacional. Se lo hab¨ªan dado dos horas antes. Si el a?o pasado se llev¨® los Grammy Latinos al mejor disco del a?o por El mal querer y la mejor canci¨®n urbana por Con altura, anoche se llev¨® el Grammy al mejor ¨¢lbum de rock, urbano o alternativo de m¨²sica latina por El mal querer.
Vigorosa y magn¨¦tica, su actuaci¨®n qued¨® de las ¨²ltimas de la ceremonia y llen¨® el Staples Center de Los ?ngeles de palmas. Se arranc¨® por tangos con Juro que, su m¨¢s reciente composici¨®n, estrenada hace apenas cuatro d¨ªas. Ya entonces con este estreno mand¨® un mensaje claro: se estaba volviendo a poner flamenca para el mundo ante la llegada de su gran momento televisado. Vestida de blanco con flecos y estilizada con sus caracter¨ªsticas u?as postizas, dio palmas y zapate¨® con sus enormes plataformas. Palmas y m¨¢s palmas en este flamenco tuneado que, tras sus experimentos pasados con el reguet¨®n y el pop electr¨®nico, la devuelven al universo de El mal querer. Palmas que no paraban de sacar los realizadores de la gala en las pantallas. Algunas de Rosal¨ªa, pero tambi¨¦n m¨¢s de la banda de acompa?amiento. Un palmeo al que sum¨® el p¨²blico, que rompi¨® en m¨¢s j¨²bilo cuando empalm¨® con Malamente y dej¨® de estar sola para aparecer rodeada de bailarines, todos masculinos y vestidos de rojo, coreografiando su recreo por el escenario. Todo medido a la perfecci¨®n y con el sentido del espect¨¢culo para la ocasi¨®n.
La Rosal¨ªa, estrella global, se puso bullanguera en la gran fiesta del pop planetario. Aquel sonido de pollo del que se quejaba Camar¨®n qued¨® anoche m¨¢s enterrado que nunca en el siglo pasado.
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